Shingeki No Kyojin: Sin la Ca...

By Garolnape

3.7K 240 40

Es una historia alternativa de la serie de manga japonesa escrita e ilustrada por Hajime Isayama, Ataque a lo... More

Capítulo 0 - Importante antes de leer
Capítulo 0.5 - Tráiler
Capítulo 1 - A ti, dentro de 2000 años
Capítulo 2 - Aquel día
Capítulo 3 - La verdad sobre este mundo
Capítulo 4 - El Cuerpo de Exploración
Capítulo 5 - Más allá de los muros
Capítulo 6 - Reiner Braun
Capítulo 7 - Una decisión que lo cambiaría todo
Capítulo 8 - Incertidumbre en las murallas
Capítulo 9 - El Titán Fundador
Capítulo 10 - La batalla entre ideologías
Capítulo 11 - Despedida
Capítulo 12 - Pelea de titanes
Capítulo 14 - El bosque de los titanes
Capítulo 15 - Explosión
Capítulo 16 - Estrategia decisiva
Capítulo 16.5 - Actualización
Capítulo 17 - Festín
Capítulo 18 - Traiciones
Capítulo 19 - Guerra Mundial contra los Titanes
Capítulo 20 - Hacia la libertad en esa casa

Capítulo 13 - Última esperanza

94 10 0
By Garolnape

Dos horas pasaron desde el altercado en Shiganshina, desde que cayó el muro de Shiganshina. En el Distrito Trost, sur de la Muralla Rose, ya habían llegado las noticias sobre el ataque de los titanes. Pixis estaba reunido junto a otros líderes, angustiado. No puede ser, ¿cómo ha caído finalmente la muralla después de más de un siglo? No tendrá nada que ver con lo que me comentaste, ¿verdad Erwin?

Dot Pixis se encontraba en su sala del cuartel de Trost, reunido con otros militares de las Tropas de Guarnición, entre ellos Anka y Gustav, escoltas de Pixis.

—Señor Pixis —dijo Anka—. Ha llegado otro barco que transportaba refugiados, ya está aquí.

—Se informó que hay más de 500 personas a bordo —añadió Gustav—. La cuestión es si Shiganshina fue todo lo que perdimos.

—Como haya finalmente caído el Muro María toda la población se verá reducida al interior del Muro Rose —reconoció Pixis—. La situación será terrible.

—Cuesta creer que finalmente pudieron atravesar el Muro de Shiganshina...

—Pronto deberemos informar al centro y esperar órdenes —dijo Pixis—. No podemos manejar una emergencia por nosotros mismos.

Fuera de la sala se oyeron unas pisadas que los alcanzaban, hasta atravesar la sala. Era Rico Brzenska, una recluta de la Guarnición.

—¡Comandante, traigo nuevos informes! ¡La Muralla María no ha caído, pero Shiganshina ha sido arrasada por los titanes! ¡Se rumorea que los titanes que han atacado el muro se tratan de seres humanos!

Toda la sala entró en silencio y se helaron al oír esa última declaración. ¿Cómo que humanos? ¿Qué significaba todo eso? Pixis agrandó sus ojos, y sacudió la cabeza, boquiabierto.

—No puede ser...


Los civiles que abandonaron la ciudad de Shiganshina se dirigieron al interior del Muro María, la compuerta permanecía cerrada. El ejército de las murallas había sufrido múltiples bajas en este ataque a Shiganshina; el agujero de la puerta exterior continuaba abierta pero ya no entraban más titanes, solo quedaban pocos por la zona que algunos soldados se encargaban de eliminarlos. En el cuartel había decenas de heridos siendo atendidos, entre ellos Mikasa. Armin la observaba, preocupado; Mikasa empezó a abrir los ojos.

—Mikasa, ¿cómo te encuentras?

—¿Qué ha pasado? —preguntó ella.

Mikasa no se acordaba de mucho, sufrió un severo golpe.

—Llevas dos horas durmiendo —respondió Armin—. Sufriste un duro impacto en la cabeza.

Mikasa se sobresaltó y miró a su alrededor. Cogió a Armin del cuello.

—¡¿Dónde está Eren?! ¿Realmente se lo llevó aquel titán?

—Ellos se lo llevaron hace dos horas. Tranquilízate, Mikasa.

Mikasa se levantó rápidamente pero sufrió un mareo, y tambaleó. Se puso la mano en su cabeza.

—¿Te duele la cabeza? —preguntó Armin—. No te muevas, tienes algunas heridas.

—Tranquilo, estoy bien.

Mikasa se sentó en el suelo y miró a Armin a los ojos.

—¿Alguien fue tras ellos?

—No... —dijo Armin, aunque le costó.

—¿Por qué?

—Yo también quería ir a por él, pero Connie y el resto tenían razón, fíjate a tu alrededor. —Armin repasó su índice por toda la sala—. Esta batalla ha tenido muchas bajas y muchos heridos, hay muy pocos que estén en condiciones de pelear. Necesitamos a más que puedan participar en una operación.

—¿Y entonces qué? ¿Vamos a dejar que el enemigo se lleve a Eren?

Armin la observó y la abrazó, intentó compadecerla. Ella dio un respingo y Armin se apartó.

—Hace días —dijo Mikasa—, el día que pensamos que Eren había muerto, estaba destrozada. Había llegado a mi límite, pero hoy cuando lo he visto, todo eso había cambiado.

Mikasa lo miró de nuevo mientras se sujetaba la bufanda que le rodeaba el cuello.

—Dime, Armin ¿por qué Eren siempre se aleja de nosotros?

—Tienes razón —respondió él—, siempre echa a correr él solo dejándonos atrás. Seguro que está destinado a hacerlo.

—A mí me basta con estar a su lado, solo eso.

En el primer piso del cuartel había bastante alboroto, en una pequeña sala con varios soldados. Reiner estaba sentado e Historia resguardándolo, como su protectora. Delante de ellos había un grupo de soldados pidiendo encarcelar a Reiner puesto que era un titán. Aunque parecía que no cayeron en que se podía convertir cuando lo desease. Siempre que Reiner lo quisiera, claro estaba.

—¡Krista, deja de defender a este titán! —gritó Samuel—. ¡¿No serás tú también uno de ellos, sino porque también defendiste a Ymir?!

—¡Dejadlo en paz, él únicamente quería salvaros, por eso peleó contra ese titán!

Connie llegó a la sala junto a Jean y Sasha, que iba en muletas, e intentó disuadirlos. La sala se vació —de alguna manera Connie se hizo respetar ante esos reclutas— y se quedaron ellos solos.

—Dime Marcel —dijo Connie—, ¿tú realmente estás de nuestro bando? Todavía no estoy entendiendo bien qué está ocurriendo, pero...

—Yo antes era uno de ellos —admitió Marcel, o Reiner—. En el pasado teníamos planeado atacar Shiganshina, pero el plan falló. Después de un tiempo, tuve mis razones y por eso decidí cambiar de bando. Si ellos se llevan a Eren, todo por lo que hemos peleado habrá sido en vano; si no lo rescatamos, será el fin de la humanidad. El enemigo de fuera de los muros no puede llevarse a Eren, él es la última esperanza de nuestra raza.

—Yo tampoco estoy entendiendo gran cosa —añadió Jean—. Pero han muerto muchos soldados y muchos de ellos están heridos, es inviable perseguirlos.

Jean se volvió hacia Sasha, quien se desentendió de lo último que dijo Jean.

—Yo puedo pelear perfectamente. Además, con el equipo es prescindible que use el tobillo.

—Por cierto, mi verdadero nombre es Reiner. Es una larga historia...

Se lo quedaron contemplando, sin decir nada. Ese compañero con el que habían estado tres años, igual que Eren, igual que Ymir, ahora resultaba ser un titán. Se preguntaron si todavía habría más entre la milicia. Un alboroto comenzó a propagarse en la entrada del cuartel y Connie lo advirtió. Se levantó y miró por la ventana: muchos soldados se reunían en el exterior del cuartel; bajaron hasta el vestíbulo. La compuerta interior de Shiganshina estaba abierta y de ella aparecieron una veintena de soldados; sus miradas no daban crédito a lo que veían.

—¿Qué ha ocurrido aquí? —preguntó Erwin—. ¿Los titanes han invadido la ciudad?

—¡Historia! —gritó Ymir.

Algunos de ellos dejaron atrás a los caballos y adoptaron la técnica tridimensional para inspeccionar mejor la zona, el resto de ellos alcanzaron el cuartel, muchos soldados los recibieron. Ymir, al ver a Historia ahí de pie, saltó del caballo y corrió hacia ella de alegría, Historia también fue hacia ella y se abrazaron. Ese era el motivo por el que habían vuelto a Shiganshina.

—¡Ymir, al final habéis venido!

—Historia, estaba muy preocupada.

Erwin se separó del caballo al igual que el resto de soldados que lo acompañaban, entre ellos Levi. Erwin se encaminó hacia Hange, la segunda persona con más autoridad en el Cuerpo, después de él mismo.

—Hange, ponme al corriente de lo que ha ocurrido aquí.

—Comandante, al final ha llegado el día: la ciudad ha sufrido un ataque por parte de los titanes —reconoció Hange—. Descubrimos que hay más titanes como Ymir, ellos son los que destruyeron la puerta y por esa razón los titanes causaron el caos en ella. La intención de esos titanes cambiantes era romper el muro interior para que la población se redujera al interior del Muro Rose.

—¿Los habéis contenido? ¿Dónde se encuentran ahora? —preguntó Erwin. Su rostro adquirió un color rojizo, como si disfrutara de escuchar aquellas noticias. Como si todo aquello, guiara hacia un descubrimiento clave para la humanidad.

—Un Titán Hembra iba a romper el muro, pero Eren la detuvo.

Los ojos de Erwin se dilataron aún más, y se quedó callado. Miró hacia el suelo y reflexionó, no creía lo que acaba de escuchar.

—Eren... —dijo al final—. Conque al final sí era un titán cambiante.

—¿Cómo sabes tú eso? —preguntó Hange.

—¿Dónde se encuentran ellos ahora? Necesito hablar con él.

—El enemigo se lo ha llevado fuera de los muros —dijo Hange—. Aparecieron más titanes cambiantes y escaparon. También descubrimos que Marcel, que se había dado por muerto en la anterior expedición, es un titán cambiante.

Erwin rápidamente se dio la vuelta y se fijó detenidamente en todos los soldados que estaban en la entrada del cuartel. Los inspeccionó sin vacilar uno por uno hasta que se lo topó. El comandante fue hacia él y Levi lo frenó.

—Comandante, han dicho que Marcel se trata de un titán cambiante. No haga tonterías.

Erwin lo miró a los ojos y lo ignoró, continuó caminando hasta llegar donde él. El resto de soldados que estaban cerca de Marcel se disiparon y quedaron ellos dos en medio de todos los reclutas, que no quitaban los ojos de aquella escena. Finalmente Erwin se posicionó delante de Reiner. Él desconocía cuál era su intención, pero tampoco se movía.

—Dime chico, ¿tú te llamas en realidad Reiner?

Reiner se asombró al escuchar al comandante decir su verdadero nombre. El resto de soldados que conocían su nombre real también se sorprendieron. Reiner al principio vaciló, pero al fin pudo preguntarle.

—¿Cómo sabe usted mi verdadero nombre?

Erwin lo miró y sonrió discretamente, pero no pudo dejar de sonreír.

—Después de cinco años por fin te he encontrado —dijo Erwin, que levantó su mirada al cielo.

—Comandante, ¿de qué va todo esto? —preguntó Levi.


Hace cinco años, una semana después de que el comandante Keith Shadis abandonara la Legión y yo, Erwin Smith, tomara su puesto, estuve presente en una reunión en Mitras, la capital del reino en el interior del Muro Sina. En esta reunión había los diferentes comandantes de cada una de las ramas del ejército: Dot Pixis, Nile Dok y Darius Zackly, el jefe de las tres divisiones del ejército. Además de ellos cuatro, también estaban presentes el rey Fritz y cuatro miembros de la asamblea del gobierno real: Aurille, Gerald, Roderich y Deletov. Nosotros ocho estábamos sentados en diferentes sillas y el rey Fritz en su trono, reunidos por temas políticos y gubernamentales.

—Mirad a quién tenemos aquí —dijo Aurille—. El nuevo comandante de la Legión, cada vez duran menos.

Ellos cuatro eran ministros del gobierno y eran muy cercanos al rey Fritz, pero sabía que nos ocultaban algo, nos hablaban sin sernos totalmente sinceros.

—Siempre que hay un cambio de comandante en una de las ramas del ejército —dijo Zackly—, convocamos una reunión para ponerlo al tanto de las diferentes directrices.

Era una reunión normal, pero notaba que ellos nos miraban extraños, como si conspiraran algo contra nosotros. Aun así, lo dejé pasar hasta que llegó ese momento. El instante en el que ellos se alteraron.

—Como ya sabéis, el gobierno real tiene...

Mientras estaba hablando Gerald, un hombre de pelo rubio corto y de estatura alta, la puerta se abrió bruscamente y de ella aparecieron varios soldados de la Policía Militar, que traían a un hombre consigo. Los miembros de la asamblea se alarmaron un poco al ver que la persona que traía a aquel hombre, era el policía Kenny Ackerman. Él iba a hablar sin tapujos pero se detuvo al vernos a nosotros.

—¿Qué ocurre Kenny? —preguntó Aurille—. ¿Por qué traéis a este hombre aquí?

—Es un hombre más peligroso de lo que creen, él...

Kenny estaba sujetando a un hombre bastante alto que padecía de calvicie y su barba era de color canoso.

—¡Hijos del demonio, descendientes de Ymir! —dijo Percy, el padre de Reiner—. ¡Nosotros acabaremos con vosotros, ni el rey Fritz podrá vencernos, vuestra raza perecerá hasta el final!

Todos los de la asamblea se sobresaltaron y no daban credibilidad a lo que escuchaban, entre ellos se miraron asustados y despavoridos. Nosotros, los del ejército, no entendíamos nada. Uno de ellos se atrevió a preguntarle a ese hombre.

—¿Tú quién eres, de dónde vienes? —preguntó Deletov.

—¡Yo vengo de Marley, vengo del exterior de las murallas, fuera de la mierda de isla en la que vivís! ¡Mi hijo Reiner es un titán cambiante, él os matará a todos!

Aurille, de baja estatura y complexión gruesa, no quería que ese hombre siguiera hablando y se levantó de la silla, estaba claro que estaba actuando.

—¿Usted escucha lo que dice? ¡Esta persona está loca! ¡La humanidad más allá fuera de los muros fue extinguida por los titanes!

El resto de la asamblea del gobierno lo miraba estupefacto, no sabían qué decir. Nosotros estábamos callados, no entendíamos nada de lo que estaban diciendo.

—¿Habéis hecho creer a la gente esta absurda mentira? —preguntó Percy, que soltó una mueca—. ¡Vosotros deberéis perecer por todos los pecados de vuestros antepasados, vuestro destino es el de la muerte!

—¡Basta ya! —gritó Aurille—. ¡Este hombre merece la pena de muerte por delito de injuria y de odio! Kenny, encárgate tú.

—Lo que usted mande.

El rey Fritz observaba toda la escena, pero no pronunció ni una palabra en todo el rato. Los policías que había en el lugar también se retiraron, desde dentro de la sala se podían escuchar los gritos.

—¡Soltadme eldianos del demonio! —se quejaba Percy—. ¡Yo estoy por encima de ustedes, déjenme de tocar con sus sucias manos!

—Creo que ya se ha terminado la broma.

Desde dentro pudimos escuchar como Kenny apretó el gatillo, lo ejecutó en el pasillo. Aurille se volvió a sentar y se le notaba muy nervioso, yo sabía que ahí estaba ocurriendo algo.

—No hagáis caso a ese perturbado —dijo, intentando disuadirnos—. Si no hacemos una buena gestión del gobierno, muchos acaban locos como aquel hombre. Sigamos con la reunión.

Desde aquel momento la reunión se volvió incómoda para todos. Los del gobierno real finalmente la dieron por terminada y nos obligaron a callar.

—Aun así —dijo Aurille—, tenéis prohibido hablar con cualquiera sobre lo que ha dicho ese hombre. Claramente estaba loco, pero no queremos que se difunde información falsa y crear un caos dentro de los muros. Vosotros sois los comandantes del ejército y sabemos que seréis discretos.

Pasaron los días y no podíamos dejar de pensar en aquellas palabras, queríamos pensar que aquello que dijo aquel hombre era falso, ¿pero y si era cierto? Sabíamos que algo estaba ocurriendo, ellos siempre habían escondido algo, ¿y si era eso mismo? Fuera como fuese, era un problema para el gobierno que nosotros conociéramos esa información.

—Pixis, ¿qué opinas sobre la reunión en Mitras? —le pregunté.

—Erwin, dije que te olvidaras —respondió Pixis—. Ellos nos amenazaron con que no habláramos de ello. Si alguien cercano a la realeza se entera de que charlamos sobre lo que dijo ese tal Percy, correremos un riesgo.

—Así que me estás reconociendo que crees a ese hombre, tienes la duda de si realmente en el exterior hay humanos. También dijo que vino con su hijo Reiner, y viendo la edad del padre, es probable que se trate de un chico joven, de unos 12 años.

—¿Crees que van a venir del exterior un padre y un hijo de 12 años a acabar con la gente de dentro de los muros? —preguntó Pixis.

—Algo debió de ocurrir. Además dijo que ese muchacho era un titán, eso podría explicar que los humanos son titanes.

—¿Te das cuenta de todas las conclusiones que estás sacando? Son extremadamente improbables. ¿Cómo van a ser los titanes humanos?

—Algún día descubriremos la verdadera naturaleza de los titanes —respondió Erwin—. Si ese hombre no mintió con lo de su hijo, es probable que él ahora esté solo; no mencionó que viniera más gente. Tengo la confianza en que si realmente existe esta persona, se unirá a la Tropa de Reclutas. Debo encontrar ese niño, él puede ser la clave para desenmascarar toda esta mentira en la que vivimos. Deseo conocer la verdad sobre este mundo. Debo hacerlo por mi padre.


Erwin finalizó, creando un gran vacío en la ciudad. Reiner cayó derrotado, sus ojos miraban al suelo, llorosos. Ellos dos acaparaban todas las miradas.

—Ahora que conocéis esta información, estamos todos en peligro —dijo Erwin, como complaciente.

Reiner estaba arrodillado, y golpeó fuertemente el suelo con sus puños. Así que fue así como murió su padre.

—Maldito, papá. ¿Por qué tuviste que montar ese espectáculo? ¿Solo querías morir menospreciando a la raza que trajo la miseria a tu vida?

Después de un silencio, creado por él mismo, se levantó y miró al comandante, que no despegaba la mirada de él.

—Muchas gracias por hacérmelo saber —dijo Reiner—. Nunca supe qué fue de mi padre.

A muchos de los soldados les costaba entender lo que el comandante les había explicado, no podían creer que realmente hubiera una civilización en el exterior. Varios de ellos empezaron a pedir a Reiner que diera explicaciones sobre el mundo exterior, también le pidieron a Ymir. Incluso así, tampoco se acercaron mucho a ellos, lo hacían desde la distancia.

—¿Qué hay en el exterior? —preguntó Samuel.

—¿Por qué nos atacan los titanes? —preguntó Daz.

—Ahora no es el momento —respondió Reiner—. Os prometo que os explicaremos todo acerca de la verdad sobre este mundo.

—Eren nos comentó que en su sótano había tres libros que explicaban toda la historia de nuestra humanidad —comentó Armin, juntándose con Reiner, junto a Erwin—. Pero para ello antes necesitamos traer a Eren.

—Debemos solucionar un grave problema primero —dijo Reiner—: el enemigo ha capturado a Eren. Él es quien posee el Titán Fundador, el titán del rey. Si no logramos rescatarlo y acaba en el continente de Marley, nuestra humanidad ya no tendrá más esperanzas.

Antes había mucha gente en contra acerca del plan para rescatar a Eren, pero después de escuchar a Erwin y ver que había más soldados, toda esa multitud ya no se oponía. Pocos eran los que se atrevían a rebatir al comandante.

—Ellos escaparon por la puerta hace dos horas —dijo Hange—. Es muy probable que ya estén muy lejos.

—A estas horas puede que ya estén cerca del mar —añadió Reiner—. Aun así, ellos deben haber parado a descansar.

—En los libros de mi abuelo —comenzó Armin, demostrando su cultura—, ponía que fuera de los muros hay varios Bosques de los Árboles Gigantes, es probable que si están descansando estén en uno de ellos. Ellos querrán descansar en un lugar donde los titanes no los alcancen hasta que estos dejen de moverse, por la noche.

—¿Y en cuál crees que se encontrarán ellos? —preguntó Erwin.

—Si mal no recuerdo, al sudoeste de Shiganshina hay uno; es el que está más cerca.

Erwin observó a todos los soldados que habían peleado en Shiganshina y a los que provenían de Trost, en total más de sesenta soldados.

—¡Escuchadme todos, sin importar a qué rama del ejército pertenezcáis, todos debéis ayudarnos en esta misión! —ordenó Erwin—. No se trata de una expedición de exploración, sino una incursión contra el enemigo del exterior.

—Hoy, cuando Eren vino a buscarnos, nos dijo que él era la última esperanza de la humanidad —añadió Mikasa, alentando a las tropas—. Debemos traerlo de vuelta.

Erwin y el resto se puso manos a la obra y empezaron a preparar la expedición. El día poco a poco fue avanzando hasta que llegó el atardecer. Todos los soldados estaban acabando de repostar sus equipos tridimensionales con el gas pertinente y también los caballos, y se acercaron a la entrada de Shiganshina. Alrededor de ella había varios soldados de la Guarnición, encargándose de matar a los últimos posibles titanes que quedasen en el lugar, entre ellos Hannes. Armin estaba junto a Reiner, que daba algunas explicaciones sobre los titanes cambiantes a los que se enfrentaban.

—Los titanes a los que nos enfrentamos son muy poderosos. El Hembra es el que mejor pelea en el cuerpo a cuerpo, mientras que el Bestia principalmente ataca desde la lejanía. Es muy probable que también se encuentre el Titán Carguero debido a que también estaba el Bestia, pero ese es el menos peligroso, aunque es el que más resistencia y velocidad tiene. Por último hay el titán más peligroso, el Colosal. Una vez ya se ha convertido ya no es una amenaza, el problema es el momento de su transformación. Debemos tener cuidado con él ya que cuando decida transformarse creará una gran explosión de vapor ardiente que nos matará al instante si nos encontramos cerca de él.

Los soldados ya estaban a escasos metros de la puerta exterior. Muchos de ellos nunca habían salido de los muros, pero tampoco se maldecían, al menos no todos.

—¿De verdad vendrás Jean? —preguntó Connie.

—Ya me distancié de ti y Sasha lo suficiente, os he echado mucho de menos. Además, alguien tendrá que protegeros. No te preocupes que Marco estará bien junto al rey.

—Escucha Jean —dijo Sasha—, no te hagas el héroe que tú eres el único que todavía no ha salido nunca de las murallas.

Ymir estaba junto a Historia, pensando sobre su papel en el futuro.

—Cuando volvamos con Eren, cambiaremos todo Ymir. Te haré caso y viviré siendo la persona que debo ser. Viviré por mí misma, viviré por el simple hecho de que nací en este mundo.

—Ahí estaré yo para que eso pueda ocurrir.

La zona estaba despejada y ya no quedaban más titanes en la ciudad de Shiganshina, aunque algunos soldados se quedaron en la ciudad por si venían más. Hannes, en lo alto de la muralla, avisó a Erwin de que no había titanes cerca. Erwin levantó la espada y la inclinó, iniciando el rescate de Eren.

—¡Da comienzo la expedición más importante de la historia del Cuerpo de Exploración! ¡El único objetivo es el de traer a Eren Jaeger de vuelta! Si llegamos al bosque antes de que se haga de noche, estaremos a tiempo de salvarlo. ¡Adelante!

Todos los caballos partieron de Shiganshina y galoparon a gran velocidad, sesenta soldados se disponían a pelear contra los titanes del continente para salvar a Eren, la última esperanza de la humanidad. El caballo de Mikasa trotaba velozmente, ella agarraba fuerte su bufanda. Desde pequeña te prometí que te protegería. Te traeremos de vuelta, Eren.

· Próximo capítulo – El bosque de los titanes

Continue Reading

You'll Also Like

5.3K 393 7
La secuela de la aterradora y enferma historia que ésta vez tomará como víctimas a cuatro pequeños niños, las cutie mark crusaders y al fiel asistent...
178K 18.6K 43
No importa si me tiran, me levantaré, no importa si me voy por qué volveré, quieren lastimar a los míos? no lo permitiré. De pasar a combatir ladrone...
52.3K 3.1K 19
Un izuku con la gomu gomu
77.1K 13.9K 103
Mientras un joven Peter Quill muere lentamente de hambre en una celda de prisión en el barco devastador de Yondu, aparece otra alma y se fusiona con...