Capítulo 23

1.8K 195 28
                                    


Narra Anson:

Nos dirigimos en dos autos hacia diferentes lugares, Charles y yo íbamos hacia un pequeño lago en el bosque, con un spa de lujo y muchas otras cosas que ni siquiera pienso usar. Mi esposo estaba alejándome de su cuerpo en repetidas ocasiones, porque yo ya iba con mis espectativas muy altas sobre lo que pasaría en aquel lugar.

- ¡Por favor, Anson! Tendremos un accidente, ya casi llegamos, solo espera un poco.

- ¡No quiero!

Después de tantos besos en su cuello, hombro y algunas mordidas de oreja, Charles detuvo el auto de forma casi violenta, sacó unas sogas que traía en el asiento trasero y me ató a mi asiento. Me reí un poco porque no lo creí capaz de atarme de esta manera, aunque ahora que lo pienso, ¿por qué Charles tiene sogas en el auto?

Llegamos en tiempo récord, porque Charles aceleró el auto como loco y para cuándo entramos en la habitación ya íbamos besándonos y tocándonos como dos amantes desesperados. Nos comimos los labios como si no hubiera mañana, pero detuve toda mi excitación, porque mi sed, está empezando a hacerme sentir demasiado débil.

- Charles, tengo sed. - Casi me caigo.

- ¿Por qué no quisiste beber en la ceremonia?

- Porque quiero de tu sangre... - Chales me mira con sus ojos abiertos de par en par. - ¿Puedo morderte?

Extendió su brazo derecho hacia mí, pero antes de que pudiera morderlo, le expliqué las consecuencias de lo que estoy a punto de hacer, para que él sea consciente de que posiblemente no podremos hacer nada esta noche. En cuanto me aseguré de era consciente, vi que aún me ofrecía su muñeca, así que la acepté y mordí para succionar el litro de sangre que necesitaba.

La sangre de Charles, es lo más dulce y adictivo que he probado en mi vida, su sabor espeso y metálico deslizándose lento por mi lengua, atravesando mi garganta para finalizar en mi estómago. Fue tan asombroso, pero al momento de soltar su muñeca, Charles se desmayó a mi lado, así que tuve que curar esa herida de inmediato.

- No debí beber se tu sangre, arriesgué tu vida. - Estaba tan preocupado, que lo cargué hasta la cama.

- ¿Tan débil crees que soy? - Se levanta sonriendo de pronto.

- ¡Eres cruel...! ¡Estaba muy asustado...!

- ¡Ay, duele! ¡Anson, eres más fuerte! ¡Ya basta, no me golpees! - Me agarra de las muñecas y me pone contra la cama.

- Estoy enojado contigo... - Dije con un inmenso puchero.

- Bien, entonces debemos volver a casa. No haya nada para celebrar. - Se levanta de la cama y finge agarrar las maletas.

- ¡NO!... Si sales por esa puerta, juro que me divorcio y desapareceré con nuestro hijo. - Sonríe irónico.

- ¿Acaso quieres que me tire por la ventana? - La sola idea de imaginar a Charles cayendo por la ventana, me causó mucha gracia. - ¿Te estás riendo? ¿Quieres que te castigue? - Amenazó.

- Tienes que subirte a la cama, si en verdad quieres castigarme. - Mencioné con tono sexy.

- Sufrirás las consecuencias de lo que acabas de decir...

Charles caminó hacia la cama, luego gateó sobre mi cuerpo mientras empezaba a temblar por la excitación que regresó en cuestión de segundos, cuando lo vi actuar tan sensual. Y pues, pasamos una semana sensacional al lado de mi esposo en aquel hotel, aunque no vi más allá de la cama, la ducha y la puerta para recibir su comida.

Sangre Peligrosa "MewGulf y CharlesAnson"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora