Frases del Olimpo. Vol 4

By OlimpoEntreLibros

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Las mejores frases que fueron recopiladas en cada una de nuestras lecturas para reseñas. More

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Nos Teníamos Demasiadas Ganas - Maria Beatobe
Solo Recuerdo Tu Voz (LIBRO 1) - Priscila Serrano
Mermelada De Estrellas -Rene Valdez Ramos
Call girl escort - Susantha Lust- libro 1 (+18)
Sal De Mi Camino, Valentín - Sarang Hee
La Equivocación Del Conde - Verónica Mengual
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Greta Y El Último Viaje En El Tiempo - Mari Sang
Interpretando a Hunt - Jess GR
FanGirl - Rainbow Rowell
Out OF The Woods (Libro III) - Kelly Belher
El Aire Que Respira - Brittany C. Cherry
Guerra Sin Armas - Nickole Naihaus L
El Fuego Que Nos Une - Brittainy C. Cherry
Devórame Para Siempre - Alissa Brontë
Los Cuentos De Hadas Ya No Existen - Dana Darius
Antología del Olimpo: Bellas Artes Ibañez & Herrero - Jess GR
Antología del Olimpo: Bellas Artes Dos Segundos - LaMalaPrincesa
No Fue Mi Intención Amarte - Lorena Fuentes
Antología del Olimpo: Bellas Artes Letras Prohibidas - Luce Monzant G.
Antología del Olimpo: Bellas Artes Una Dulce Melodía Melissa Mitchell H
Las Flores También Tienen Memoria - Estela Sanchez
Hilda Rojas Correa - Tentando al demonio
El Escritor Perfecto - Jacqueline M.Q
Me muero por vivir - Alexandra Castrillón
La Gatita y El Ratón (Cupimamis2)- Nía Rincón
En Busca Del Héroe - Adrián P. J
Sin Salida - Sarang Hee
Solo Me Pierdo En Tus Ojos - Priscila Serrano
Si, acepto secretos - Camilla Fava
Coleccionando Corazones - Mel Urrich
Pasión Al Límite - Merche Diolch
Los Predestinados (Libro 1) - Carola Vercaigne
Solo Anhelo Tu Aroma - Priscila Serrano
Cuando el amor llama: Libro1 -Serie De Amores y Matrimonios
Enamorar a un Lord Inglés: Libro2 -Serie De Amores y Matrimonios
Oculto - Lúthien Númenessë
Oscuros - Jessyca Vilca Aparicio
Princesa Juliana (El poder de la soberana) - Raina Blank
Arrogante (Sie7e Navy SEALs Letales) - Alana Quintana Albertson
Sin ti - Merche Diolch
Julen - Jess GR
Ojos Ámbar - A.K. Leos
Porque Manda el Corazón: Libro 3 - Serie De Amores y Matrimonios
10 Días Para Enamorarte - Mariu Barberá
Bad Romance - Alissa Brontë
Entre El Deber y la Pasión: Libro 4 Serie de Amores y Matrimonios
La Mole - Federico Relimpio
Dulce tentación - Cora Reilly
Los guardianes - Geraldine Falconette
Solo una noche - Moruena Estringana
Flirty Girl: Dime qué callas y te diré quién eres - Isa Quintín
A Pesar De Ti - Collen Hoover

El Corazón del Duque - Mile Bluett (Serie Romances Victorianos I)

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By OlimpoEntreLibros

Ella tenía un peculiar sentido del humor que sacaba partido, sin proponérselo, a las más hilarantes situaciones.


Permanecer lo más posible al lado de su amigo, mientras aquel recibía el título e intentaba tomar las riendas de su vida, fue su manera de mostrarle apoyo.

¡Ya te dije que la chica es como una hermana para mí!

No lo entiendes porque no puedes ver a una dama sin pensar en sus atributos femeninos.


La sociedad adora los rumores y tú eres una fuente constante de cotilleos. Perderás credibilidad y respeto si no cuidas las apariencias.

Jason y ella se habían vuelto inseparables desde que tenían uso de razón, hasta que lo enviaron a estudiar a Eton y las responsabilidades de ambos cambiaron; pero todos los descansos, sin excepciones, los pasaban juntos.

Jason era odioso cuando se lo proponía, pero poseía otras virtudes que endulzaban su carácter volviéndolo irresistible, al menos para ella.


El dolor de ambos dio paso a la sensación de sentirse en casa cuando estaban cerca, y la diferencia de edad se hizo cada vez menos importante.


Jace insistía en tratarla como a su hermana menor, lo que Angie detestaba, porque era muy madura para su edad.


Ella irradiaba una luz que venía de adentro y se reflejaba en sus ojos, que cambiaban de color según el antojadizo del clima, azul límpido ante cielos despejados y gris oscuro en medio de la tormenta.


Angelina tuvo que clavarle los ojos a Jason y rápido se recompuso para que él no lo notara. Con veinte años su amigo superaba la altura de otros hombres conocidos y emanaba masculinidad por cada costado.

Por favor, Jason. Compréndelo. Todo ha cambiado. Si de verdad me estimas tanto, coopera para que logre lo que se espera de mí. Yo te apoyé cuando te enviaron a Eton, cuando te obsesionaste con la esgrima, incluso te cuidé a ese caballo que quieres más que a mí.

Era imposible que Angelina se dejara convencer por el conde y se transformara en una de esas jóvenes casaderas, cuya única aspiración en la vida era pescar a un esposo con título.


Deberían de ser tontos para no ver el bondadoso corazón que tiene, además de su mente ávida y cultivada. Sé que los pretendientes caerán a sus pies como una fila de torpes, pero ella no elegirá a ninguno con rapidez. Angelina se dará cuenta de lo imbéciles que son y esperará con cautela por el apropiado.


Jason sintió un dolor incómodo a la altura del pecho. No supo por qué se apoderó de él ese desconcierto tan repentino; tal vez por lo injustas que eran las normas sociales. ¿Por qué no podían tratarse como querían? Si ambos hubieran sido hombres no estaría mal visto que compartieran su tiempo libre. Lo que habían hecho siempre, hasta que el conde decidió considerarlo una compañía poco apropiada para una futura debutante.


Sé que no quieres tratarme con indiferencia, pero las imposiciones de tu padre sobre el decoro y el honor de una lady te han hecho reflexionar y tratar de apegarte a la norma


—Si continúas por ese camino, nuestro lazo se enfriará.—Nuestro lazo se enfrió cuando decidiste que otras compañías eran más gratas

Antes no entendía la magnitud de lo que significaba que alguien comprometiera mi honor, o de lo que un rumor, sin fundamento, pero con alas, le puede hacer a la reputación de una dama.

—Con ninguno de mis amigos he podido abrir mi corazón como lo he hecho contigo —reclamó sincero—. ¿Eso te dice algo?

¿Cómo podría decirle que el único secreto que le guardaba era que hacía dos años en su pecho se había formado un hueco profundo, que solo se llenaba cuando lo veía, leía sus cartas o inspiraba ese aroma a bergamota, madera y calidez de hoguera que jamás podría no reconocer?

Jason también comenzó a ser indiferente con ella y su actitud distante le dolió sobremanera.

Angelina se sentía atada al corazón de Jace, por eso su indiferencia le pegó tan fuerte.

Podía soportar cualquier arrebato de su parte, menos ser ignorada, así que decidió pagarle con la misma moneda. ¡Y se sorprendió cuando él cedió por completo como resultado! Jason se adecuó a las nuevas exigencias y dejó de ser el huraño ogro que merodeaba el castillo. Lo vio conversar casi alegre con los demás invitados, aunque con ella no había vuelto a ser el mismo.


Jason la dejó sola y ella se quedó oculta tras las balaustradas de la escalera, sentada en los escalones y alicaída. ¡De qué se quejaba, le había pedido distancia!

Estaba aburrida y harta del papel que le había tocado. Terminó por echar de menos las risas, las travesuras y la camaradería. Concluyó que Jason tenía razón.

¿Qué hacía Jason persiguiendo a esa mujer en la oscuridad del jardín? El dolor que la inundó fue tan agudo que casi se le olvida respirar. Volvió a tomar aire antes de morir por la falta de oxígeno. Ya estaba muerta por dentro, no quería sumarle a su agonía la humillación de ser descubierta mientras los espiaba.


Odio las mentiras. Dices que soy tu mejor amiga, pero cuando algo grande te sucede me dejas aparte. ¡Jamás creí que sería la última en enterarme que te has comprometido y que vas a casarte! Pienso que estás muy joven para saber con quien quieres pasar el resto de tu vida, pero si tu corazón ya ha hecho su elección... ¡En fin! Creí que sería una de las primeras en saber.


Una vez en la granja vi a dos conejos retorcerse uno encima del otro,se parecía a lo que hacías con la lady infiel, solo que ellos no se besaban.


Jason podría ser un libertino, pero ella lo amaba. Se propuso conquistarlo. No deseaba acudir a Londres a encontrar un esposo: lo quería a él.

¿Cómo haría que ese grandullón la mirara con otros ojos?

¿Cómo conseguiría que el corazón de Jace palpitara descontrolado por ella, como lo hacía el suyo cuando lo tenía cerca?En adelante, de noche, mientras dormía, esa escena se colaba en sus sueños para torturarla y era ella la protagonista de los ardorosos besos. 


Hasta el momento, lo único que he aprendido del amor es que se desvanece en cuanto logro colarme entre las piernas del objeto de mi deseo.


Cada vez que tenía la dicha de verlo, el amor latía en su pecho. Podría tener una hoguera de odio en el pecho, pero si la miraba o la escuchaba, el efecto era calmante.


Si de mí dependiera, te colocaría dentro de una urna de cristal, muy lejos del mercado matrimonial. Eres la rosa inglesa más bonita que existe,


me temo que desposarte sería marchitarte en vida.


Tu corazón, Jace, es valeroso

Siempre que me necesites estaré para ti, como tú para mí. Me haces tanto bien.

Labios melocotones que descarados la invitaban a probarlos, como a la fruta prohibida. ¡Y Dios sabía que ella era débil, muy débil ante esa tentación! Los dos estaban tan vulnerables.

Las dudas le explotaban en la cabeza, pero demonios, se moría por volver a besarla.

El corazón de Angelina nunca había latido con tanto frenesí. Se quedó a la espera de una palabra, necesitaba que él borrara la sombra de recelo que se estaba apoderando de su cara y regresara a la sonrisa tonta y cómplice que tan feliz la hizo segundos atrás.


Aún después de ser arrancado de la vida, su idolatrado padre buscaba protegerlo. Su querido titán, con quien había sido uno solo. Nadie podría igualarlo, había sido elocuente en el Parlamento, refinado en las fiestas, amable con las damas, leal con los amigos, sólido ante las adversidades, admirable como progenitor, protector con sus arrendatarios.

Ese espacio para llenar le parecía gigante, pero le vinieron a la mente sus palabras, siempre se hacía oír: «eres mi heredero y estoy orgulloso de ti, tu corazón es valeroso».

¡Si no puede lidiar con el peso moral y las consecuencias de ajusticiar a ese perro, solo hágase a un lado!


Dejemos los títulos a un lado, soy todo lo que tienes ahora.

Tienes que regirte por el honor y los principios, como lo hizo tu padre.

El frío era insoportable, pero no lograba congelar la esperanza de que pronto lo vería.


Cuando finalmente a sus veinte, fue presentada en sociedad, se dijo que ya no esperaría nada de Jason, ¡absolutamente nada! ¡Y su resentimiento se hizo tan negro como el oscuro corazón de su antiguo amigo! ¡Se juró que no lo iba a perdonar!

Pero yo estoy corrompido de un modo insalvable, no puedo darte los malos consejos que me doy a mí mismo, Jace.

¿Por qué motivo sacas a relucir otra vez tus pérfidas insinuaciones?No tengo interés romántico por quien he visto crecer. Te prohíbo retomar el asunto.


Sucede que cuando te subes al lomo del corcel de los excesos, cuesta volver a enderezar el rumbo. Aún estás a tiempo, no me sigas los pasos.

Bailar se había convertido en lo que más amaba de la temporada. Era su escape. Su cuerpo vibrando, las risas, los galanteos discretos, la emoción contenida.

Jason la vio girar entre los brazos del pomposo hijo del marqués. El individuo le había simpatizado hasta entonces. Ya no le parecía cordial, menos cuando reía a plenitud mientras sostenía con firmeza a Angelina.


¿Qué había hecho el caprichoso tiempo con la delicada silueta de Angelina? ¿Por qué su hombría se veía retada por los encantos femeninos de quien no debía despertarle sensaciones que consideraba impuras?


¡Solo precisaba abandonar el lugar y raptarla para que ningún otro la contemplara! ¡Y ella estaba dispuesta a todo lo contrario! Los celos lo estaban volviendo loco.

¿Por qué el destino lo desafiaba con esa traicionera prueba? Era Angelina, con quien corrió tras una libélula cuando eran dos párvulos, a la que le secaba las lágrimas cuando se precipitaba contra el áspero suelo y le sangraban las rodillas, la amiga que lo consoló tras la perdida de su madre, la que no debía tener cerca de él o podía terminar lastimada.

¡Hasta los duques tienen ciertos límites! No tienes autoridad para prohibirme elegir mis parejas de baile y me gustaría dejar ese punto muy esclarecido. Mi padre quiere esto para mí, ha dado su aprobación. Su esposa es una excelente carabina y no necesito de la escolta del amigo renegado.


Me costó dos años convencerme de tus mentiras y tu ingratitud. No somos amigos, no somos nada. Cuando alguien te importa no desapareces de su vida sin dar señales.


No solo a mí me diste la espalda. Yo fui más fuerte, pero él estaba desolado.

Primero no quería verla y de pronto se aparecía, avasallante, con sus imposiciones.

Ya usted ha hablado del valor inestimable de la joya. Ninguno me parece suficiente

No enfermó, pero me costó convencerlo para que mi cariño le bastara. ¡Está contento! ¡Te ha olvidado! Ahora es mi caballo.

Jace, eras mi amigo, lo aseguraste tantas veces que te volviste indispensable para mí. Luego te odié y comencé a creer que eras un canalla. No habrías abandonado a alguien que en verdad apreciaras.


—No dejaré de pedir perdón, Angie.—No tienes que hacerlo.—Quiero, porque no volveré a alejarme. Tú y yo estamos unidos para siempre y es mi deber velar por ti. —No te enojes si decido no creerte, Jace. Me has demostrado que tu promesa languidece en el tiempo.—Entonces no me creas, pero me esforzaré en demostrarlo.—No estoy segura si te quiero de vuelta —se sinceró—. Brave y yo estamos bien sin ti.


¡No es reprobable si sus intenciones son nobles! ¡Pero estamos sacando conclusiones precipitadas, por lo pronto solo me ofreció su honesta amistad, algo que tú perdiste por propia convicción!


No sé a qué juegas, ni qué pretendes resucitando ahora cuando ya no te necesito; pero Bristow me simpatiza y no serás tú con tus imposiciones quien me prive de su amistad.


¿Te parece que el tiempo quedó congelado? Yo no soy la misma, tú no eres el mismo. Claro que no me conoces.


El conde de Allard ha puesto a su hija en una vitrina. La exhibe como a un pavo real para que la compre el mejor postor.

—Si tengo que ver a Angelina como lady Bristow o lady lo que sea, soy capaz de cortarme las venas —gruñó Jace—. Ella puede esperar mucho más de la vida.

—Asume de una vez lo que en verdad te carcome las entrañas. No es tu controversia sobre el matrimonio, ni acerca del destino de la mujer en nuestro tiempo lo que te afecta. Estás completamente enamorado de quien te empeñas en no desear y querer.


—¿Enamorado? Yo no me enamoro. No te negaré que me dejó sin habla cuando volví a verla, ya no es una niña. Es una mujer y una muy hermosa.

Me siento nefasto y hasta sucio, por tener estos impulsos por ella.

Dices que no la amas, pero tu hombría se enciende cuando piensas en ella. Me temo que no podrás desvirgarla y salir impune. Como dijiste, es la hija del conde de Allard. ¡O te ajustas los pantalones y vives esclavo de tus deseos reprimidos o la conviertes en tu esposa y logras consuelo para el tormento que te está consumiendo! Fueron duros el uno con el otro, o tal vez, solo lo fue ella. ¡Jason y tú harían una pareja encantadora!

¡Solo hay que verlo! No puede disimular el brillo en sus ojos.

Es una ilusión que les hacemos creer. Si se hace con maestría, atraparlos se vuelve un éxito rotundo.

Me niego a pisar el altar sin el candidato idóneo a mi lado.

Mi padre me ha asegurado que me dejará casarme por amor; pero supongo que para él significa, siempre que el destinatario de mi afecto tenga título, provenga de buena familia y posea una fortuna similar o superior a la suya.


Al principio estaba emocionada, creí que me casaría pronto, pero al final resultó complicado tomar una decisión para toda la vida. Aunque me culpas de abandonarte y de haber puesto distancia entre nosotros, la verdad es que me intereso por tu futuro.

Pensé que ibas a pedirme que me fuera tranquilo, que conmigo o sin mí para cuidarte, eras lo suficiente sensata como para no aceptar la corte de un hombre que no te mereciera.

Jason no huyó a la terraza como había pensado. Decidió arder en celos y quedarse cerca para medir a su oponente.

Algo en su corazón se rompió. No quería volver a alejarse de la fuerza magnética que siempre lo había atraído hacia ella, y que sin previo aviso se revelaba y se transformaba en necesidad, no de amigos y sí de hombre y mujer.


¡Se la reclamó a la vida! Ya había perdido demasiado y ella, sería suya... Más allá de cualquier voluntad.

¡Cada osado admirador solo avivaba en él la furia, el deseo y las ganas de luchar en el campo de la conquista para obtener su amor en una victoria total! ¡Y es que ella era su corazón! ¡El único corazón que podía latir por el duque!


Sus ojos enfrentados, los azules de él y los caprichosos de ella, que brillaban hechiceros por los destellos de las velas. Si solo me ilusionas para luego comportarte como un necio, no te lo perdonaré.

Debo confesar algo que quizás me ayude a convencerte de no aceptar ninguna propuesta, hasta que yo esté en condiciones de arrodillarme ante ti y suplicarte que accedas a casarte conmigo.

 ¡Solo necesito unos meses para ordenar mis asuntos y que nada interfiera en mis deseos de estar a tu lado!

Se preguntó ¿qué diablos había sucedido? Él le había abierto su corazón y ella había huido despavorida.

Él cumplió con los dos requisitos, era un duque y se le había declarado.

¿Entonces por qué en vez de sentirse dichosa lo había dejado sin siquiera tener la decencia para rechazarlo?


¿Qué artificio urdes, Jace? ¿De qué se trata todo esto? Porque si tú juegas con mis sentimientos, no solo sería cruel, también sería imperdonable luego de los lazos que hemos forjado a través de los años. Si fue un impulso, uno motivado porque no aceptas que tu pequeña amiga ha crecido y debe abandonar el nido, casarse y formar otra familia, estás a tiempo de retractarte. Yo te libero de tu imprevisto ofrecimiento. No me perderás, aunque me case y...—No me retracto


No es solo miedo a perderte como amiga.

Sé cuando una dama me interesa y tú, Angelina, te has colado dentro de mi corazón muy lento. En el momento indicado y a la edad correcta se ha revelado con la fuerza de un huracán.

Solo sé que te quiero y mi oferta de convertirte en mi esposa sigue firme. No se me pasará mañana cuando esté sobrio y haya dormido como Dios manda, si es que puedo.


Solo concédeme el tiempo de conquistarte, de hacerte la corte como te mereces. Y si tu corazón te da muestras de que puedes corresponderme con idéntico fervor, cásate conmigo, por amor.


Lo último que elegiría sin previa reflexión sería un esposo. Menos si eres tú. No puedo romper con años de amistad si no estoy segura. ¿Y si luego comprobamos que hemos confundido los lazos fraternos con algo más? No podría perder al amigo


Convénceme de que este impulso no es un capricho y que en verdad quieres vivir una larga vida a mi lado. Yo, mientras, me cercioraré de lo mismo.


Mi dulce Angelina, no sabes lo feliz que me haces. Hasta hace unos minutos creí que había sido precipitado y que había perdido toda oportunidad al proponerme antes de tiempo; pero moría por que conocieras mis intenciones. Mi temor era que en mi ausencia y en completo desconocimiento del modo en el que ha evolucionado mi afecto, te conformaras con otro pretendiente.


Los latidos desenfrenados golpeándole el pecho, le advirtieron que, si se lanzaba a ese juego de lucha de voluntades, posiblemente tenía las de perder. Ella era virtuosa e inexperta, y a él se le notaba el mundo andado desde temprana edad.

Jace la sintió temblar bajo su toque y supo que cualquier coraza entre ellos era parte del castigo que se merecía, por su indiferencia; pero ella tenía que amarlo con igual locura, si no lo hacía ya se encargaría de sumirla en el mismo pozo de insensatez y deseo que lo devoraba.

Tú y yo somos el norte y el sur, y nuestras familias también lo eran. Si lady Angelina será una pésima influencia que te volverá soporífero, deberías tomarte la molestia de notificarme para no perder mi valioso tiempo. ¡Eres un aguafiestas!


No fue un beso cándido, menos trémulo. La devoró lleno de necesidad hasta dejarle los labios castigados, ardientes y suplicando por más asedio.


Jason la amaba y saberlo la hacía feliz, pero la alusión al atentado no le permitió explotar de felicidad. Un frío comenzó a recorrerle la espina dorsal y el miedo de una vida sin él se apoderó de su ser. Siempre he creído que ustedes están hechos el uno para el otro, destinados sin saberlo, de un modo que casi me da envidia. Nunca tuve una ilusión así. El ardor en sus ojos cada vez que te mira... Tu malogrado esfuerzo por disimular la exaltación que te domina cuando lo ves, lo evocas o lo nombras...


Jason tiene que elegirme sin presiones. Yo podría aceptar con estoicismo un fracaso matrimonial, pero no con él, con Jace está prohibido. Me mataría odiarlo. No puedo ensuciar un sentimiento que me ha acompañado durante tantos años. Es el único y si no va a funcionar, prefiero que se quede en mi memoria como un bello recuerdo.


Te he besado y muero por volver a hacerlo. La sed por tus labios me arrancó de la cama.

Tuvieron que pasar los años para que me diera cuenta de que te has convertido en una preciosa mujer.

¡Ven hasta mi boca como lo hiciste hace tiempo y apodérate de mis labios!

Te respeto sobremanera y haré lo más honorable, te pediré en matrimonio a tu padre.

Si quieres que me ciña bien los pantalones no vuelvas a maldecir delante de mí; lejos de escandalizarme consigues que quiera tirarte de espaldas sobre la cama y apoderarme de cada rincón de tu cuerpo.


—Somos tan diferentes en la intimidad —susurró Angelina.—Por eso encajamos a la perfección.

Haces que las damas arriesguen su reputación solo por tenerte cerca.

Quiero que me beses y me abraces, solo que también siento vergüenza. Ni siquiera sé si pueda cerrar los ojos con todas estas imágenes en mi mente. ¡Ha sido emocionante! ¡Pero, Jace, déjame asimilarlo poco a poco! Me enseñaron que un caballero y una dama no deberían quedarse a solas sin estar casados.


Se juró que le haría pagar por arrastrarla a sus incitantes juegos y pasar semejante susto a la mañana siguiente.

¡No es mi hermana! No puedo ordenarle a mi corazón que deje de latir apresurado cada vez que la tengo en frente.

No te tocas el corazón para romperme en dos el pecho al negarme la mano de Angelina, pero te preocupas por salvaguardar mi integridad


Me casaré solo contigo, con nadie más. Solo espérame, te lo ruego.

No puedes gobernar sus corazones, el afecto creció. ¿No lo ves?

Siempre supe que el amor los uniría.

Es Jason el único que aceptaré. Mi padre podrá endulzarme el oído, creer que el paso del tiempo me hará olvidarlo,

meterme por los ojos a cuanto buen partido se presente; pero yo diré no a cada propuesta. Incluso si me obliga a ir al altar con el hombre equivocado, cuando me pregunten si acepto al sujeto por esposo, diré no, y lo haré tan alto y fuerte como el amor por Jason que grita en mi pecho.


Siempre hay algo que puede hacerse por la mujer que amamos, Oso.

¡Lucha! Nada te derrota, nunca te das por vencido y ante ella te quedas desarmado.

—No me vengas con discursos moralistas. Lady Angelina te corresponde. ¡Sé que lo tienes difícil, pero te queda la fe! Yo la he perdido por completo. La dueña de mi corazón es la causante de todos mis males.


Continuar pretendiéndola sería masoquista.

—¡Si la amas, lucha!

—Solo si matara podría tener una posibilidad y si lo hiciera, ella me odiaría con todas sus fuerzas. Sabes que soy un desgraciado, pero no un asesino. ¿Tú estarías dispuesto a matar por amor?


Tú me haces recobrar la fe en la humanidad, todo lo crees posible.

Llevo tantos años cuidándome hasta de mi sombra que he aprendido a leer hasta la maldad más recóndita en el corazón de las personas.


Tu padre tiene razón, no te merezco. Tengo una amenaza de muerte sobre mi cabeza, comprometernos en mi situación, casarnos, sería arrastrarte conmigo al mismo pozo del infierno que tanto me atormenta.


Buscaré la forma. Estoy decidido a lo que sea para liberarme de mi carga y poder entregarme a ti sin ataduras. Solo te pido que me esperes.

—Toda la vida si es preciso. Te quiero desde siempre.

El diablo se había vuelto más descarado y había cruzado los límites de la cordura.


Nuestra rivalidad debía finalizar en un campo de honor. ¡Estoy harto de vivir en zozobras! ¡Soy un duque!

Mientras ese malnacido esté bajo el mismo techo que Angelina, ¡nada me sacará de aquí!


No tengo miedo al futuro. Sé, que mientras sea leal a mis principios y mi corazón, estaré bien.

Mientras más santurrón se comporta, el angelito en mi cabeza me susurra que tal vez Allard tiene razón. Bristow podría darte lo que yo aún no puedo: una vida serena.


Con tu oscuridad y tu luz eres perfecto para mí, Jace.

Solo sé que te amo y que somos más fuertes cuando estamos juntos

Me gustó más que me llamaras héroe disfrazado de canalla, le hace más justicia a mi ego.


Podemos cuidarnos mejor si permanecemos muy juntos. Así nos cercioraremos de que estamos respirando en todo momento i padre no debió oponerse a nuestra boda, ahora estamos en un verdadero aprieto. ¿Cómo puedo rechazar los besos de quien ya debería ser mi esposo?


Nunca pensaría nada malo de ti, ni de nadie que se entregue por amor.

Puedo arrepentirme de cualquier locura imprudente, pero jamás de amarte.

No siempre lo que consideran apropiado para ti te dará plenitud. Ahora puedes elegir sin presiones y por amor

Jason era un hombre más maduro, pero con la misma pasión que 

ardió en su pecho cuando comprendió que si no era con Angelina, no sería dichoso con nadie.

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