Narra Charles:
Estábamos en la parte de atrás de la cabaña con NuNew, recolectando algunos vegetales para cocinar un pequeño guiso para el almuerzo de todos al siguiente día. Me sentí tan mal por no haber llevado lo que Gulf quería, por eso mandé a Off a comprar la crema de maní, ya no le daré mermelada de fresa para que no vomite.
De repente, aparece Gun queriendo sacarle una conversación a mi hermano, lo cual me pareció muy extraño, ya que él no se lleva con nadie aparte de Off, Anson y el mismo Gulf. Supe que algo estaba mal en ese momento, así que me interpuse y contesté las preguntas de Gun, hasta que vi a NuNew mover sus orejas.
- Es Anson, ¿verdad? - Pregunté con dolor.
- Eso es poco, él y Gulf están siendo amenazados por vampiros. - Corrí al interior de la casa y grité.
- ¡MEW! ¡ANSON SE LLEVÓ A GULF Y ESTÁN EN PELIGRO AHORA! - Él estaba arreglando la habitación para Gulf y literalmente se lanzó a la parte de abajo.
- ¡Empieza a suplicar para que lo maten antes de que yo llegue!... ¡VAMONOS! ¡Y RECUERDEN, NADIE DEBE LASTIMAR A MI PAREJA!
Siendo realista, me dolió mucho que Anson escapara y prácticamente me abandonó; aparte de eso, me enteré que mi padre se sacrificó por salvar la vida de mi hermano. En verdad me sentía como una bomba de tiempo, en cualquier momento iba a explotar y cuando Anson quiso que habláramos sobre lo sucedido, me desahogué.
- ¡Charles, espera!
- Entonces vete, pero esta vez, no se te ocurra volver...
Estaba a punto de llorar, mi destinado huyó de mí, casi lo matan unos vampiros, después casi lo mata mi hermano; además, casi pierdo a NuNew. En momentos como este, desearía ser un lobo, es más fácil para mi hermano ser frío porque su lado canino lo lleva a ser así; pero, que Anson casi lograra irse, hizo que no pudiera ocultar mi dolor.
- No es eso, escúchame... Yo, solo quería llevar a Gulf a un lugar seguro; no sabía que el alfa ya lo había reclamado.
- ¡Eso ya no me importa! Yo, no quiero hablar contigo. Ni siquiera te interesa lo que me duele que me dejaras, y peor aún, pudiste haber muerto.
- Por favor, Charles. - Fui hacia la puerta, él me siguió y me abrazó por la espalda.
- ¡Te juro que sí pensé en ti! ¡Tal vez no me creas, pero sí iba a volver por ti! - Siento como mi hombro se moja. - ¡Yo te amo, Charles! Por favor, confía en mí.
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No sirvo para ser una persona fría o que sabe ocultar muy bien sus sentimientos; por lo tanto, me doy vuelta y agarré el rostro de Anson para unir nuestros labios. No sabía un 100% vampiro fuera capaz de llorar, pero en este instante, todo lo que me importa es sentirlo mío; porque si reclamo a Anson, no podrá dejarme.
Quité su chaqueta, su camisa y sin dejar de besarlo, lo llevé de nuevo a la cama; él aún lástima mi boca con sus colmillos; sin embargo, nada importa justo ahora. Anson también está quitando mi ropa y me sorprendió bastante que él siendo más fuerte que yo, por primera vez no se resistiera a que yo lo tome.
- ¡Oh, Charles! - Gimió cuando metí mi mano en sus pantalones.
- Después de reclamarte, ya no podrás irte.
Esas palabras no las dije con arrogancia, más bien fue con suplica; sé que después de reclamar a Anson, si nos separamos, la tristeza llenará la vida de ambos. Quedamos solo en ropa interior, seguimos consumiéndonos a besos y es cuando Anson toma el control, girando nuestros cuerpos para poder quedar sobre mí.
Fue por eso que hice memoria de las cosas que nos decía mi padre a Mew y a mí, el color de los ojos de Anson había cambiado, por lo tanto se trataba del calor del sometido. El problema es que por ser vampiro, es más fuerte que yo, aunque no puedo quejarme de tenerlo a horcajadas porque puedo disfrutar de su vaivén.
De lo que sí me quejo, es del momento en que agarró mis hombros para que me sentara, él solo quería besarme, pero, por la fuerza que usó, dolió mucho. Traté de aflojar su agarre, pero mi fuerza no se iguala a la suya, así que metí mi mano en su ropa interior, luego presioné y con eso logré que se abrazara a mis hombros.
Escuchaba sus jadeos cerca de mi oído, sentía su aliento chocar contra mi cuello y hombro izquierdo; aunque su abrazo es fuerte, duele menos que la presión de sus manos. Además, creo que me gusta mucho que me agarre de esa forma, apesar de sus dedos marcándose en mi piel, logró que se me endureciera más rápido.
Narra Anson:
No sé lo que estoy haciendo, jamás me había comportado de esta forma, lo peor es que trato de recuperar mi autocontrol y no puedo, es como si otro me dominara. Sin embargo, a Charles parece gustarle mucho esta actitud, es como una motivación para él y puedo sentirlo debajo de mí, así que mejor no me quejo.
- Anson, duele... - Dice jadeando y me gustó.
- No te quejes, porque ya noté que te gusta. - Susurré en su oído.
- Bueno...
Puse mis dedos en su boca para callarlo, ya que en este momento que me invadió la excitación por completo, siento que algo se moja y hasta donde sé, eso no es común. Entonces, metí mi mano en la parte trasera de mi bóxer, solo para darme cuenta de que sí estoy mojado; me sorprendió, pero Charles solo sonrió con malicia.
- ¿Qué es esto? - Pregunté sorprendido.
- Déjame mostrarte para qué sirve... - Dice en tono sensual, luego me acuesta debajo de él. - Primero ayúdame...
Quitó su ropa interior y la mía, agarró mi mano, la llevó hasta su pene erecto, que al momento de contacto, empezó a pulsar y se endureció cada vez más. Fue asombroso que se hiciera más grande y después más grueso, la expresión de Charles era como de tortura, como si quisiera mucho más de lo que ya estamos haciendo.
Luego de tanto, era cada vez más placentero, incluso la humedad crecía; me besa, me toca, invade mi cuerpo con sus caricias y finalmente, pone mi pene en su boca. Me engulló con sus labios y lengua, lamía, besaba y chupaba como si del mejor caramelo se tratase, lo agarré del cabello con fuerza para traerlo a mis labios.
- ¡Ay! ¡AUCH! ¡Duele! ¡ANSON!
- Solo quiero un buen beso... - Mordí mi labio inferior.
- Debes medir tu fuerza Anson, me dolió la cabeza. - Dijo con jadeos.
- Jamás fui duro con ningún humano, pregúntale a Gun si no me crees... Es que tú... ¿Qué hiciste conmigo, Charles?
- Aún nada... Pero, no me lastimes mientras lo hago.
Apunta su erección en mi entrada, pero aún no se introdujo, solo se rozaba allí una y otra vez, lo que generaba más lubricación, a un punto doloroso. Se inclina a mí, besa mis labios, mejillas, me masturba un poco, después baja a mi cuello y por primera vez en mi vida, siento una mordida en mi piel.
Rodeo su cuello con mis brazos, lo atraje para juntar nuestros cuerpos y es cuando por fin me penetra, ¡maldita sea, eso sí dolió mucho más de lo que imaginé! Sin embargo, la lubricación hizo que en poco tiempo, se sintiera satisfactorio; nos besamos con una pasión única mientras él empezó a moverse en mi interior.
- ¡Aaaaa... Así Charles!
- ¡Está tan bien, Anson!
No puedo contener mis gemidos, no me importa que alguien se entere de lo que estamos haciendo, más bien, que hablen de cómo lo disfruté con Charles. Me penetró como si el mundo fuera a terminar si no lo hacía, rasguñé su espalda en el proceso y chupé con delicadeza cada gota de sangre que quedó en mis dedos.
Metí mi mano entre nosotros porque mi pene dolía mucho, necesitaba liberar la tensión en esa zona mientras Charles seguía impulsándose dentro de mí. Mis piernas estaban ligeramente elevadas por el placer del que estaba gozando, para ser un humano, mi destinado es bastante fuerte; amo escuchar el rechinar de la cama.
- ¡Más duro, Charles! - Supliqué con dificultad.
- ¡Anson!
Charles no estaba usando protección, así que antes de terminar, mordió mi hombro con fuerza y quería salir; por lo que decidí bloquearlo con mis piernas para evitarlo y mi ventaja es que soy más fuerte. Por más que trató de contenerse, no lo logró, acabó llenando todo en mí con su semen; mientras yo eyaculé entre nuestros cuerpos sudados.
Al final, cayó a mi lado, con ambos recuperando el aliento, me llevó hasta sus brazos y solo pude pensar en que jamás me había sentido tan pleno en toda mi vida. Empieza a jugar con mi cabello, deposita algunos besos en mi frente y presiona más mi cuerpo con el suyo sin lastimarme; lo que me hace sentir feliz.
- Me duele el hombro. - Y no estaba jugando, de verdad me dolió su mordida.
- Bueno... A mí me duelen los labios, la espalda, mis caderas, mi cabeza...
- ¡YA ENTENDÍ! - Él se rió de la situación. - Ni te rías porque tengo más resistencia que tú.
- ¿Me subestimas por ser humano? ¡Yo también puedo resistir mucho, Anson!
- ¿Ah sí? ¿Y qué esperas para demostrarlo?
Mordió su labio inferior y sonrió con malicia antes de la segunda ronda; además, hubo unas cuantas más; hasta que lo vi almorzar la comida que trajo Plan. Después de eso, hubo una última vez, antes de que al fin nos durmiéramos, pasado de mediodía; me acurruqué en su pecho y él me envolvió en sus brazos.
Mi destinado me reclamó y ahora, ya no puedo ni pensar en huir de su lado; estaremos juntos sin importar nada...