—¡No puede ser-! ¡Déjame sostenerlo! —sueltas el brazo de Souya y te acercas al chico frente a ti, tomando al pequeño animal en tus manos.
Ubicas al gatito entre tus brazos y acaricias suavemente su cabeza, viendo como el felino se acomoda entre tus brazos y al poco tiempo ronronea, gustoso por tus caricias.
—Aww, no sabía que a [T/A] le gustaban los animales. —escuchas que dicen frente a ti. Alzas la cabeza y le sonríes.
—¡Me encantan los animales!—le contradices, sonriente— Pero, no lo sé, nunca consideré la opción de tener una mascota.
Tomas al pequeño en tus manos y lo alzas para que su rostro quede frente al tuyo, y lo acaricias nuevamente; casi te daban ganas de darle un fuerte abrazo pero te contienes debido a que no quieres lastimar al felino.
—Tu novia es bastante adorable, ¿Eh, gruñon? —Baji se recarga en el hombro de Souya, y este último siente su rostro arder al escuchar sus palabras.
—Ella no es mi.. Novia... —responde el peli-azul en un murmullo para que su tono de voz no salga con nerviosismo.
—¿Oh? ¿No lo es? —Baji te observa confuso, observa como acaricias al minino y una que otra vez dejas salir sonidos de ternura o dices frases sobre lo adorable que es el gato. Souya niega con la cabeza a sus palabras cruzando sus brazos— Mhm, yo sólo supuse...
Por otro lado, Chifuyu observaba como mimabas a su gato con entusiasmo y adoración, le parecían adorables tus gestos y palabras. Nunca creyó que tú, una [T/A], sería así con los animales, incluso llegó a creer que no te importaban.
—¡Peke J! ¡Te llevaré a casa! —exclamas, abrazando suavemente al gato contra tu pecho.
—¿Qué significa eso? —Chifuyu voltea a ver a Souya con una ceja alzada mientras te señala con su índice.
Souya guarda silencio y eso sólo hace que Chifuyu se aterre un poco con la idea de que te secuestres a su gato.
—Lo siento _______, Baji y yo debemos irnos ya. —dice Chifuyu apurado, quitandote a Peke para luego hacerle una seña a Baji para irse.
Baji le da una última mirada a Souya y le sonríe, mostrándole sus colmillos, antes de comenzar a caminar junto a Chifuyu lejos de ustedes.
—Pero.. No lo decía en serio. —un pequeño puchero se forma en tus labios— Bueno, quizá.. Sí...
Souya niega suavemente con la cabeza y se acerca a ti, lo miras de soslayo y sonríes mientras tomas nuevamente su brazo.
—En fin, ¿Continuamos con nuestra salida? —cuestionas y cuando ves que él asiente, comienzas a caminar con Souya a tu lado.
Hace poco estaban en una salida en el centro comercial —propuesta tuya— y lo que le diste como excusa para que él te acompañara es que se te estaban acabando las pinturas para los cuadros, así que sin mucha insistencia Souya accedió a salir de la casa. Y, aunque en parte era cierto que las pinturas estaban acabandose, también querías salir de esa casa, aunque fuera por un momento.
Sin embargo, si le dijiste que iban a comprar pinturas, ¿Por que están ahora mismo en una tienda de mascotas?
—¡Souya! ¡Mira esto! —vorifoceas mientras le muestras el pequeño collar color crema que tienes en manos— ¿Verdad que es lindo? ¿Crees que se vería bien en Peke?
Souya rasca su nuca, un poco confundido por todo lo que está sucediendo.
—Sí... —responde, pero su afirmación suena más a una pregunta.
—Mhm, no te ves muy convencido... —dices, bajando el collar en tus manos— ¿Crees que un color más oscuro le quede bien? —dejas el collar color crema en su lugar y observas los otros collares— Pero su pelaje ya es oscuro, si le compro un collar de ese mismo tono probablemente no se note... —desvías tu mirada de los collares a él— ¿Qué opinas?
El de iris azules te observa, tus ojos están fijos en él mientras esperan una respuesta. Y, Souya en ese momento no puede evitar desear que Mitsuya esté ahí, él realmente te ayudaría en estos casos.
—Siento meterme en su conversación, pero opino que si el pelaje de su mascota es oscuro lo mejor sería llevar un collar de color claro. —y justo como si lo hubiera invocado, su amigo se hace presente en el lugar— Oh, hola Angry.
—Mitsuya, hola... ¿Qué haces aquí? ¿Acaso tienes mascotas? —el ceño de Souya se frunce un poco más, esta vez confundido por la inesperada, aunque deseada, presencia de su amigo.
—No, no realmente. —Mitsuya niega con la cabeza suavemente— A mis hermanas les gusta venir a este lugar para ver los animales.
—Ya veo...
—Un color claro... —tomas de nuevo el collar y te incorporas nuevamente para observar a la nueva persona en el lugar— ¿Algo así? —le muestras aquel objeto en tus manos y él sonríe mientras siente con la cabeza.
Tu sonrisa se amplía notoriamente y tomas de la muñeca al de cabellera lavanda para arrastrarlo por el lugar, mostrándole uno que otro objeto que crees que le gustará a Peke. A Mitsuya no parece molestarle aquello, al contrario, incluso se ve feliz de ayudarte a elegir ropa para el pequeño felino.
Crees que ya es suficiente cuando tienes dos enormes bolsas llenas de juguetes, ropa, accesorios, entre otras cositas más para gatos. Tú y tu compañía se despiden de Mitsuya y sus hermanitas, quienes hace algunos minutos se habían unido a ustedes, y salen del lugar; tú satisfecha con tus compras y Souya preguntándose mentalmente cómo es que puedes derrochar tanto dinero en una mascota que ni siquiera es tuya.
Suelta un suspiro y toma una de las bolsas en tus manos para ayudarte a aligerar la carga, aunque realmente no parecía que necesitaras ayuda con ello.
—Está bien, puedo con eso. —estiras tu mano hacia la bolsa pero él la retira rápidamente, impidiéndote agarrarla de nuevo.
—Déjame ayudarte con esto.
—Sería injusto, yo fuí quien decidió comprarlo. —nuevamente, intentas agarrar la bolsa. Sin éxito— Vamos, no tienes que ayudarme por obligación, yo puedo sola.
Te paras frente a él e intentas tomar nuevamente la bolsa, sin embargo, Souya levanta la misma sobre su cabeza y es ahí cuando notas la diferencia de altura entre ambos.
—Dije que quiero ayudarte, no lo hago por obligación. —comenta el chico nuevamente, y tú lo observa curiosa.
—... ¿De verdad? ¿No sientes que tienes que ayudarme o algo así? ¿Es algo que haces voluntariamente?
Souya asiente con la cabeza, afirmándote que lo hace porque quiere ayudarte. No es por obligación y eso es algo que te hace sonreír ampliamente.
—Entonces, está bien... —murmuras, ubicándote a su costado para continuar caminando.
No mucho tiempo después, Souya extiende su brazo hacia ti y tú gustosa lo agarras, acercándote un poco más a él.
—¿Qué te parece si vamos a comprar las pinturas? Y luego te invito a comer.
—Sólo si dejas que sea yo quien pague por la comida esta vez. —Souya te observa de soslayo.
—Nop, de ninguna manera.
—¿Y si cada uno paga la mitad de la cuenta?
—Mhm... —pensaste un poco, antes de girar a verlo y asentir— ¡Está bien!
Le sonríes dulcemente y la expresión de Souya se suaviza con notoriedad antes de volver a ver al frente para continuar con su camino hacia la tienda de pinturas.