Capítulo 8

1.7K 222 15
                                    



Narra Mew:


No puedo ni explicar lo que sentí mientras hacía mío a Gulf, no sabía que yo fuera capaz de darle a alguien la mitad del amor que siento por mis hermanos. Sin embargo, aquí está él, un vampiro mestizo a quién parece que no podré negarle nada jamás; le daría todo a cambio de que no vuelva a tratar de escapar de mí.

- ¿Estás bien? ¿Ya no te arde?

- Solo un poco, ya se quitará.

- ¿Qué pasa Gulf?

Tuve que hacer esa pregunta cuando sentí el calor que emanaba del cuerpo de Gulf, aunque por más que insistí, solo me dijo que estaba bien y que no me preocupara. Le pedí que durmiera un poco, ayer no pudo descansar por estar jugando con NuNew y hoy fui yo quien no lo dejó escapar, así que debe sentirse agotado.

Se durmió en cuestión de segundos y yo me quedé vigilando en caso de que alguien sea tan idiota como para atacarnos, hasta que sentí su frío. Entonces, me paré en la entrada de la cueva, me concentré en NuNew y con el secreto mejor guardado de los lobos, le pedí que nos llevara ropa y unas mantas.

- Yo también te amo Gulf. - Susurré en su oído.

- ¡YA LLEGUÉ! - NuNew entra casi una hora después en la cueva. - ¡ESTÁN DESNUDOS!

- ¡Qué observador eres NuNew! - Dije cuando se dio vuelta para no vernos.

- Perdón. - Dice con su voz apagada.

La verdad es que no puedo enojarme con mi hermanito menor, él es eso que debo cuidar y proteger hasta que aparezca la persona que será su destinada. Además, también me gustaría controlar eso, no quiero que nadie se atreva a lastimarlo y si alguien lo hace, le arrancaré la cabeza sin el menor resentimiento.

- Me voy... Oye, tardé casi una hora en venir, no salgan hasta que ya sea de noche... Le diré a todos que estás bien.

- Gracias, ve a casa.

Mi hermano regresó a la cabaña con la manada, en ese instante, sentí calor en mi cuerpo, me doy vuelta porque sé que se trata de Gulf, y doy un gran salto cuando lo veo parado detrás de mí. Se abalanzó sobre mí como una fiera hambrienta y empezó a besarme, ahora entiendo que le dio el calor del destinado.

Es algo así como el celo en un omega, es desesperante y lo único que se desea es aparearse con la pareja, hasta que este logre concebir. Quiere decir que cuando lo hicimos en el árbol, Gulf no quedó embarazado y que la única forma en que dejará este calor, será hasta que concibamos un cachorro, o para ser específico, al siguiente alfa.

- ¡Hace calor, Mew! ¡Ayúdame!

- Sí, ya lo sentí... Y solo yo puedo enfriarte.

Es una suerte que aún no tengamos la ropa puesta, porque mis manos se deslizaron por sus muslos, hasta terminar apretando sus nalgas y después lo puse contra la pared de esa cueva. Pero él me empujó con la misma fuerza que la noche en que bebió de mi sangre y acabamos de nuevo en el piso y con él a horcajadas sobre mí.

Gulf agarra mi pene, lo apunta en su entrada y pronto siento como baja poco a poco hasta que estoy por completo dentro de él, eso fue excitante. Empieza a subir y bajar, pero lejos de hacerlo lento, se mueve a una velocidad bastante rápida, me besa mientras se penetra a sí mismo con mi miembro erecto.

- Aahh, Gulf...

- Aahh... Owww... Mmm.

Entre nuestros besos, Gulf se detiene, creí que se quitaría, sin embargo, empieza a moverse en círculos y me veo obligado a pensar en otra cosa para no terminar antes. Preferí empujarlo y para que no lastimara su espalda, puse las mantas debajo de él, después lo penetré de una vez, arrancándole un gemido tan fuerte como desesperado.

Sangre Peligrosa "MewGulf y CharlesAnson"Onde as histórias ganham vida. Descobre agora