Unperfect Match | Kim Yugyeom

By AmmyPariascaR

34.9K 4.5K 1.1K

"Bunny96 y Brownie95 son compatibles. Love Match recomienda conocerse en persona." Basada en el mundo de Lov... More

01.
02.
03.
04.
05.
06.
07.
08.
09.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
60.

44.

272 40 8
By AmmyPariascaR

Diciembre 2019.


- ¡Lo tenemos! - escuché a Jinyoung gritar al teléfono, mientras manejaba. - Eun Sang, escuchame bien. Jackson y yo estamos en camino a recoger todos sus equipos y papeles. Youngjae se quedará con su madre por precaución. Ustedes también tengan cuidado, ahora que saben que tenemos a uno de los suyos, pueden intentar cualquier cosa.

- Bien, ustedes también tengan cuidado. - pedí. - Llámenme en cuanto tengan todo, puedo ayudarles a distancia.

- Bien. - accedió, antes de cortar la llamada.


Volteé de inmediato a ver a Yugyeom, quien había alcanzando a escuchar mi conversación desde la puerta de nuestra habitación. Tenía los brazos cruzados y la mirada fija en la alfombra al pie de nuestra cama. Parecía estar pensando en mil cosas y en nada a la misma vez. Estaba preocupado, al igual que yo, pero tal vez de cosas diferentes. En mi cabeza estaba la posibilidad de que alguno de mis amigos o mi hermano saliera herido. En la cabeza de Yugyeom seguramente estaban resonando las palabras de Jinyoung: "Ustedes también tengan cuidado..."


- ¿Gyeom? - llamé, atrayendo su atención.


En cuanto su mirada y la mía se encontraron, Yugyeom relajó los hombros y soltó sus brazos. Pero no se movío, se quedó recargado en el marco de la puerta por unos instantes más.


- Estaremos bien. - le aseguré. - Nos preparamos para esto. Tenemos seguridad fuera del edificio por si alguien intenta algo y los amigos de Youngjae viven a unos minutos en auto. Si algo pasara, que no lo hará, tenemos ayuda cerca.


Yugyeom asintió, poco convencido.


- Utilizaré mi laptop, en caso ellos me envíen algún archivo para decodificar o para revisar. Tú trata de no entrar a tu correo o responder llamadas cuyos números no tengas registrados. - mi novio volvió a asentir, su mente todavía yendo a mil por hora. - Estaremos bien. - repetí, animándome a recorrer los pasos que nos separaban.

- Eun Sang. - me nombró, tomándome por los brazos. Su mirada seguía estando inquieta. - Si algo llegara a pasarme, ve con Jinyoung. Si algo sale mal, si por algún motivo tú y yo nos separamos, no quiero que vayas con nadie más, solo ve con Jinyoung. - sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, haciendo que los míos ardieran.


No entendía qué pasaba. No entendía qué había impulsado a Yugyeom a decirme cosas como esas.


- Yugyeom, no te va a pasar nada. - afirmé, sabiendo bien que no podía hacerlo, que nadie era dueño del destino, del futuro. - Ambos vamos a estar bien y en unas semanas más, volveremos a Corea.


Él negó con la cabeza.


- Eun Sang, necesito que me digas que lo entendiste, que lo harás. - exigió, sonando casi desesperado. - Yo he hablado con él a solas. Si algo llegara a pasar, él sabe que hacer. Así que, por favor, haz lo que te digo. Solo por esta vez, ¿puedes hacerlo? Yo sé que no necesitas que yo te diga que hacer, que eres lo suficientemente inteligente para protegerte y proteger a los demás, pero por favor, necesito que calmes mi cabeza al menos en esto. - en cuanto parpadeó, un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. Su agarre en mis brazos se hizo más fuerte, indicando lo importante que era eso para él y lo cargada que estaba su mente. - Si algo pasa, si algo me pasa, no importa donde estés, ve con Jinyoung. Él te va a proteger.

- Yugyeom... - intenté replicar, pero él comenzó a llorar con más fuerza y pegó mi cabeza a su pecho.

- Por favor, Eun Sang. - suplicó. - No tienes idea del miedo que tengo, de la ansiedad que se está acumulando en mi interior con el pasar de los minutos. La sola posibilidad de perderte me está matando. Sé que todos accedimos a esto, a buscar a quienes quieran hacernos daño y a acabar con ellos, pero en ese momento no supe lo que causaría en mi interior. Te perdí una vez por idiota. No puedo perderte de nuevo.


Mis brazos se enrollaron alrededor del torso de Yugyeom y apretaron con fuerza para intentar calmarlo un poco. Nunca le había visto llorar de esa forma, nunca le había visto sentir tanto dolor, tanto tristeza junta.

Me partía el corazón. Aunque sabía que era necesario. Aunque los dos sabíamos que era necesario hacer lo que estábamos haciendo.


- Lo haré. - accedí para tranquilizarle. - Te prometo que, si algo pasa, iré con Jinyoung.


x


- ¿Ven mi pantalla? - pregunté a Jackson y Jinyoung, ambos juntos en el almacén que los hombres de Youngjae tenían en Busan.

- Sí, la vemos. - respondieron a coro.


Podía verles por la cámara. Se veían bastante cansados. Eran las 3 AM y no habían podido descansar en toda la noche. Habían hecho el viaje de Seúl a Busan en auto y luego, cuando los hombres de Youngjae nos aseguraron que era seguro, fueron al almacén a revisar las cosas que encontraron en el mini apartamento.


- Algunos de los archivos estaban ocultos. - expliqué rápidamente. - Pero utilizaron un programa de cifrado gratuito, así que no fue tan dificil.

- ¿Un programa gratuito? - preguntó Jinyoung, bastante extrañado. - Poco eficiente para personas que están respaldadas por alguien que sabe de codificación.

- Sí, lo mismo pensé. - repliqué. - Luke estaba mucho más avanzado que yo, cuando le conocí. Es muy sospechoso que dejara que uno de los suyos utilizara un programa gratuito y sobretodo que usaran un algoritmo bastante desfasado.

- Mírate, hablando como toda una cerebrito. - bromeó Jackson, rompiendo la atmósfera pesada por apenas unos segundos.

- Me tomó algo de tiempo, de igual forma. - añadí. - Pero lo logré y lo que encontré les parecerá mucho más extraño.


Ambos se quedaron callados, esperando.


- Hay un recorte de una noticia de hace años, una sobre una muerte en un muelle. - mi mirada fue a Jackson, justo a tiempo de ver cómo se enderezaba en su asiento. - Jackson, creo que está conectado con el abogado del que me hablaste porque no solo encontré esa noticia, sino muchas otras sobre ti, sobre JP Tech y sobre su rápido crecimiento.

- Lo sabía. - dijo Jackson, maldiciendo por lo bajo antes de soltar un golpe a la mesa tan fuerte que nos hizo saltar a Jinyoung y a mí. - Alguien encontró su teléfono.

- Hay información muy detallada. - continué contando, intentando escoger mis palabras con cuidado.


No estaba muy segura de mis sospechas. Lo había hablado con Yugyeom, antes de contárselo a los chicos, y a él también le había costado creerlo al principio.


- ¿Qué piensas? - preguntó Jinyoung.

- ¿No existe la posibilidad de que no haya muerto? - solté, entendiendo que no había otra forma de preguntar aquello.

- ¿El abogado? - Jackson abrió los ojos de par en par. - Es imposible, Eun Sang-ah. Murió. Eso es lo que dijeron.

- ¿Por qué lo piensas, Eun Sang-ah? - quiso saber Jinyoung. - Debes tener una razón para pensar eso.

- La persona que capturamos no tiene el suficiente conocimiento como para rastrearte, Jackson. - expliqué. - Por lo pobre de su seguridad, no debe ser experto y probablemente no conoce muchas de las cosas que nosotros sí. ¿Cómo podría dar contigo solo con un número?

- Pudo haber llamado y hacerse pasar por alguien más. - sugirió Jackson.

- Sí, ¿pero con qué motivo? - pregunté. - ¿Por qué buscarte a ti? Si yo encuentro un teléfono desechable en la calle en el que solo hay un par de números, lo echo a la basura. No sirve para nada. Hoy en día la mayoría utiliza smartphones. Solo alguien que supiera quien eres, haría todo esto, el rastreo, la recopilación de información.


Jinyoung y Jackson se dirigieron una mirada preocupada. Al igual que Yugyeom, habían empezado a encajar las piezas en sus cabezas y les estaban encontrando sentido.


- Dios mío, Eun Sang-ah. Si lo que dices es cierto, entonces nos estamos enfrentando a alguien con contactos muy peligrosos. - murmuró Jackson, permitiéndome sentir su miedo, a pesar de la distancia entre ambos.

- Lo que no entiendo hasta ahora es como se llegó a contactar con Minah y con Louis. - añadí.

- De la misma forma que volvió a dar con Jackson. - intervino Jinyoung. - Nuestras vidas han estado en el ojo público por un buen tiempo. El encuentro con Minah no pasó desapercibido, alguien debió contarlo o publicarlo.

- ¿Y Louis? - quise saber.

- En cuanto dimos contigo, cualquier con los mismos conocimientos que nosotros pudo haberte encontrado también. No solo a ti, sino a tu entorno cercano, es decir...

- Louis. - terminé la oración por él y me tomé unos instantes para procesar lo que entre los tres estábamos armando. - ¿Qué vamos a hacer? Esto se está volviendo mucho más peligroso de lo que creíamos.

- Vengan a Corea. - replicó Jinyoung. - Vengan a Corea mañana mismo. Es mejor que estén cerca a que sigan lejos. Podremos cuidarnos entre todos así.

- Hablaré con Yugyeom para preparar todo, pero necesitaremos ayuda.

- Que los hombres de Youngjae los ayuden. - dijo Jinyoung, aunque pareció una orden. - Y que ellos mismos los lleven al aeropuerto y aborden el avion con ustedes.

- Así de peligroso, ¿eh? - Jinyoung asintió.

- Prepárense. Les buscaré un vuelo.


x


- Nunca te había visto nervioso en los vuelos. - le dije a mi novio, mientras él apretaba los apoyabrazos de su asiento con ambas manos.

- Nunca habíamos tenido que tomar un vuelo con guardaespaldas que vigilaran que nadie atentara contra nuestras vidas. - replicó y aunque su comentario sonaba un tanto hostil, la risa que soltó me dio a entender que estaba intentando con toda sus fuerzas relajarse.

- Vamos a estar bien. - le dije, recargando mi cabeza en su hombro.


Jinyoung nos había conseguido asientos en primera clase para un vuelo de la tarde. No tenía idea de qué había tenido que hacer para conseguirlos y no quería preguntar. Había decidido alejar esas cuestiones de mi cabeza para enfocarme en Yugyeom. Estaba bastante nervioso por nuestro retorno a Corea y por la posibilidad de que fuese el antiguo socio de Jackson quien nos intentaba hacer daño.


- Nunca pensé que llegaría el día en el que amara a alguien con tal fuerza que su vida fuese más importante que cualquier otra cosa. - me dijo, decidiendo apoyar su mejilla en lo alto de mi cabeza. - Eun Sang, si algo te pasara...

- No me va a pasar nada. - le interrumpí, tomando su mano. - Llegaremos a Corea dentro de poco y veremos a nuestros amigos. Vamos a llegar al fondo de esto y lo dejaremos atrás.

- Eso espero, Sang-ah.


El vuelo y luego nuestro paso por Migraciones terminaron por agotar física y mentalmente a Yugyeom. Con nuestro equipaje en un carrito y los guardaespaldas a una distancia cuidadosamente calculada, me tomó de la mano para avanzar por la zona de llegadas internacionales.

Había bastantes personas yendo de un lado a otro, lo que ponía más nervioso a mi novio. Pero no fue hasta que perdimos de vista a un par de guardaespaldas entre un tumulto de turistas recién llegados que me obligó a determe.


- Yugyeom, está bien. - le dije, intentando ubicar a los guardaespaldas con la mirada. - Deben estar cerca. Youngjae les pidió que no fueran tan obvios para no atraer mucha atención.


Yugyeom negó con la cabeza.


- Algo está mal. - dijo y solo medio segundo después, escuchamos gritos que parecían provenir de todas partes y al mismo tiempo. - ¡Eun Sang! - gritó mi novio, apretando mi mano con mayor fuerza, cuando la gente empezó a correr en todas las direcciones posibles.


Todo era muy confuso. No podíamos identificar de dónde venían los gritos, de dónde venía el peligro. La gente solo corría de un lado a otro, como si estuviesemos rodeados, como si todo a nuestro alrededor estuviera cayéndose a pedazos, haciendo casi imposible entender de dónde venía el verdadero peligro.  

Yugyeom empezó a ver de lado a lado, intentando orientarse, intentando comprender en menos de un segundo lo que pasaba para poder prepararse.  Para él, el no poder protegerme era peor que su vida estuviera en riesgo. 



- ¡Señor Kim! - logré escuchar a uno de los hombres que nos cuidaban.

- ¡Señorita Choi! - gritó otro, el que se encargaba de mí.


Mi corazón estaba latiendo a mil por hora. Ninguno entendía que pasaba, ni siquiera nuestros guardaespaldas, y eso me terminó de quebrar porque si ellos, que estaban preparados para situaciones así, no podían entenderlo, ¿qué nos esperaba a nosotros? 


- ¡Quédense juntos! - ordenó la voz dura del jefe de seguridad, antes de que le diera miradas rápidas a su personal. - ¡Avancen!


Comenzamos a caminar a paso rápido, rodeados de los de seguridad, los tres hombres altos y musculosos que nos habían acompañado en Japón. Yugyeom no me soltaba la mano ni por un segundo, ni siquiera cuando el sudor de la mía se hizo presente. 


- Yugyeom, ¿qué está pasando? - pregunté, aunque sabía que él no tenía respuesta.


En realidad no quería una explicación, solo quería que alguien me diera la seguridad de que estaríamos bien. 

Yugyeom volteó a verme, intentando formular una respuesta inexistente. Sus ojos estaban llenos de lágrimas pero no terminaban de llenarse como para salir y empapar sus mejillas. El peor de sus miedos se estaban haciendo realidad frente a él y no podía hacer nada para frenarlo.


- ¡Usted, deténgase! - escuché a uno de los guardaespaldas gritar, el que se encontraba frente a nosotros.


El musculoso se detuvo de inmediato, haciendo que el resto de nosotros le imite. Pero solo él no era suficiente para cubrir a ambos por delante, de forma que podíamos ver lo que él veía.

Había un hombre frente a nosotros. Llevaba un saco largo hasta los tobillos, mascarilla y lentes negros. Una de sus manos estaba alcanzando algo en un bolsillo interno, gesto que había alertado a nuestro guardaespaldas.

Por favor, que no sea lo que estoy pensando, rogué internamente. Pero al verle sacar lo que parecía ser un arma de fuego, mi cuerpo empezó a temblar con fuerza.

Intenté voltear hacia Yugyeom para abrazarle con fuerza, mientras los guardaespaldas hacían su trabajo, pero todo pasó tan rápido que no tuve tiempo siquiera de pronunciar la primera sílaba de su nombre.

Cada uno de los guardaespaldas a nuestros lados tomó a uno de nosotros y lo protegió con su propio cuerpo, cuando el hombre al frente saltó hacia nosotros con su arma apuntándonos. El guardaespaldas que iba al frente se le lanzó encima para evitar que se acercara y en una maraña de golpes y patadas, lo redujo al suelo. Pensamos que todo había acabado allí, pero se escuchó otra voz masculina comenzar a llamarnos a gritos.

Tenía un cómplice.

Eso fue suficiente para activar algo en nuestros guardaespaldas, quienes nos tomaron por los brazos y nos arrastraron lo más lejos posible.


- ¡Yugyeom! - comencé a gritar una y otra vez. - ¡Yugyeom! - insistí, cuando vi que su guardaespaldas le alejaba del mío y de mí.

- ¡Eun Sang! - replicó Yugyeom. - ¡Suéltame, maldita sea! - le gritó a su guardaespaldas, intentando deshacerse de su agarre para correr a mí.


Pero fue inútil. Por muchas patadas y puñetazos al aire que tiraba, el hombre era mucho más alto y corpulento que mi novio y terminó arrastrándolo, tal y como el mío hizo conmigo.


- ¿A dónde vamos? - grité, corriendo para ir al mismo paso que el hombre, todavía mirando en dirección a donde Yugyeom se había perdido. - ¡Yugyeom se fue por otro camino! ¡Debíamos quedarnos juntos!

- Lo lamento, señorita Choi. - dijo, mirando a todos lados para asegurarse que nadie más estuviera intentando matarme. - Mis ordenes son cuidarla usted. El guardaespaldas asignado a su novio se encargará de protegerle a él.

- ¡Esto no tiene sentido! ¡Debíamos quedarnos juntos! - insistí, echándome a llorar de impotencia. 


El guardaespaldas no respondió de inmediato, continuó arrastrándome por el aeropuerto rumbo a los estacionamientos y yo, incapaz de luchar contra semejante hombre, no tuve más opción que seguirle con las mejillas empapadas de lágrimas. Me sentía inútil, tanto por no poder hacerle frente al hombre que me jalaba como si fuese una muñeca de trapo como por no poder hacer algo para que Yugyeom volviese a mi lado. 

Logramos salir del aeropuerto junto a un grupo de gente. Mi guardaespaldas empujaba a todos lejos de nosotros y lo continuó haciendo hasta que llegamos a la entrada de los estacionamientos, donde nos esperaba un auto listo para sacarnos de allí.



- ¿Dónde está Yugyeom? - chillé, cuando cerraron la puerta de un solo golpe.


Estaba sola junto a mi guardaespaldas y el chofer, y por lo rápido que arrancaron el auto, supe que no tenían intención alguna de esperar por él. 


- ¿Alguno piensa responderme?

- Señorita Choi, su novio debe estar con su guardaespaldas. Por el momento no tengo comunicación con ellos para asegurarnos que nadie nos siga. - explicó el hombre que me había arrastrado como si mi cuerpo fuese una pluma. - En cuanto estemos en un lugar seguro, podremos comunicarnos.


Empecé a negar con la cabeza una y otra vez. Quería ver a Yugyeom, quería escucharle y saber que estaba bien. Sentía que mi vida acabaría si no recibía noticias suyas pronto.

Yugyeom lo había predicho. En Japón, cuando habíamos conversado, él había predicho que algo como eso pasaría y me había hecho prometerle una sola cosa.


- Necesito hablar con Park Jinyoung. - solté de pronto, recordando mi promesa.

- Señorita Choi, no podemos...

- ¡Denme un teléfono! - vociferé, extendiendo mi mano hacia el hombre.


No estoy segura si fue por compasión o pena, pero el guardaespaldas terminó extendiéndome su teléfono, uno desechable con ningún número agendado y mucho menos un registro de llamadas.

Marqué el número de Jinyoung de memoria y esperé un par de segundos, antes de que respondiera.


- ¿Sí? - preguntó el CEO y me eché a llorar en cuanto le escuché. 


No pensé volver a escuchar una voz familiar. De verdad, había llegado a pensar que no saldría de aquel lugar. Pero había salido, claro que sí, solo que se había quedado una parte de mí allí, con Yugyeom.


- Jinyoung, perdí a Yugyeom. - le balbuceé.

- ¿De qué estás hablando? ¿Qué ha pasado? - preguntó rápidamente. Le había tomado por sorpresa.

- Intentaron atacarnos en el aeropuerto. - repliqué, intentando que me entendiera por encima del lloriqueo incesable. - No entiendo bien lo que pasó, todo fue muy rápido. Un minuto estábamos caminando juntos y al siguiente, nuestros guardaespaldas nos separaron el uno del otro para sacarnos de allí.

- ¿Estás bien? - preguntó, elevando la voz, totalmente desesperado. - ¿Te hicieron algo?

- No, nuestros guardaespaldas nos sacaron de allí antes de que pasara a mayores.

- Iré por ti. ¿A dónde te están llevando?

- No tengo idea. Espera. - repliqué, alejando el teléfono de mí por unos segundos. - ¿A dónde estamos yendo? - pregunté al guardaespaldas.

- Una de nuestras casas seguras. - explicó con la mirada fija en la calle, siempre alerta. - No puedo darle la ubicación exacta hasta asegurarme que usted está a salvo.

- ¡Es Jinyoung! - grité. - Fuera de Yugyeom, solo a él le confío mi vida a ciegas.


El guardaespaldas asintió, pero no pareció cambiar de opinión.


- Solo sigo ordenes, señorita Choi. - explicó, manteniendo la calma. - El señor Park es uno de sus contactos de emergencia, pero necesito asegurarla a usted, antes de darle la ubicación.


Contactos de emergencia. Yugyeom y yo éramos el contacto de emergencia del otro, pero nos habían hecho elegir a alguien más por si algo como eso pasara. Yugyeom había sido específico en que el mío debía ser Jinyoung.


- ¿Qué hay de Yugyeom?

- Su guardaespaldas se comunicará con nosotros cuando él también lo esté.

- Dios mío, Jinyoung, no tengo muchas opciones aquí. - le dije, intentando calmarme para hablar con él. - Solo me dirán donde es cuando esté segura. No tengo mi teléfono ni ningún artículo personal, así que solo podré comunicarme contigo por medio de mi guardaespaldas.

- Bien, bien, eso no ayuda a mi tranquilidad, pero lo acepto por ahora. - replicó, muy nervioso, más de lo que jamás le había visto. De fondo, escuché el tintineo de sus llaves. 

- Me comunicaré. - prometí. - Por favor, ven rápido.

- Estaré dando vueltas en mi auto hasta que me llames. ¿Ves que estés regresando a la ciudad o saliendo?

- Saliendo. El aeropuerto lo dejamos atrás, al sur de nuestra ubicación actual.

- Bien, eso me ayuda en algo.

- Señorita Choi. - me advirtió el hombre, haciendo que yo rodara los ojos.

- No puedo decirte más por ahora. Por favor, solo mantente al tanto.

- Lo haré, tenlo por seguro. - afirmó. - Estaré al pendiente si Yugyeom llama también.

- Jinyoung. - le nombré, recordando mi conversación con mi novio.

- ¿Sí?

- ¿Tú y él...? ¿Ustedes hablaron de qué pasaría en una situación como esta?

- ¿Te lo dijo? - preguntó, pero no parecía sorprendido. Luego de que Yugyeom me contara que él sentía algo por mí, ya no le extrañaba que me contara todo lo demás.

- Estaba muy nervioso en Japón.

- Me contactó antes de que fueramos por el hombre a Busan. Me pidió que cuidara de ti si algo le pasaba, si por algún motivo no podía estar contigo. - explicó. - Me puso como tu contacto de emergencia por si algo pasaba y fue muy claro en decirme que debía mantenerte a salvo... Aún si no lo hubiera pedido, lo hubiera hecho. 

- ¿Crees que esta sea una de esas situaciones?

- Eun Sang, estoy seguro de que está bien. Ten paciencia.

- Pero...

- Estará bien. - interrumpió. - Me aseguraré de eso.

- Eso espero, porque no sé qué voy a hacer si algo le pasa.


Jinyoung guardó silencio unos segundos.


- Eun Sang, trata de calmarte un poco. Estaré contigo lo más pronto que pueda.

Continue Reading

You'll Also Like

3K 230 24
Harley Miller una joven Hollywood, sus padres son dos grandes actores, se va de viaje a Italia Venecia, en busca de una nueva vida ya con 21 años ya...
38.4K 3K 84
«Mi vida no es diferente a la tuya... es igual de porquería» Espero que les guste Perdón por las faltas de ortografía La historia es totalmente mía
2K 79 22
Melrose es la hermana menor de Hazan y mayor de Ece hijas de Fazilet .
118K 7K 48
Fiestas, alcohol, drogas, tatuaje, mujeres, descontrol. Un dolor irremediable. Errores. Estudios, libros, tareas, lecturas, buenas calificaciones. U...