Cambiantes Libro II. Vínculo.

Galing kay CCmyc02

15.1K 3.7K 5.8K

Se dice que nadie puede romper el hilo rojo. No importa a quién una. No importa lo que una. Después de escapa... Higit pa

Saludos
La explicación
Dos días. Cuatro días.
Sopa
El celo de Dawi
Un celo unido a ti
La regla de Dau
Reparando el celo
El juicio de Dau
Visita de un amigo
Si eres parte del pueblo
Un zorro cuidando niños
Quedarse atrás
Lo más importante
Declaración forzada
Charla frente al fuego
Ceremonia de confirmación
Invitación
La decisión de Nalbrek
Antes de entrar
Entrando en la ciudad de los lobos
Las cinco familias
Primera noche en la ciudad
Gerna
Asdis
Una charla en la habitación
La familia que sirve a los alfas
El destino de las parejas
Cena en la ciudad
Cena en el bosque
Paseando
Lo que significa ser un fiel
Nunca juegues con un zorro
Recuperando a un Uiba
Caída libre
Fin

Malas noticias

397 105 149
Galing kay CCmyc02

Escuchó a un cuervo graznar así que se detuvo mirando hacia arriba antes de comenzar a regresar con un trote cómodo. Su parte de cazador lamentaba no haber sido él quien lo encontró, pero su parte humana se sentía aliviada de que lo hubiesen hallado tan rápido. Entró en la casa cambiando a humano para vestirse.





—¿Dónde estaba? —le preguntó a Nalbrek en cuanto entró.

—En un prado cercano —contestó este cambiando también a humano, así que le tendió la ropa—. Se dirigía a un grupo de conejos salvajes.

—¿Otra vez? —Nalbrek asintió—. Hicimos bien en ponerle esos cascabeles. Al acercarse la primavera, se están volviendo más activos.

—Su madre y los demás se quejaron, ya que los ponen en peligro, pero gracias a eso, las últimas cinco veces que escaparon, pudimos encontrarlos con rapidez.

—Son dieciocho gazapos y todos ellos muy escurridizos, todos los días se escapa alguno, sobre todo porque los que se pueden transformar en humanos, solo lo hacen para abrir la puerta y salir.

—Al menos pueden cambiar —replicó él—. El problema es que son solo tres y de la segunda camada. Espero que alguno pueda evolucionar más ahora que la primera camada está perdida y todos se centran en la segunda.

—Hay una cuarta gazapa que lo hace a veces, pero eso, lejos de ayudar, lo hace más complicado ya que está empezado a pasar a la zona de los machos para copular.

—¿Qué ha dicho Baem?

—Están acondicionando una segunda cueva para poder dividir a machos y hembras y todos los días se les da hierbas para evitar embarazos. Nadie quiere ese tipo de sorpresas.

—Esto es una locura y el que Karima siga quejándose, lo es aún más.

—No se tomó muy bien cuando le dijeron que tenía que duplicar la cantidad de comida para sus hijos —asintió Nalbrek.

—Desde luego, ¿qué esperaba? Por su culpa sus hijos ya son adultos a pesar de que apenas tienen un año. Si fuesen humanos, estarían intentando ponerse de pie, no buscando procrear.

—Esos niños ni siquiera pueden salir de la cueva por el riesgo que supone. Han nacido para vivir recluidos y todo por unos padres irresponsables. Pero no podemos hacer nada. Si nosotros no tomásemos medidas, la situación iría a peor.

—Cierto. No quiero ni pensar en lo que pasaría si empezasen a cruzarse con los conejos silvestres o entre ellos. No quiero ver aberraciones así.

—Nadie quiere ver aberraciones —asintió Nalbrek en voz baja—. ¿Sabes algo de Hilmar?

—Desde que ese pájaro trajo noticias hace cuatro días, no —le explicó.

—Me alegra que sus abuelos lo hayan aceptado como parte de su clan y que se esté adaptando.

—Yo también. Me preocupaba que lo rechazasen por haber sido mascota de los humanos, pero ahora que han visto el adulto en el que se ha convertido, parecen haber encontrado la manera de superarlo. Lo que están tardando más en asimilar, es que su nieto se haya unido con un humano, pero como lobos saben lo difícil que es romper esos vínculos, así no les queda más remedio que aceptarlo. Lo que me preocupa es el entrenamiento que está haciendo.

—Andros me dijo que todos los jóvenes que aspiren a algo, sobre todo los de las cinco familias, deben servir a la ciudad ya que no solo sirve para ser reconocido como ciudadano y obtener todas las ventajas que eso conlleva, sino que los soldados tienen un código de camaradería muy fuerte y si no has servido, te será muy difícil encontrar aliados, ya que primero son los compañeros. Por eso todos sirven a la ciudad hasta que consiguen formar un grupo con el que hacer un pacto de sangre dentro de la manada en el que confiar en caso de problemas. Incluso los que viven en los pueblos de alrededor lo hacen.

—¿Tú también?

—Yo no tengo tanta inclinación a formar grupos como otros lobos —murmuró pensativo y al oírlo, él asintió ya que en su familia corría sangre de lobo solitario.

—¿Cuánto tiempo duran esos entrenamientos?

—Bastante, ya que son para fortalecer relaciones y no es extraño que los grupos se marchen durante días, a veces semanas, por lo que los primeros meses no suelen volver a su casa. A partir de ese momento, empiezan a regresar de forma regular, pero el principio es muy estricto. ¿Por qué?

—Porque si ha comenzado el entrenamiento antes de regresar a por el humano, va a tardar bastante en venir. Pero entiendo que no se lo llevase cuando eso significaría dejarlo solo durante semanas en una ciudad de lobos cuando él es casi un extraño...

—Es más fácil que los lobos acepten al humano si su pareja es un miembro fuerte del grupo.

—Yo quería que viniese pronto —se lamentó.

—Hilmar ya te dijo que tardaría algún tiempo en regresar.

—Pero es que yo pensé que sería solo ir hasta la ciudad, hablar con su familia sobre la situación y regresar, como mucho lo más duro del invierno. Nunca imaginé que entraría en un grupo y empezaría a entrenar para convertirse en un ciudadano.

—Al menos te dará pescado por cada día que lo cuides.

—Tú y yo sabemos que eso no va a pasar. Es imposible que Hilmar nos consiga tanto pescado, sobre todo ahora.

—¿Entonces por qué lo haces?

—Porque un amigo necesita ayuda —replicó—. Además, no puedo desentenderme del humano. Ya causa bastantes problemas con mi supervisión como para dejarlo libre.

—Hablas de él como si fuese una mascota molesta.

—Porque lo es. No es capaz de conseguir su propia comida ni hacer sus reparaciones y, cada vez que sale, se pelea con alguien. Ni los gazapos causan tantos problemas.

—Pero hace que los días sean más divertidos —replicó Nalbrek sonriendo de oreja a oreja y, al oírlo, él suspiró. ¿Por qué había tenido que acabar unido al lobo más raro de todo el pueblo?

—Dawi —gritó uno de los niños que llegaba corriendo.

—¿Otra vez el humano? —preguntó asomándose y el niño asintió.

—Cerca del río. Unos ciervos.

—Gracias por el aviso —El niño asintió antes de marcharse corriendo.

—¿Vas a ir a ayudarlo? —inquirió Nalbrek.

—¿Acaso tengo otra opción? —contestó saliendo con desgana y comenzando a andar hacia el río hasta que sintió el olor del humano y lo siguió.

Avanzó mirando el suelo hasta que encontró una vara que le gustó antes de seguir.

—Humano —le gritó cuando llegó a una zona despejada donde este intentaba recuperar la colada de varios ciervos que se la lanzaban los unos a los otros.

—Dawi —respondió aliviado mientras él le lanzaba la vara.

—Adelante —le dijo apoyándose en un árbol.

—Pero...

—¿Recuerdas lo que hablamos la última vez? —Rishi asintió con duda mientras los ciervos se detenían prestando atención—. Pues hazlo —le advirtió y el humano lo miró, pero al darse cuenta de que él no iba a hacer nada aquella vez, cogió la vara con ambas manos antes de levantarla y lanzarse contra los ciervos gritando, los cuales lo miraron sorprendidos por un momento antes de huir dejando la colada atrás—. ¿Ves cómo no es tan difícil? —le preguntó acercándose.

—Pero mi ropa recién lavada —se lamentó cogiéndola del suelo embarrada.

—No te preocupes por eso.





—Y al próximo que, para divertirse, robe ropa recién lavada, lo tiro al río —les advirtió.

—Lo sentimos —se disculparon los ciervos mientras lavaban tanto la ropa que mancharon como otra que Rishi trajo. No era justo que unos lavasen mientras otros solo miraban, así que se aseguró de que todos tenían algo que hacer.

—Y no holgazaneéis. Cuando acabéis con esa ropa, tendréis más —les recordó.

—Pero no es justo que tengamos que lavar también la ropa de los conejos —protestó uno de los chicos.

—Dile a tu madre que los ciervos se han ofrecido a lavar más ropa —le dijo a uno de los gazapos y este se marchó corriendo—. ¿Decías? —le preguntó al ciervo que acababa de hablar.

—Nada —murmuró disgustado.

—Pero ha sido una suerte saber que estabais tan aburridos que incluso molestar a la gente cuando trabaja es una opción. El pueblo está lleno de cuidadores demasiado ocupados con sus hijos como para poder lavar toda la ropa que tienen pendiente después del largo invierno. La solución perfecta, así que, ya sabéis, la próxima vez os aburráis, venid. Yo os busco algo que hacer —les aseguró.

—Lo que no entiendo es por qué debo hacerlo yo también —murmuró Rishi, pero al ver como lo miraba se detuvo volviendo a su tarea.

—Lo hacemos porque, cuando perteneces a un pueblo, debes ayudar a los demás —le explicó.

—Pero yo soy un marcador, no debería tener que lavar —protestó uno de los chicos.

—Claro. Porque los marcadores no usan ropa nunca, todo el mundo lo sabe —asintió.

—Eso lo hará mi pareja.

—¿Pareja? ¿Qué pareja? Tú no buscas una pareja. Tú buscas a alguien que te cuide cuando tu madre se canse de ti, y no hay nadie tan idiota en el pueblo como para aceptar tu oferta, mucho menos cuando no tienes nada que ofrecer a cambio de tanto sacrificio.

—¿Cómo te atreves...? —comenzó amenazador levantándose.

—¿Cómo me atrevo a qué, ciervo? —le preguntó acercándose y mostrándole los colmillos amenazador, lo cual hizo que el chico palideciera—. ¿Quieres pelear con un zorro? ¿Eh? Porque quiero comprobar si estoy tan oxidado como todos parecen creer y tú eres perfecto para una primera prueba.

—No —respondió en un hilo de voz.

—Pues entonces lava y calla, "marcador" —le advirtió mientras lo empujaba al río haciéndolo caer al agua helada. Baem tenía que hacer algo con los niños o tendrían una generación de marcadores tan idiotas que no conseguirían pareja—. Y los demás, seguid lavando —les advirtió regresando él también a su tarea al ver que los demás se estaban burlando del chico. Lo único que esperaba era que ese baño, le hubiese refrescado las ideas.





Hilmar se había marchado a principios del invierno y aunque él esperaba que regresase para la primavera cuando partió, empezó a dudarlo cuando supo que debía servir en la ciudad, confirmándose sus ideas cuando, a pesar de que el frío se estaba convirtiendo en un recuerdo, siguió sin dar señales de haber planeado regresar. Una parte de él estuvo preocupada por el humano, por si sería capaz de sobrevivir solo durante el invierno, pero Hilmar recogió una cantidad más que respetable de leña durante el invierno y entre eso, la carne seca y que el humano no era tan inútil como había supuesto, consiguió sobrevivir hasta la llegada de la primavera con más facilidad de la todos en el pueblo esperaban. Y la llegada del buen tiempo hizo que comenzase a recoger cosas, a trabajar en la cabaña. Aquellos meses solo lo ayudaron a curtirse, dejando de ser ese humano frágil y dependiente, algo que necesitaría para sobrevivir en la ciudad de los lobos.

Pero eso no era lo único que ocurrió en el largo invierno.

Durante aquellos meses, en una semana especialmente fría, la tía de Nalbrek murió y aquello significó tener que consolar a aquel estúpido lobo mediante el vínculo. Estaba seguro de que, la única razón por la que sus caderas no se marcharon mientras dormía era porque se trataba de algo anatómicamente imposible.

Por suerte, gracias a pasar tanto tiempo con Nalbrek y a la colaboración de sus caderas, este pudo asimilar la muerte de la última familia que conocía y uno de los pocos lobos con los que tenía relación y, cuando comenzó a acercarse la primavera, la situación mejoró aún más al empezar a poder salir de la cabaña a estirar las piernas y usar toda la energía que tenían en algo que no fuese fortalecer el vínculo. Lo único que lo consolaba era que, al no ser una hembra, no estaba embarazada. No quería ni pensar en lo que sería acabar un invierno así para comenzar con los problemas de un embarazo y, luego de un bebé llorón.

Avanzó entre las casas del pueblo, en la mayoría de las cuales la gente estaba haciendo revisiones y arreglando los desperfectos causados por las tormentas aprovechando el buen tiempo.

—Los clavos —le dijo a Nalbrek tendiéndoselos cuando llegó a su altura.

—Gracias —contestó este cogiendo los clavos de madera.

Fue a buscarlos en el pueblo de al lado, ya que allí vivía un ciervo que los hacía muy resistentes, más que nadie en los alrededores. Le costaron varias piezas de cuero, pero prefería gastarse eso en unos buenos clavos que arriesgarse a la caída de una tabla durante una tormenta porque no estaba bien sujeta.

Vio a un grupo de conejos que pasaban consternados bajo la atenta mirada de todos, incluso Nalbrek, que traía una tabla para comenzar, se detuvo.

—Debe ser duro —murmuró mirándolos.

—Sí —respondió el lobo antes de seguir con su trabajo.

Tres semanas antes, cuando la familia de Lin fue a llevarles comida, seis de los hijos de Lin y Karima consiguieron salir de la cueva, un accidente en el que mucha gente cometió muchos errores. Desde luego ellos fueron llamados y a pesar de que el frío no era el mejor aliado para seguir un rastro, con ayuda de los depredadores de los pueblos cercanos, consiguieron encontrar a los seis conejos que huyeron. Por desgracia, dos de ellos intentaron cruzar el río en deshielo, que cedió bajo su peso y para cuando los encontraron, no pudieron hacer nada por ellos. Pero lo peor fue que, cuando regresaron a la cueva, descubrieron que fue atacada por comadrejas que aprovecharon la confusión llevándose a otros cuatro, lo cuales, a pesar de todos los esfuerzos, no se pudieron recuperar con vida. Perder a seis hijos en un solo día hizo que Lin colapsase, sobre todo cuando las comadrejas empezaron a merodear por la zona. Lin y su familia pidieron que se pusiese a alguien para proteger la zona, pero aún hacía demasiado frío por la noche, por lo que se descartó.

Aquella fue la primera vez que Lin pareció ser consciente de lo que acarreaba su decisión de tener hijos en forma animal y es que, si sus hijos fuesen humanos, habrían podido explicarles por qué era peligroso salir en lugar de tener a doce conejos adultos, tres de los cuales podían convertirse en humanos para abrir la puerta y escapar. Según escuchó, Lin pasó muchas horas intentando detenerlos, razonar con ellos, sin resultado y es que en aquellos conejos solo había lugar para una cosa: el instinto, y ni siquiera las lágrimas de frustración de su madre, sus suplicas, consiguieron evitar que, una de las veces que Lin se quedó dormida agotada, uno de sus hijos abriese la puerta. Aquella vez, solo consiguieron encontrar a dos, ambos de los que se transformaban en humanos y los rastros solo sirvieron para que pudiesen recuperar los cuerpos y asegurarse de que ninguno había quedado libre.

Aquello devastó al pueblo, ya que, aunque todos sabían que aquellos conejos morirían mucho antes de lo que deberían, nadie pensó que sería tan pronto. Si aquellos niños hubiesen nacido como humanos, dado que apenas tenían un año, habrían estado en su casa jugando frente a la chimenea intentado andar mientras sus padres los vigilaban, no estarían muertos por escapar para encontrar una pareja.

Una lección más que sería transmitida de generación en generación. Una historia más que sería ignorada cuando, varios años después, alguien decidiese que a ellos nunca le ocurriría algo así, que estarían bien aunque ignorasen las reglas ya que ¿cómo iba a pasarles a ellos? Uniéndose una nueva anécdota que, de nuevo, no serviría para nada.

Apartó aquello de su cabeza.

Después de una pérdida tan grande, se le permitió a Lin regresar a la casa de sus padres con sus dos hijos, aunque se decía que se pasaba el día sentada, con la mirada perdida sin hacer nada, ni siquiera comer, mientras sus hijos mordían y tiraban las cosas, cambiando de conejos a humanos y viceversa buscando una manera de salir de allí para encontrar una pareja sin importarles nada.

—Dos pueblos más han mandado mensajes para prohibir a Karima la entrada en sus tierras. Creo que la única razón por la que no llegó antes el aviso, es porque están a varias horas de distancia.

—La noticia se extiende rápido —asintió Nalbrek mientras él comenzaba a trabajar en la huerta.

Tras la muerte de los hijos de Lin, un ave fue mandada a la aldea donde estaba Karima para explicarle lo ocurrido. La respuesta del conejo fue suspirar de alivio porque ya no tenía que mandar tanta comida a su familia, pedir separarse de Lin, y planear su regreso para volver a buscar una pareja. En respuesta, se le recordó que no podría salir del pueblo donde fue aceptado hasta que no devolviese todo lo que debía.

La noticia de lo ocurrido se extendió con mucha rapidez entre los cambiantes y no hacían más que llegar avisos de otros pueblos que advertían que Karima no sería bien recibido y es que los conejos eran todos familia, lo cual significaba que, fueses a dónde fueses, podías encontrar al primo de algún miembro del pueblo, por lo que lo que hizo el conejo, su reacción al saber el destino de sus hijos, el hecho de que quería separarse para emparejarse de nuevo se estaba extendiendo por todo el lugar. Y dado que nadie quería arriesgarse a que su hija decidiese relacionarse con alguien así, por más remotas que fuesen las posibilidades, decidieron eliminarlas por completo prohibiendo su entrada. En esos momentos apenas si quedaban algunos pueblos en la frontera, pero para un conejo llegar hasta allí sin detenerse en ningún pueblo era imposible, sobre todo para alguien como Karima. Y para estar seguros de que era reconocible se pidió que este fuese marcado y, por lo que sabía, le habían cortado la mitad de una oreja.

—Karima acabará regresando aquí al no tener ningún lugar al que ir. Va a ser una situación muy tensa —se lamentó.

—Al menos podrá ayudar a cuidar a los hijos que le quedan.

—¿De verdad crees que lo hará?

—No —admitió Nalbrek—. Pero su familia y la de Lin lo presionará, así que tendrá que colaborar. Lo único que espero es que, al verlos, entienda por fin lo que hizo.

—Lo dudo. Karima solo es capaz de pensar en sí mismo. Desde siempre.

—Su familia va a tener muchos problemas.

—Sí —asintió. Por suerte, aquello no era asunto suyo.





Han pasado muchas cosas durante el invierno y la primavera. Encenderé una vela por Andros y los hijos de Lin  🕯️

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

1.2K 184 42
Jessabelle es una chica de 16 años , que fue enviada a un internado en Australia trás la muerte repentina de su madre cuándo ella tenía tan solo 11 a...
285K 18.8K 26
Todo en mi vida era normal. Hasta que entre a ese bar. ¿Dirás cuál es el problema? Ahi los conocí, conocí el secreto de este pueblo. No puedes confia...
87.6K 11.5K 69
˚→ ˚→ ˚→ Ann Taylor una joven mexicana de 22 años, llena de sueños viaja por primera vez a Italia, en medio de su recorrido en las ruinas antigu...
93.6K 1.2K 21
Jinx manhwa