Ceremonia de confirmación

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—Siéntate ahí —le indicó al humano y este asintió haciéndolo mientras él regresaba situándose en su lugar junto a Nalbrek en el llano en las afueras del pueblo. Aquella ceremonia tenía lugar todos los años, pero era la primera vez que ellos participaban. Como el humano.

—Gracias por venir —dijo Baem dando un paso al frente—. Como sabéis, hoy comenzaremos con la ceremonia de confirmación. Todos aquellos cuyas parejas no estén presentes pueden marcharse, tan solo recodad venir a verme cuando ambos podáis participar —les dijo y él vio como el humano, junto con otras personas, se levantaban abandonando el lugar. Tenía suerte—. Y ahora comencemos. Que vengan las parejas que tengan bebes menores de un año —anunció y él vio como una cantidad nada desdeñable de parejas se levantaban reuniéndose frente a las diez pequeñas tiendas de palos construidas a uno de los lados.

—¿Solo diez? —preguntó abatido.

—Ha sido una época difícil con todo lo que ha pasado —respondió Nalbrek.

—Pero así vamos a tardar una eternidad —se lamentó dejándose caer hacia atrás con los brazos cruzados frustrado.

—Nos dejarán volver por hoy —le recordó Nalbrek consolador.

—Eso no me sirve de nada cuando nos harán volver mañana. Y al día siguiente, y el día después... Somos los últimos de la lista al no tener hijos.

—Todas las parejas que no se han levantado pueden irse ahora, pero regresad dentro de dos días —pidió Sarnat.

—Al menos nos han dicho dos días —señaló Nalbrek consolador y él asintió.


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Una semana después estaba de nuevo en las afueras del pueblo esperando a que alguna de las tiendas quedase vacía mientras cosía la ropa aprovechando la luz del sol apoyado en Nalbrek, que tenía su forma de lobo mientras dormitaba. A él también le gustaría hacerlo, pero si su pareja estaba descansando, su instinto le instaba a estar alerta, aunque no diese esa apariencia, pero sabía dónde estaban todos los animales de ese claro, de los alrededores, lo que eran, hacia dónde se movían, si podían ser una amenaza o no. Siguió cosiendo reforzando la ropa hasta que vio a una pareja salir algo tambaleante de una de las chozas para dirigirse a Baem, comenzando a hablar con él.

Aquella "ceremonia" era algo que todas las parejas debían realizar una vez al año y consistía en meter a ambas partes de la pareja en una tienda cerrada con mucho eola para que hablasen y pudiesen resolver sus problemas antes de que estos se hiciesen más grandes. No es que fuese un método infalible, pero el eola y el pasar tanto tiempo sin nada mas que hacer, facilitaba hablar sobre cualquier tema.O eso se suponía, porque cuando le preguntaban a alguien sobre lo que pasaba allí dentro su respuesta era, siempre, "había demasiado eola y no recuerdo nada". 

—Creo que no falta mucho para que nos llamen —le dijo a Nalbrek.

—¿Han acabado? —preguntó este sin abrir los ojos.

Cambiantes Libro II. Vínculo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora