Nuestro camino

By Uzuchiha

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Dentro de la clase 1-A de la Academia U.A hay distintas personalidades y quirks, sin embargo, podemos afirmar... More

Introducción.
Capítulo 01: Buscar la respuesta
Capítulo 02: Cobranza
Capítulo 04: Mi espíritu
Capítulo 07: Corazón que bombea y desea sangre
Capítulo 08: Game over
Capítulo 05: Juego de habilidades
Capítulo 09: Enemigos y declaraciones de guerra
Capítulo 10: El festival deportivo de UA
Capítulo 06: Un buen inicio
Capítulo 11: Batalla de caballería
Capítulo 12: Torneo individual
Capítulo 13: Los Kuroka
Capítulo 14: Cerebro que bombea y desea sangre
Capítulo 15: ¡Segunda ronda!
Capítulo 16: Colisión
Capítulo 17: Bifurcaciones
Capítulo 18: El perrito que muerde
Capítulo 19: Primer golpe
Capítulo 20: Toma de decisiones
Capítulo 21: ¡Comienzan las pasantías!
Capítulo 22: Errores acumulados
Capítulo 23: Intenciones
Capítulo 24: La difícil vida estudiantil
Capítulo 25: Palabras que no se pueden decir
Capítulo 26: Conexión inesperada
Capítulo 27: Abandonados
Capítulo 28: ¿Es egoísta?

Capítulo 03: Pruebas de admisión

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By Uzuchiha

❀ Kuroka Hanako.

¿Realmente es esto lo que quiero hacer?

Me sudaban las manos y me temblaban las rodillas. Apenas había podido comer el desayuno que papá me había preparado y mientras me cepillaba los dientes casi vomité.

Esa no era la peor parte.

Había llegado nerviosa a UA, pero en cuanto vi a un pariente... a uno de mis primos, en concreto, quise morir. Intenté pasar desapercibida, entré al edificio casi tapándome la cara, y resultó bien, pero claramente no podía esconderme por siempre. Nos había tocado hacer la misma prueba de aceptación a UA, lo que significaba que tarde o temprano tendríamos que vernos las caras.

—¿Qué mierda haces aquí? —preguntó él en cuanto me vio.

Hogoko era el heredero del clan Kuroka, no me extrañaba que lo hubieran recomendado a UA, los Kuroka no solo tenían un quirk increíblemente poderoso, también tenían dinero e influencia.

Era muy alto, tenía que levantar mucho mi cabeza para mirarlo a los ojos. Su piel oscura no tenía ni una sola mancha y se veía lisa y brillante. Tenía su cabello negro peinado en ordenadas trenzas que se apegaban a su nuca.

—Endeavor me dio una recomendación —dije, luchando por sonar lo más firme posible.

—¿Endeavor? ¿Por qué Endeavor le daría una recomendación a una buena para nada como tú?

Tragué saliva sonoramente y apreté mis puños. Sentía que pronto me comenzarían a temblar las piernas.

—No sé, ¿por qué no le preguntas tú? ¿Quieres que te dé su número? Seguro tiene tiempo de sentarse a tomar el té contigo y responder tus preguntas.

Hogoko gruñó desde el fondo de su garganta y me aparté por si se ponía violento, haciendo mi mayor esfuerzo en no reírme, porque por alguna razón, me daba mucha gracia ver a gente como él molesta.

Dios mío, me gusta meterme en la boca del lobo.

Me puse bien lejos de Hogoko, entre todos los participantes que nos habíamos presentado a la prueba, localicé a uno que era bastante alto y de cabello cortísimo. Me puse detrás de él, casi escondiéndome.

Estábamos en el recibidor de UA, que era bastante grande y moderno.

Así que aquí estudiaron mamá y Shisui-nii...

Éramos doce personas en total ahí reunidas para dar el examen especial que debíamos rendir aquellos que habíamos sido recomendados a UA. No pasó mucho tiempo sin que llegaran los que iban a estar a cargo del examen.

Eran dos hombres adultos y... ¿una ratita? Venía colgando de una especie de bufanda blanca que llevaba uno de los hombres alrededor de su cuello.

—¡Hello~! —saludó el hombre rubio muy animadamente— ¡Soy Present-Mic y seré uno de los supervisores de su examen! Haremos dos grupos de seis personas, cada grupo se presentará a un examen distinto, luego de eso tendrán... ¡¡entrevistas individuales!! 

Tuve el reflejo de taparme los oídos ante semejante grito.

—Los grupos serán formados de manera totalmente aleatoria —dijo la ratita. El hombre de cabello negro del que venía colgando tenía una caja en las manos—. Sacarán un papel que les dirá en qué grupo quedaron. A o B.

Sin decir ni una sola palabra, el hombre comenzó a pasearse entre nosotros con la caja en mano. Saqué un papel azul que tenía escrita la letra A.

Solamente pido que no me toque hacer nada contra Hogoko... 

—Ahora que todos tienen su grupo asignado —habló por primera vez el hombre de pelo negro—, sígannos.

El trayecto estuvo lleno del canto de Present-Mic. Cantaba una canción que me parecía haber escuchado a papá cantándola mientras cocinaba. Canciones de señor; nadie más siguió a Present-Mic en el canto.

—¡Primerooo! Los que sean del grupo A, un paso adelante por favor —anunció en cuanto llegamos al lugar de la prueba. Obedecimos. —Ustedes harán la carrera primero.

Parecía que habíamos salido de UA, aunque no fuese así. Era un terreno enorme que parecía estar separado por secciones: una de edificios en ruina al borde de caerse, otra de trozos gigantescos de tierra que simulaban montañas, y otro que parecía ser un volcán a punto de despertar.

—¿Carrera...? —me animé a preguntar.

—¡Exacto, chiquilla!

En cuanto pude quitar la vista de lo que sería la pista de carrera, miré a las personas con las que me había tocado.

Oh no.

Hogoko me devolvía la mirada con una seriedad terrorífica.

El estómago se me revolvió con un nerviosismo violento. Incluso mis tripas parecieron desacomodarse dentro de mí con ese retorcijón de nervios. Me llevé las manos a la panza casi con ganas de llorar.

Bueno, ya estás aquí. Tienes que hacerlo.

—¿Es solamente una carrera? —preguntó Hogoko, subiendo una de sus cejas con gesto de desconfianza.

—Solo una carrera —asintió el hombre pelinegro—. La única instrucción que les daremos es que lleguen a la meta.

¿Esto no suena un poco sospechoso? Miré a mis compañeros en busca de que alguien también pareciera confundido. Pero no, todos ellos asintieron. Incluso Hogoko pareció satisfecho con la respuesta dada. O quizás soy la única que es evidente con sus sentimientos... ¿me veré más débil si muestro que estoy confundida?

Éramos seis participantes en el grupo, yo era la única chica y la más bajita. Todos ellos estaban firmemente parados en su lugar y no mostraban dudas ni vacilación.

Me di varias cachetadas mentales para poner mis pensamientos en orden y dejar de mirarme hacia abajo a mí misma.

Ni siquiera soy pequeña, soy estatura promedio para la mujer japonesa. Pensé, parándome bien derecha en mi lugar para verme tan alta como pudiera. Tengo un cuerpo atlético, ¡soy titular en el equipo de voley de mi secundaria! Debería irme bien, ¿no?

Miré al chico alto y de pelo corto que había usado como escondite hace unos minutos atrás. Sus hombros eran anchos, se notaban sus músculos incluso por debajo de su ropa.

No hay manera de que pueda competir contra eso...

Todos los demás chicos eran de contextura de delgada, menos Hogoko, él también era tan musculoso como el chico que estaba a mi lado.

—¡Buena suerte!

—¿Uh...?

El chico alto, musculoso y de cabello corto me había gritado eso bastante cerca de la cara. Me eché un poco hacia atrás.

—¡Si te recomendaron para la U.A. debe ser por una buena razón! —dijo, reincorporándose en toda su altura y dejando de estar tan cerca de mi rostro. —¡Yoarashi Inasa! —se presentó haciendo una reverencia— ¡Espero que tengamos una buena carrera!

—Ah... Kuroka Hanako... Gracias, suerte a ti también... —murmuré, deseando acabar con esa incómoda interacción.

Incluso si hubiese querido seguir hablando con él, no hubiese sido posible porque anunciaron el inicio de la carrera.

—En sus puestos... listos... LET'S GOOOOO!

Present-Mic casi me desorientó con su potente grito.

En menos de un segundo se desataron tres de los cuatro elementos. Hogoko partió siendo impulsado por su potente fuego negro, digno de su clan (¿nuestro clan?). El tal Yoarashi Inasa salió impulsado por una potente ráfaga de aire que casi me hace volar a mí también, y un chico de pelo mitad blanco mitad rojo casi toma la delantera con su hielo. El chico con quirk de hielo hubiese tomado fácilmente la delantera de no ser porque Hogoko se esforzaba por derretir su hielo (o solamente estaba siendo ostentoso con su quirk, lo cual también tenía bastante sentido).

El fuego negro de Hogoko había dejado el ambiente con una temperatura alta, y el viento que el chico musculoso había levantado le había dado aún más fuerza a ese fuego que parecía ser del infierno.

¡¿Cómo se supone que voy a ganarle a estos tipos?!

Quería ponerme a chillar. 

Hogoko es de la familia cabeza del clan, por supuesto que su quirk es mucho mejor que el mío, ¡mi quirk apenas da señales de vida! Además de que su cuerpo también es mucho más resistente que el mío...

¡No te estés rindiendo antes de tiempo, tarada! Me recriminé a mí misma comenzando a correr por la pista, dirigiéndome primero hacia los edificios en ruina, dónde los tres chicos con quirks fabulosos y potentes ya estaban ahí.

Iba en último lugar, por supuesto. Cuando llegué a los edificios en ruina, ya estaba la mitad de ellos en el suelo transformados en mero escombro y polvo. El aire estaba caliente y el suelo mojado, evidenciando el paso de aquellos tres. El hielo del chico con cabello de dos colores se había derretido gracias al aire caliente que entre Hogoko y Yoarashi iban dejando.

Entre la temperatura del aire y el polvo era algo difícil respirar. Cuando terminé de sortear los escombros y por fin pude salir de la sección de edificios en ruina, estaba bastante agitada. Seguía la zona de tierra que simulaba montañas. El terreno era irregular y seco. Yoarashi iba dejando tanto polvo detrás de él que era casi imposible ver.

Ojalá pudiera romperle las rodillas... Buena suerte, buena suerte, decía el tonto... maldecía al desgraciado en mi cabeza mientras recordaba su rostro animado justo antes de empezar la carrera.

Entre mis pensamientos violentos, escuché un grito de ayuda.

Suena como un niño.

Me puse alerta.

Me detuve en mi lugar, de todas formas voy última y no hay manera de que pueda sobrepasar a alguien.

—¡Ayuda, no puedo ver!

Yo tampoco podía ver, pero esa voz infantil me hizo obligarme a mantener la compostura.

¿Qué hace un niño aquí? ¿Se habrá colado?

Aunque la voz de la ratita de hace un rato también sonaba un poco infantil... ¿será que la ratita se metió por accidente?

—¿Dónde estás?

Los tres causantes de todo ese caos seguían alejándose, así que el viento caliente era cada vez menos potente, pero aun así era increíblemente incómodo. El polvo volando y el ambiente caliente hacia parecer el lugar como un desierto.

—¡Aquí, aquí! ¡No puedo ver!

—Sigue hablando, seguiré tu voz.

Manteniendo mis ojos entrecerrados pude encontrar al niño. No parecía tener más de 6 años. Me saqué la chaqueta del conjunto deportivo que estaba usando y se la puse alrededor de la cabeza de manera que solamente sus ojos quedaron a la vista. El polvo era tan molesto que provocaba tos.

—¿Cómo te llamas? ¿Qué estás haciendo aquí?

—Me llamo Hiro —respondió al borde del llanto—. Vine a acompañar a la prueba a uno de mis hermanos, pero me llamó la atención este lugar así que vine... y de un segundo para otro llegó este viento y calor al lugar... No sé dónde estoy ni cómo salir...

¿Pero y esta poca vigilancia? ¿Cómo es que dejaron que un niño entrara a un lugar así?

—Tranquilo, te sacaré de aquí.

Aunque yo tampoco tenía muy claro cómo salir. La siguiente y última sección de la carrera era la de un volcán que parecía estar a punto de estallar.

Bueno, no creo que hagan estallar este volcán, ¿verdad?

¿No sería más seguro retroceder? No nos pasará nada si retrocedemos, los escombros ya están caídos, y la carrera para mí está perdida. Y aunque la carrera no estuviese perdida...

Tomé la mano del niño mientras le decía que me siguiera. 

—Salgamos de este lugar.

Yo tengo mis prioridades claras. El niño se puede quemar en la sección del volcán. Es más seguro retroceder.

—Pero nee-chan —habló Hiro cuando ya estábamos saliendo de la zona de tierra. El polvo ya no era tanto y el aire por fin se estaba poniendo más fresco—, ¿no es esta una carrera? Los chicos que pasaron adelante iban peleando por el primer lugar.

—Sí, es una carrera.

—¿Y por qué no vas con ellos, entonces? ¿No quieres ser una heroína de UA?

—Vine porque recibí una recomendación. Lo que quiero hacer es ayudar —dije, tomándolo en brazos para cruzar por encima de un escombro bastante grande que nos tapaba el camino—, y ser heroína es una de las tantas opciones para ayudar a las personas. También puedo ser doctora, enfermera, asistente social, profesora y un largo etcétera. Además —agregué, dejándolo en el suelo pues ya habíamos pasado la parte difícil—, no es realmente necesario tener algún título para ayudar. Ya estás a salvo, ¿ves? Y solamente soy una estudiante.

Volví a tomar su mano y seguimos caminando. El niño me miraba sonriente.

Solamente los dioses saben cuánto me está costando no ponerme a chillar ahora mismo.

¡¡Maldición!! Ni siquiera seré capaz de tocar la meta. Efectivamente, quería ponerme a llorar.  ¿Cómo le diré esto a mi papá y a Shisui-nii?

Cruzamos la línea de partida y no me pude aguantar un suspiro de resignación y tristeza que traté de camuflar con algunas palabras:

—Vamos a buscar a los supervisores del examen.

¡Eso, eso, los supervisores! ¡¿Cómo dejaron que un niño entrara a la arena?!

La rabia comenzaba a aflorar dentro de mí.

¿Y qué pasaba si el niño estaba en la sección dentro de los edificios y cuando esos tres tontos pasaban, le tiraban un escombro encima? ¡Pudo haber muerto!

Empezaba a tener mucha rabia dirigida hacia muchas personas.

Los dos hombres y la ratita estaban detrás de la meta. Pude ver que los tres tontos estaban a punto de llegar. Hogoko iba primero, Yoarashi segundo y el chico del hielo tercero.

Ellos también van a tener que escuchar un par de palabritas...

Tendré que llamarle la atención a Hogoko...

De tan solo pensarlo me temblaron las piernas.

Hogoko terminó por darse un fuerte impulso con el fuego negro saliendo de sus manos y cruzó la meta. Seguía estando serio, pero podía percibir la satisfacción en su rostro. Hogoko siempre había sido más alto y musculoso que la media, su piel café brillaba saludable y sus ojos negros solían estar serios o enojados. Luego pasó el chico musculoso, ganándole al chico del hielo por apenas unos pocos centímetros de distancia. Luego otros dos chicos pasaron por la meta y yo llegué al lado de los supervisores.

—¡Joooo, eso fue genial! ¡Hombre, qué quirk tan fogoso! ¡Por un segundo pensé que me quemarías vivo! ¡Y tú, con tus capas de hielo avanzaste súper rápido a pesar del fuego! —llegó gritando Yoarashi— ¡Espera! ¡Ahora que te veo bien, tú eres hijo de Endeavor, ¿verdad?!

¿Qué? ¿De verdad?

Si lo miraba con fijeza, los ojos de ese chico con quirk de hielo eran tan amenazantes como los de Endeavor.

—Cállate —espetó el otro de inmediato—.Este es un examen, si paso entonces eso es todo lo que importa. Y entiende esto: nunca tuve ninguna intención de competir contigo. No eres más que una molestia.

Él ni siquiera miraba a Yoarashi cuando le dijo todas esas palabras.

—¿Eso es todo lo que importa? —me entrometí. Solté la mano del niño porque temí por accidente apretársela en medio de mi enojo, o bien, que mi temperatura corporal subiera mucho por el mismo sentimiento de rabia y terminar quemándolo—. ¡Claro que no es lo único que importa! ¡¿Para qué quieres ser héroe si no puedes mirar más allá de tus propias necesidades?!  ¡Ustedes tres avanzaron como si se les fuera la vida en eso! ¡Ni siquiera se dieron cuenta de que dejaron a un niño perdido y desorientado en medio de la carrera! ¡¿Qué tienen en los ojos?!

—¿Había un niño? —preguntó Yoarashi.

—¡Claro que había un niño, calvo! —terminé chillando.

—No estoy calvo —se defendió, llevándose las manos a la cabeza.

—¡Estás pelón! ¡Y ustedes, supervisores! ¡Tampoco fueron capaces de mantener a un niño fuera de peligro!

Present-Mic comenzó a reír con un volumen estruendoso y la rabia aumentó en mí.

—¿De qué niño me estás hablando? Are you craaaazy?!

—¿Cómo que de qué niño...?

Volteé a ver al niño, pero en su lugar solamente vi a una mujer adulta de cabello verde musgo con muchas ojeras.

—Hola nee-chan, gracias por rescatarme.

El niño no era un niño, era una mujer adulta usando su quirk de transformación. Ella me lanzó por el aire mi chaqueta, que por el estupor, apenas fui capaz de atrapar en el aire.

¿Se está burlando de mí? ¿Armé este escándalo por nada?

—Era una prueba dentro de la prueba —explicó la ratita, aún sobre los hombros del hombre pelinegro—. ¡Felicidades a todos por dar lo mejor de sí en la carrera! ¡Ahora pueden ir a los baños a darse una ducha y cambiarse de ropa si lo necesitan! Irán siendo llamados individualmente para sus entrevistas.

Me quedé mirando a la mujer que me había engañado. Ella mantenía su mirada serena sobre mí y sonreía de lado. No había más rastro de burla en su rostro. La miré con mis ojos entrecerrados, por alguna razón sintiéndome traicionada.

—¿Y yo qué? —le pregunté a la rata. Ya no me quedaban ánimos para ser cortés—. ¿Me voy a casa?

—¡Por supuesto que no! —respondió el animal.

—También serás llamada a la entrevista —me dijo el pelinegro—. Espera con paciencia.

Después de este fracaso, solamente quiero irme a casa... pensé caminando hacia los baños. Iba arrastrando mis pies.

Ni siquiera crucé la meta... Estuve en una carrera en la que ni siquiera alcancé el último lugar...



☠ Kozlov Ayami.

Seguía teniendo mi brazo un poco resentido. La fractura había sanado, pero de todas formas el doctor me había advertido que no debía andar haciendo esfuerzos físicos que le exigieran mucho a mi brazo.

Y ahí estaba, a entradas de UA para dar la prueba de admisión.

Esa cosa era enorme, realmente casi parecía una ciudad a parte, con todos sus edificios y lugares abiertos al aire libre.

Llegué al auditorio que parecía contener a más de mil aspirantes a héroes, y de tantos asientos solamente quedaba uno disponible.

—Agh, por supuesto que nadie se iba a sentar junto a ti y tu maldita cara.

Bakugou gruñó mostrando sus dientes cual animal salvaje. A su lado estaba Midoriya, que me miraba como de reojo. No los veía desde el día de la graduación.

Tomé el asiento libre al lado de Bakugou, deseando que el examen o lo que fuera iniciara pronto.

—¡Todos sean bienvenidos a mi show! —apareció un hombre gritando en el escenario. Gruñí y me tapé los oídos. —Everybody say heeeey!!

Nadie dijo una sola palabra. El hombre siguió como si nada.

—¡Siento escalofríos! ¡Muy bien, oyentes, les diré cómo será el examen! Okayyyy?!!! Are you readyyyy?!

Nunca en mi vida había estado en un lugar más silencioso. El agradable silencio fue cortado por Midoriya, que empezó a balbucear por lo bajo.

—¡No puedo creerlo! ¡Es Present-Mic! Lo oí esta semana en la radio, esto es increíble, los profesores de UA son realmente héroes profesionales.

—Ya cállate —gruñó Bakugou, sin despegar su vista de Present-Mic.

—¡Ahora, presten atención! ¡Probaremos su valor mediante una carrera de diez minutos en una réplica de un distrito urbano! ¡Pueden tomar la ruta que quieran! —En la gigantesca pantalla electrónica que estaba detrás de Present-Mic apareció una especie de mapa— ¡Todos se reunirán en el punto de encuentro después de la presentación, ¿entendido?! Do you all understand, my fellow guys?!

—No dejarán que los amigos o compañeros se ayuden entre sí...—reflexionó Bakugou, más para sí mismo que para entablar alguna especie de conversación. De todas formas, Midoriya respondió:

—Nos dieron un número de serie para el examen, pero parece que las zonas de encuentro pueden estar en cualquier sitio.

—¡No me hables!

Puse mi ojo en blanco y seguí escuchando las instrucciones de Present-Mic.

—¡Esparciremos un gran número de villanos por el campo de batalla! ¡Aparecerán en tres variedades diferentes, con puntuaciones escalonadas concordantes a la dificultad! ¡Derroten tantos villanos como les sea posible! ¡Su meta es alcanzar una alta puntuación! ¡Y ni se les ocurra atacar a ningún otro participante o cosas antiheroicas porque va contra las reglas!

¿Destruir cosas con mi quirk? Suena bien.

Estaba pensando contra qué tipo de villanos nos pondrían a pelear cuando un aspirante a héroe se levantó de su asiento.

—Disculpe, ¿puedo hacerle una pregunta? —Ni siquiera esperó la respuesta y se puso a alegar: —En este folleto menciona claramente a cuatro tipo de villanos y usted en la pantalla solamente nos está mostrando tres. ¡Tal error sería el colmo de la vergüenza para el calibre de la prestigiosa escuela UA! ¡La razón por la que todos estamos sentados aquí es porque buscamos su consejo para convertirnos en héroes modelo! —Dios, qué flojera escucharlo... —Además, ¿quién eres tú? —prosiguió, volteando hacia Midoriya—. Sí, tú, el de pelo crespo. ¿Podrías mantenerte en silencio? Con tu ruido distraes a los demás. Si piensas que U.A es alguna clase de excursión placentera, entonces olvídate de este sitio ahora mismo. Lo siento.

¿Por qué está hablando con tantísima seriedad? Solamente estamos recibiendo instrucciones para el maldito examen, consíguete un problema honesto.

De todas formas, Midoriya se vio bastante afectado porque le habían llamado la atención. Se llevó ambas manos a la boca mientras susurraba un "Lo siento".

—¡Bien, bien! —dijo Present-Mic, volviendo a llamar la atención— ¡Gracias por decir eso, señor examinado! El cuarto tipo de villano que se encontrarán vale 0 puntos, así que llamémosle "Arena de las Trampas", ¿alguno de ustedes ha jugado Súper Mario antes? ¿Recuerdan esas cosas que eran como piedras con caras enojadas y si te caía uno encima perdías vida? Hay uno de estos en cada área, la misión de este enemigo es arrasar con todo lo que pille.

Los cuchicheos empezaron de inmediato. Me fijé en si el señorito Seriedad se ofendía o algo, pero siguió mirando hacia adelante, con su atención fija en Present-Mic.

—Esto suena como esas etapas peligrosas de videojuegos donde solo hay que pasar esquivando —escuché que comentaban a mi izquierda.

—Entiendo —dijo finalmente señorito Seriedad—, me disculpo por mi rudeza. Muchas gracias.

—¡Bien! ¡Creo que ya tenemos suficiente! ¡Pasemos al evento principal: PLUS ULTRA!

Midoriya, Bakugou y yo habíamos acabado en sitios distintos. Luego de que se diera por terminada la charla inicial, habíamos sido llevados al lugar dónde sería la prueba.

Estos tipos sí que tienen dinero...

Tal y como Present-Mic dijo, era la réplica de un sector urbano. Altos edificios se levantan en un sitio que fácilmente podrían ser 3 cuadras de las principales calles de Musutafu.

¿Cuánto dinero destinará el gobierno para UA? No hay manera de que puedan mantener todo esto solamente con el dinero que recaudan de las matrículas...

—¡¿Están listos para partir?! —se escuchó la odiosa voz de Present-Mic — ¡Adelante!

Las puertas que nos impedían entrar a la réplica de la ciudad se abrieron. Me adelanté con facilidad. En seguida un robot de al menos 2 metros y medio se apareció frente a mí. Flexioné las piernas y me di impulso para saltar. Le di un golpe con ambos pies, pero solo sirvió para derribarlo y magullarlo. No se destruyó.

Necesito aplicar más fuerza.

Demonios, terminaré cansada y luego de esto tengo que ir a trabajar hasta la noche, tengo turno largo hoy.

Por mi lado pasó una cinta blanca a una velocidad considerable que se enrolló alrededor de uno de los robots. El chico que tiraba de la cinta (la cual salía de sus codos), afirmó sus pies en el suelo y tiró de la cinta con energía. El robot, en su caída, arrasó con algunas barandillas de la calle.

Perfecto.

Agarré uno de los metales que había quedado suelto.

Con esto tendrá que bastarme.

Sin perder más tiempo, pues me fijé que en cosa de puntos ya había quedado atrás, empecé a buscar robots y destruirlos. Saltaba sobre ellos y golpeaba sus zonas desprotegidas con el metal que había conseguido.

No sabía el número exacto de robots que había en el área, y a mi alrededor los participantes ya empezaban a quejarse los unos con los otros, diciéndose cosas como "¡Oye, ese era mío!" o "¡Yo iba a destruir eso!".

Aprovechando mi quirk, me dirigí a gran velocidad hacia el extremo opuesto de dónde estaba. Iba viendo menos concursantes medida que me alejaba del punto de partida, dónde la mayoría estaba peleando contra los robots.

Llegó un punto dónde era solamente yo y los robots. Aún tenía en mi mano la barra de metal que había agarrado desde el comienzo de la prueba.

Verme (casi) atrapada por esas cosas me provocó la inconfundible sensación de la adrenalina: mis músculos se calentaron, mi ritmo cardiaco aumentó y una parte de mí se sintió invencible. Respiré hondo, mirando a mi alrededor con mi mente maquinando rápidamente una estrategia que me llevara al éxito: destruir todos esos malditos robots y obtener tantos puntos como me fuera posible.

Estaba rodeada de esos robots, en medio de cuatro esquinas. Venían de todas direcciones hacia mí. Esperé. Dos de ellos venían con rapidez. En el último segundo, cuando sus aspas de acero estaban por rozarme, di un potente salto hacia el cielo, evitando sus aspas. Los robots chocaron entre sí. Aproveché mi caída para aterrizar sobre uno de ellos. Metí la barra metálica entre sus engranajes con toda mi fuerza disponible. La barra quedó enganchada y me apoyé en ella al momento de dar un golpe con mis dos pies a un robots que se aproximaba. Mi cuerpo entero vibró al momento del impacto, las plantas de mis pies dolieron y al robot que había golpeado cayó al suelo, destruido.

El robot del que me estaba sujetando por medio de la barra de metal se sacudió y trató de tirarme al suelo. Con la barra aún metida entre sus engranajes, comencé a sacudirla hacia todas partes. Logré romper sus engranajes y liberé la barra de metal. Ese robot también cayó al suelo.

Mi quirk no era muy provechoso contra enemigos que eran tan grandes y duros como aquellos. La barra de metal me venía muy bien y no pensaba abandonarla.

Mis buenos reflejos me fueron de mucha ayuda. En cada ocasión logré salvarme por los pelos de ser agarrada por un robot. Con cada movimiento mi sudor iba en aumento, aunque no sentía mis músculos fatigados, ni siquiera mi brazo que, por órdenes médicas, debía mantener en relativo reposo. Mi corazón siguió latiendo con fuerza, bombeando sangre a todo mi cuerpo.

Me gustaba pelear, me gustaba esa pequeña idea de invencibilidad que se armaba en el fondo de mi mente cuando la adrenalina me embargaba. Me gustaba el cómo mi mente trabajaba creando ideas de ataque infalibles. Incluso recibir golpes sonaba bien para mí, porque a pesar de que dolían, sabía que podía soportarlos. Sabía que era fuerte.

Esa era mi certeza, a la cual me aferraba: sé pelear, soy fuerte.

Soy fuerte...

Me cubrió una sombra enorme. El robot al que le acaba de quebrar una extremidad terminó por caer y gracias a su propio peso se destruyó (debía valer bastantes puntos pues era más grande que los demás). Volteé a ver quién o qué estaba creando tanta sombra, y casi me congelo en mi lugar.

Era un robot enorme. Tanto o más grande que los edificios.

Durante toda mi vida mi estatura fue mayor a la promedio, así que rara vez me había sentido pequeña, pero en ese momento aquella desagradable sensación volvió, provocándome náuseas.

El robot siguió avanzando hacia mí, y mi cabeza casi echaba humo de tanto pensar en cómo vencerlo.

Durante las instrucciones para el examen se había comentado que ese robot no iba a dar puntos, así que era lógico que la mejor opción era evadirlo.

Pero retroceder a esta pelea sería un insulto a mí misma. No quiero huir. Quiero vencerlo.

Soy fuerte.

Y de repente, el objetivo en mi mente había cambiado, ya no pensaba en conseguir todos los puntos posibles, pensaba en destruir a ese mastodonte de máquina.

Y ahí estaba yo, frente al robot gigantesco, únicamente sirviéndome de la barra de metal como arma. Sudando y esforzándome por mantener una respiración adecuada, estaba de pie tratando de idear una manera en cómo vencer a esa cosa. Mirando a mis alrededores, una idea ambiciosa se formó:

Puedo seguir obteniendo puntos y derrotar esa cosa. Los otros robots más pequeños están empecinados en agarrarme. Pues bien, que vengan a por mí.

Corrí hacia el robot enorme. Busqué alguna apertura que dejara a la vista sus engranajes y apunté, todos mis músculos se tensaron y prepararon para el momento de lanzar la barra de metal. Me aseguré de tener una postura correcta y lancé. La barra quedó incrustada en los engranajes de ese robot colosal. Celebré en mi interior mientras seguía corriendo directo al enemigo principal.

Sé pelear, soy fuerte.

Yo soy la gigante aquí, no tú.

Soy invencible.

Con cada paso que daba hacia el robot, sentía que mi cuerpo se hacía más grande y más fuerte. Con cada exhalación mis vías respiratorias se limpiaban, podía saborear la victoria, la alegría de ganar, la satisfacción de derrotar.

Cuando llegué a los pies de esa cosa no me detuve ni un momento y salté. Tuve que escalar y darme unos impulsos más hacia arriba para llegar al lugar dónde había logrado incrustar la barra de metal; la agarré y me quedé ahí colgando. Pronto los ataques de los otros robots más pequeños tendrían que llegar.

No estaba equivocada: a los pocos segundos después los demás robots saltaron en mi dirección. El robot gigante también se había percatado de mi ubicación y trataba de acertarme algún golpe, pero en cambio solamente golpeaba a otros robots o se golpeaba a sí mismo. A la vez que esquivaba los golpes que trataban de darme, tenía que mantenerme en mi lugar: agarrada a la extremidad de aquel robot enorme. Me apoyaba dónde podía, incluyendo relieves filosos que tenía el robot. Tenía heridas en mis dedos, en las palmas de mis manos y mis pies dolían, pero eso solamente me animaba con más fervor a alcanzar mi objetivo: derrotar a ese robot mientras seguía reuniendo puntos para el examen.

Vi con una sonrisa como la extremidad del robot gigante terminó por ceder y se rompió, la máquina perdió el equilibrio y aproveché de realizar mi siguiente movimiento. Agarré mi barra de metal mientras en mis pensamientos bendecía al chico con cinta en los codos del inicio del examen. Rebosante de alegría logré saltar a la espalda del robot, sopesando todas las posibilidades que se presentaban ante mí para derrotarlo.

Voy a vencerte, soy más grande que tú.

Las manos casi me temblaban ante mi logro, estaba con la euforia de la victoria casi en su grado máximo, cuando cortaron mi felicidad de golpe:

—¡El tiempo se ha acabado!

La voz de Present-Mic se hizo escuchar.

—¿Qué? —Miré a mi alrededor, todos los robots se habían apagado al instante. El robot gigante terminó de caer de frente conmigo en su espalda— ¿Cómo...? No... ¡NO!

El latido de mi corazón siguió siendo rápido, pero ya no por la adrenalina, ahora por la ira.

Estaba tan cerca.

Me llevé una mano al pecho.

Cálmate.

Pero me latían las venas en ganas de terminar apropiadamente el asunto y vencer al maldito robot. Vencer con todas sus letras, no ganar por default.

Vencer. Dejar a ese robot en condición de inútil al igual que lo había hecho con los otros más pequeños. Vencerlo.

Mi cuerpo estaba bañado en sudor y recién me di cuenta de que tenía algunos músculos fatigados, sobre todo los de las piernas. Me dio una puntada en mi brazo derecho. Solté la barra de metal que tanto me había servido y llevé mi mano libre hacia el lugar dónde me dolía.

Ya no tengo el efecto de la adrenalina...

Me examiné a mí misma: tenía mis manos llenas de mi propia sangre. La barra de metal también tenía rastros de mi sangre. Me fijé en que mi pantalón estaba rajado en mi rodilla izquierda.

¿En qué momento me pasó eso?

Respiré muy hondo varias veces mientras volvía al punto de inicio del examen. El camino estaba regado de robots. Mi cuerpo seguía palpitando de rabia. No importaba cuantas veces me dijera a mí misma Cálmate, la sensación no se iba.

Quería pelear hasta el final, quería vencerlo.

Era un robot tan grande como un rascacielos y aún así había logrado hacerle daño.

Sé pelear, soy fuerte.

Terminé por llegar al punto de inicio. Ahí estaban los demás concursantes, que hablaban entre ellos la cantidad de puntos que habían conseguido.

Cierto, me concentré tanto en pelear que perdí la cuenta de los puntos. Bueno, tendrán que ser más de 50, ¿no? Y los examinadores me habrán visto en acción, si no me aceptan en UA es porque son tontos.

Estoy segura de que estoy dentro.





n/a:

en el canon el examen de ingreso de UA pasa entremedio del año escolar y no después de la graduación de la secundaria, pero me tomé la libertad de escribirlo como se me cantó

AAAAA siento que conecté tanto con ayami en este capítulo uwu ni siquiera tenía planeado describir tanto su pelea, tampoco planeaba hacerla pelear contra el robot grande, pero sucedió o.o soy escritora brújula, escribo lo que me pinta en el momento y si queda bien pues bueno, pa'delante. y estoy muy contenta con el resultado de ahora

20-10-2022. originalmente estos eran dos capítulos: el examen de hanako y luego el de ayami, pero preferí juntarlos. el capítulo 1 está hecho de dos capítulos que originalmente iban separados iwal. decidí cambiarlos hoy. a ver para cuando decido publicar la historia, estoy como idiota escribiéndole a nadie estas notas de autor DJSAIDJOOA

not me subiendo esto el 26-07-2023, casi un año después de escribirlo qsjdlkmlk

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