Agapios.
-nada de esto fue culpa tuya o de Acacia, cariño- la voz de mi madre se escucha a mi lado, íbamos en mi jeep.
-lo sé, madre- respondo sin despegar mi vista de la carretera.
-no deben sentirse culpables- habla de nuevo mientras puedo sentir su mirada sobre mí- sabemos que el único culpable aquí es él, ese tal Cibran.
Escuchar la sola mención de su nombre hace que mi enojo se encienda de nuevo, mis manos se cierran sobre el manubrio del jeep y mi quijada se aprieta.
El muy hijo de puta había intentado atacar a mi madre y al final Zeus fue quien recibió el golpe final.
Las ganas de encontrarlo y torturarlo solo aumentan a medida que pasan los segundos, el deseo de venganza avanza a cada puto segundo, mi mente no deja de imaginar todo lo que haré una vez que lo tenga en frente.
Zeus afortunadamente está bien, solo necesita recuperarse, mi fiel compañero afortunadamente está bien, solo unos días más y lo tendremos en casa de nuevo.
Había salido con mi madre, Acacia estaba en la mansión y había sido un verdadero milagro que hubiese aceptado quedarse sin cuestionarme al respecto.
Miro de reojo a mi madre quien solo mira por la ventana, no puedo evitar el miedo que se cuela en mi cuerpo de solo imaginar que puedan arrebatármela de mi lado, mi madre es la persona más noble y amorosa que conozco, siempre he intentado darle el jodido mundo porque eso es lo menos que merece, tenerlo todo a sus pies, no merece menos.
Llegamos al destino final, bajamos del jeep y solo caminamos, entrelaza su brazo con el mío mientras que en su mano libre lleva un ramo de rosas moradas, solo caminamos con tranquilidad siendo seguidos por algunos de mis hombres de seguridad, sus tacones resuenan con el concreto, caminamos por algunos minutos hasta que finalmente llegamos a aquel sitio que hace que nos quedemos de pie.
Ares Thalassinos.
Tu recuerdo se mantendrá para siempre.
La tumba de mi padre está frente a nosotros, ambos miramos la lápida, veo como mi madre se arrodilla mientras acomoda aquellas rosas que trae consigo, trago saliva sin poder dejar de ver el nombre de mi padre.
No mentiría, lo extraño, me había hecho falta, había estado siempre para mi y el dejar de tenerlo había sido un golpe duro. Mi familia siempre fue y ha sido unida, siempre hemos sido nuestros propios soportes, mis padres siempre nos criaron con la importancia de que la familia es lo más importante y de que la familia siempre estará primero que nada.
La muerte de mi padre fue un golpe duro para todos, sobretodo para mi madre quien luchó para mantenerse fuerte, quedó viuda cuando Naia solo tenía algunos días de nacida, después de eso Keelan acogió a mi familia aunque, todos sabemos que no fue lo mismo; recuerdo como escuchaba llorando a mi madre por las noches, después de arroparnos ella se encerraba en la oficina de mi padre en donde comenzaba a llorar, ella es y será siempre mi mayor definición de fortaleza, perdió al amor de su vida y aún así se mantuvo de pie por nosotros, siguió luchando por nosotros.
Un nudo enorme se pinta en mi garganta de solo imaginar mi vida sin Acacia, porque yo no creo ser tan fuerte como para soportar vivir sin ella.
Es mi diosa, la cuido con mi vida porque sin ella no respiro; es increíble, la manera en que ella se ha colado en mi, ha arrasado con todo a su paso, logró lo que nadie había logrado y ahora no imagino un futuro en donde ella no esté conmigo, suena cursi y tonto pero es la verdad, la quiero ahora así como la querré más adelante.
Mi madre se pone de pie después de unos minutos, veo como limpia algunas lágrimas y suelta un suspiro lento, nos quedamos en silencio solo mirando la tumba de mi padre.
-quiero pedirle a Acacia que regrese a Canadá- suelto después de unos minutos de silencio, siento su mirada sobre mí pero no la miro de regreso.
-¿Qué?- pregunta finalmente.
Paso saliva.
-y quiero que ustedes vayan con ella- hablo de nuevo, giro a mirarla lentamente, sus ojos cafés me miran también.
-¿Qué tontería estás diciendo, Agapios Thalassinos?- pregunta.
-quiero que Acacia, Naia, Nicholas, Zeus y tú vayan a Canadá- respondo sin dejar de mirarla- eso es lo que estoy diciendo.
Niega lentamente.
-no, por supuesto que no- responde de inmediato- ¿por qué quieres deshacerte de nosotros?- pregunta con un ligero tono dolido en su voz.
-no quiero deshacerme de ustedes- suelto- solo quiero mantenerlos a salvo.
Lo que había pasado con la serpiente me había hecho tomar esta decisión, no podía ni quería perder a nadie.
-lo que estás diciendo es una tontería- habla- y es aún más tonto que creas que vamos a aceptar eso- intento hablar pero me interrumpe- quieres mantenernos a salvo, quieres dar el pellejo por nosotros pero así no funcionan las cosas, no puedes mandarnos a una fortaleza y quedarte tú solo en la guerra- reclama.
-no quiero perder a nadie- suelto- pude perder a Zeus- un pinchazo se cuela en mi pecho de solo imaginar que eso pudo haber pasado- o pude haberte perdido a ti- trago saliva- Cibran está detrás de la mujer que amo, todos están en riesgo, lo único que quiero es mantenerlos a salvo hasta que me encargue de él.
Vuelve a negar.
-no- suelta- nadie va a dejar Atenas- afirma- nadie va abandonar a nadie.
-mamá.
-he perdido a Ares y no planeo perderte a ti también- su voz se rompe- perdí al hombre que amo y no planeo perder a mi hijo. Somos una familia, estamos juntos en donde sea.
Solo la miro mientras habla.
-Acacia te ha demostrado que está dispuesta a pelear a tu lado, está convirtiéndose en la mujer que el dios de la tortura merece- continua- y sé que al igual que yo te dirá lo mismo, nadie va a irse.
Paso una mano por mi cabello con desespero.
-esta guerra es tanto tuya como de ella- suelta- no la hagas a un lado, no es tu decisión y si ella ha aceptado estar contigo es por algo.
-no podría soportar perderla, madre- confieso finalmente.
-entonces haz todo lo que esté a tu alcance para mantenerla a salvo- toma mi rostro entre sus manos- si no quieres perderla entonces protégela pero no la alejes, si tomas decisiones por ella puedes terminar perdiéndola.
Suelto un suspiro lento.
Nos quedamos algunos minutos más aquí, frente a la tumba de mi padre hasta que finalmente nos vamos de nuevo, antes de subir al jeep miro la ubicación del jeep de Acacia, este no está en la mansión, mi ceño se frunce y de inmediato marco el número de Neo quien no responde, lo intento dos veces más pero el resultado es el mismo.
Maldigo.
-ve con los hombres, mamá- miro a la mujer castaña quien me mira con el ceño fruncido- tengo que ir a otro lado.
No dice más y solo asiente obedeciendo a mi petición, sube a una de las camionetas y de inmediato esta arranca hacia la mansión, solo subo al jeep y comienzo a conducir guiándome de la dirección que lanza el gps, después de algunos minutos llego a una casa a las orillas de Atenas, bajo del jeep de inmediato y se acerca Neo en cuanto me mira.
-¿dónde está?- pregunto buscando a mi prometida, pero solo está su jeep aquí.
-adentro- suelta, no espero a que diga más y comienzo a caminar hasta la entrada de la casa, mis pasos se detienen por algunos segundos cuando un disparo se escucha y eso hace que retome el camino pero ahora con más rapidez.
Entro a la casa y solo camino buscándola, mi corazón se acelera y un montón de escenarios comienzan a pintarse en mi cabeza.
-Acacia- suelto con lentitud mirando a la castaña una vez que entro a la sala de la casa.
-tenia que matarlo- su voz es un susurro- si no lo hacía él podría entregarme de nuevo- miro al chico muerto en el piso- no quería matarlo pero tenía que hacerlo.
◇
Capítulo nuevo.
Nos leemos pronto.
-Neftali.