¿Que como fue tu embarazo?
Bueno, a continuación te contaré cuatro situaciones que ocurrieron durante tu embarazo...
Situación N°¹: El embarazo.
Para empezar, cuando le dijiste a Souya estabas tan nerviosa de como podría reaccionar. Aquel embarazo no fue planeado, pues sucedió que un día se les fueron copas de más y el alcohol hizo lo suyo y pasó lo que tenía que pasar..
Así que, con una mayor razón, te encontrabas con los nervios a mil.
Decidiste decirle el mismo día que confirmaste que estabas embarazada, cuando ya tenías unas cuatro semanas. Desde hace un par de días habías sentido repentinas náuseas, fatiga o incluso un leve dolor en la espalda baja, pero no le tomaste mucha atención a eso; y no fue hasta que Emma y Hina te incitaron a hacerte la prueba que confirmaste tus dudas.
Escuchas la puerta abrirse seguido de un "Estoy de vuelta" por parte de tu actual esposo. Te levantas del sofá y te apresuras a ir a la puerta principal para recibirlo, como sueles hacer siempre que te encuentras en casa –algunas veces duermes en tu oficina, en las empresas–.
—Cariño, bienvenido. —lo recibes, dejando un beso en su mejilla.
Souya te devuelve el beso, recargando su frente en tu hombro mientras deja salir un extenso suspiro. Acaricias su espalda con suavidad, teniendo en claro que el iniciar con un negocio no es un trabajo fácil, ya que de una u otra manera, cansa.
—Hice la cena, deberías comer antes de ir a dormir.
—Mhm.. Está bien. —asiente a tus palabras, pero aún así se queda en su lugar, contra ti, queriendo sentirte un poco más cerca de él.
Él sabe que no ha estado contigo en varias semanas debido a la preparación de la apertura del restaurante, y aunque también tiene presente que eso no te molesta en lo absoluto ya que entiendes su situación, no puede evitar sentir que te ha dejado de lado de una forma drástica.
Un par de segundos así y finalmente decides separarte y guiarlo hasta el salón, haciendo que tome asiento en una de las sillas del comedor. Caminas hacia la cocina, dispuesta a servir su cena, pero no pudiendo evitar sentir más nervios por su reacción.
¿Le alegrará?
Nunca hablaron de la idea de tener hijos, el tema simplemente no se había dado entre ustedes y no era como que fuera algo que les importara. Es decir, tú estás ocupada con los asuntos de las empresas y él con la preparación del restaurante; no tenían tiempo para pensar en una bendición, o al menos no en esos momentos.
Dejas el plato suavemente en la mesa, frente a él, y tomas asiento en una silla que también está a su frente. Ambos en silencio, observando el programa al azar que están transmitiendo en la televisión.
Sueltas un suspiro, removiéndote un poco en tu lugar. Tus manos rígidas apoyadas en la mesa mientras juegas ansiosamente con la asortija de matrimonio en tu dedo anular. Souya te observa de soslayo, notando aquellos sutiles movimientos; su ceño se frunce un poco más, preocupado por lo que a ti te preocupe, aún si no sabe de qué se trata.
—¿Sucede algo, preciosa? —cuestiona, usando aquel empalagoso apodo que en algún tiempo le costó decir.
Subes la mirada para verlo, un poco angustiada. Apretas tus labios, moviéndote un poco más ansiosamente contra la silla.
—Souya... —lo nombras en un murmullo. Él te presta total atención. Sueltas un hondo suspiro, preparada para decirlo lo más sutil posible— Estoy embarazada.
sin embargoo, debido a tus crecientes nervios, aquellas palabras salen de tus labios antes de que puedas procesarlo, sorprendiéndote tanto a ti como a él. Sus ojos se abren con claro asombro, casi ahogándose con el agua que anteriormente había llevado a su boca para calmar un poco su sed. Te observa en silencio, con los ojos bien abiertos, como si aún procesara lo que acababa de salir de tu boca.
—¿Embarazada..? —murmura aquella palabra, lentamente. Asientes de la misma manera con la cabeza, afirmándole— Quieres decir... ¿Que seré papá?
—Sí..
Todo queda en silencio por varios minutos, tú no atreviendote a verlo, con miedo de su reacción. No mucho después sientes como se levanta de la silla y se acerca a ti a pasos lentos y un poco dudosos; una vez lo suficientemente cerca, logras escuchar un pequeño sollozo. Levantas la cabeza lo más rápido posible y es imposible para ti no confundirte y preocuparte al verlo llorando sin control alguno.
—¿Souya-...? —antes de que puedas terminar, él ya te está abrazando con fuerza entre sus brazos.
Murmurando "Gracias" una y otra vez contra tu cuello desnudo. Parpadeas un par de veces antes de mirarlo de soslayo y sonreír, sintiendo tus lágrimas también salir a flote por su reacción.
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Situación N°²: Náuseas en la apertura del restaurante.
Ahí está Souya, apoyado contra la puerta del baño de su recientemente abierto restaurante. Está preocupado y a pesar de su expresión, es claro que lo está.
Para la apertura del restaurante de los Kawata, decidieron invitar a la ToMan y hacer un festín de comida. Los presentes en el lugar insistían en que comieras ya que ahora no sólo comías por ti, sino también por dos personitas más; así que comiste hasta que te sentiste como un globo hinchado, asegurando que no te cabía nada más en el estómago.
Para pasar un poco aquella llenura, Hina, Emma y tú decidieron darle un recorrido al restaurante, para conocerlo un poco más. No obstante, en medio de aquel recorrido una sensación familiar se hizo presente en tu estómago, llevándote lo más rápido posible a uno de los baños del restaurante. La ToMan, que seguían presentes en ese lugar, las observaron a las tres correr como si de vida o muerte se tratara hacia los baños, cosa que los confundió y alteró un poco, siendo los Kawata quienes decidieron acercarse rápidamente.
Souya no pudo ni preguntar por tu estado ya que una vez estuviste dentro de uno de los cubículos, cerraste la puerta en su rostro, dejándolo con la palabra en la boca. No mucho después, el sonido de arcadas ahogadas se hicieron presentes en el cuarto.
Pero eso no es lo que lo tiene preocupado, lo que lo angustia es que ya llevas alrededor de 3 minutos ahí metida.
—¿Ella está bien? —pregunta Nahoya, y a pesar de su sonrisa, se puede notar un poco de preocupación por su ceño ligeramente fruncido.
—Seguramente... Las bebés le están haciendo pasar un mal rato, es todo.. —dice tu esposo en un murmullo.
Ambas mujeres presentes sudan frío al escucharte dar otra arcada, diciendo que lo más probable es que no querrán quedar embarazadas a lo que ambos hombres quedan inexpresivos; sin embargo, no es como que puedan refutarles algo.
Finalmente, luego de varios segundos más, el sonido del agua corriendo por el baño se hace presente seguido de la puerta siendo abierta, revelándote.
—¿Cómo te sientes? —pregunta Souya, tomando un pequeño pañuelo para limpiar tu rostro de las lágrimas que se crearon por el esfuerzo al vomitar.
—¡Estoy bien! —aseguras, sonriente— Pero tengo hambre, ¿Puedo comer ramen?
Nahoya, Hina y Emma se observan de soslayo, cuestionándose cómo es que hace un momento estabas vomitando casi hasta un órgano, y ahora dices que tienes hambre. Los observas a los tres, haciendo una expresión de perrito regañado para no ganarte una negación de su parte, y ante eso, los tres alzan sus manos, dando a entender que no dirán nada al respecto.
—¿Si puedo comer más ramen, cariño? —cuestionas nuevamente, mirando a Souya con una sonrisa.
—Sí preciosa, puedes comer tanto como quieras... —afirma, llevando sus manos a tu panza. Mueve las misma en círculos, acariciando con suavidad y lentitud.
Deja un pequeño besito en tu panza antes de subir a tus labios y también dejar un beso ahí, para después tomar tu mano y llevarte de vuelta al restaurante, ésta vez se aseguraría de que comas con un poco más de moderación.
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Situación N°³: Cambios de humor en una reunión de amigos.
Es casi ley que la mayoría de las mujeres embarazadas tienen repentinos cambios de actitud. Pero lo tuyo... Lo tuyo es algo extremo.
Lloras, te alegras o te enojas por cualquier cosa. Por muy mínimo que sea. Las emociones más comunes se vuelven realmente fuertes a la hora de que puedas expresarlas y es exhausto tanto para ti como para Souya.
Él se asegura de que no veas películas tristes o alguna serie de igual género. Nada de ver ropa para bebés, caricaturas o cualquier cosa relacionada con bebés o niños. Simplemente quiere que estés bien, de buen humor, ya que si para él es cansado, no puede ni imaginarse lo que debe ser para ti el ni siquiera poder controlar tus emociones.
Uno de esos días, la ToMan decidió hacer una pequeña reunión para pasar tiempo de calidad como amigos y recordar los buenos tiempos. Souya decidió llevarte con él, no dejaría a su esposa embarazada sola en su casa sin saber que puede llegar a pasar; además, te llevas de maravilla con ellos así que no habrá problemas.
Sólo debía asegurarse de que no experimentes emociones fuertes...
Así que ahí está, viendo como ríes a carcajadas por lo que dicen Mikey y Baji. No puede evitar sentirse un poco celoso, pero le alegra que al menos ahora te sientas de un mejor humor y puedas conversar con todos con claridad.
Souya se levanta de su lugar, decidido a ir a por refrescos y botanas para todos, no obstante ni siquiera puede llegar a la cocina cuando escucha un sollozo tuyo. Rápidamente gira su cabeza en tu dirección, sólo para observar a un Mikey mirándote confundido y alarmado, casi entrando en pánico por no saber qué hacer junto a Baji. También están Pah y Peh quienes a pesar de estar confundidos, te dan pequeñas palmaditas en la espalda con el fin de calmarte un poco. Por otro lado, Mitsuya sostiene una de tus manos y la acaricia, diciendo una que otra oración para tranquilizarte; mientras Draken sostiene tu otra mano, mirándote confuso, no sabiendo que más hacer. Y finalmente Takemichi junto a Chifuyu quienes te echan aire en la cara, Takemichi con la tapa de un Tupper que se encontró por ahí y Chifuyu con una revista que estaba leyendo, los dos claramente preocupados.
Tu llanto se intensifica un poco y no mucho después se vuelve risa, confundiendo y alarmando aún más a los presentes que ya no sabían que decir o que hacer para calmarte. Todos entrando en un mini-pánico por ello.
Souya suelta un pequeño suspiro, acercándose a ti con rapidez y una vez cerca tú misma escondes tu rostro en su pecho, intentando mitigar tus lágrimas y carcajadas sin sentido.
—Lo siento, no sé...- No sé Porque estoy llorando.. —comentas, entre sollozos. Nuevamente, tu llanto vuelve a ser risa y eso te hace hundir tu cara aún más contra Souya— Es-.. ¡Estoy tan confundida!
—Está bien, está bien... —murmura Souya, acariciando suavemente tu cabeza con su mano— Déjalo salir todo..
La ToMan te observa. Todos tiesos en sus lugares. Atentos de ti y tus repentinos y drásticos cambios de humor.
—¿Esto ocurre muy seguido? —pregunta Takemichi, mirando al peli-azul en busca de respuesta.
—Sí.. Últimamente sí..
—Las mujeres embarazadas son tan complicadas... —menciona Baji con imprudencia –como habitualmente–, ganándose al instante una mala mirada por parte de todos.
Tu llanto, previamente calmado, vuelve con mayor intensidad, haciendo que Mikey se estire un poco para darle un golpe en la nuca a su amigo imprudente.
—Imbécil, ¡Disculpate!.
Baji, ya avergonzado por sus previas palabras, se inclina ante ti, murmurando un "Lo siento" una y otra vez.
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Situación N°⁴: El parto.
Dicen que el parto es una de las experiencias más dolorosas que una mujer puede sufrir. Pues bien, ahora puedes confirmarlo.
Aunque, no es tanto el parto lo que duele, son las malditas contracciones que duelen como el infierno.
Sin embargo, sientes que todo ese dolor valió la pena una vez tienes a tus pequeñas en tu pecho, recibiendo de tu calor corporal.
—Hola, pequeñas. —farfullas débilmente— Bienvenidas al mundo...
Sientes pequeños y dudosos pasos a tu costado así que giras la cabeza para saber de quien se trata. La figura de tu esposo es la que se hace presente en el lugar, acercándose a ti con duda y quizá con algo de temor.
—Vamos, acércate. —le sonríes, cerrando tus ojos.
Souya da un par de pasos más hasta quedar a tu costado, mirándolas a las tres en la camilla. Su mirada te recorre antes de viajar a sus dos pequeñas hijas. Por inercia, una de sus manos baja hasta ellas, quienes, a pesar de no tener la suficiente consciencia o intelectualidad, toman uno de sus dedos, haciendo clara la diferencia de tamaño de sus manos.
La expresión de Souya cambia. Su ceño fruncido deja de estarlo por un corto momento, mirando con una ternura y un amor indescriptible a sus dos pequeñas; aquel brillo en sus ojos se hace presente, denotando adoración. Pronto, sus ojos comienzan a picar y su visita se vuelve borrosa, dando a entender que lágrimas se forman en sus orbes, y está bien, no siente la necesidad de detenerlas.
Simplemente está ahí, embelezado con la belleza, la ternura y el amor que siente por ustedes. Por ti, su esposa. Y por ellas, sus hijas.
No puede evitar preguntarse... ¿Cómo es que se puede sentir un amor tan fuerte por esos dos seres a quienes acaba de ver?
No lo sabe, y quizá nunca lo sepa. Pero está bien...
Una pequeña sonrisa se forma en su rostro, siendo está un poco más amplía que las anteriores.
Porque está seguro.. De que las amará hasta el último de sus días...
¿Si mencioné que nadie murió en esta historia y todos tienen un final feliz?