Narra Megamo.
— ¡Mierda, Shiro llama a una ambulancia! —corrí hacia Ayano, estaba totalmente pálida y sus respiraciones eran cada vez más lentas. Mi corazón amenazaba con salirse del pecho, por primera vez sentí terror de perder una vida que no era mía.
Hice presión en la herida como él lo había hecho hace tan solo unos segundos.
— Ni sé te ocurra cerrar los ojos, Ayano, no te lo perdonaré —la amenacé cuando vi su propósito.— Tu hermano... Lucha por tu hermano, carajo, se le acaba el mundo si tu te vas, TÚ eres su mundo.
Vi como apretó sus labios con impotencia, le había logrado dar fuerzas para seguir adelante. Yo sé que ella podría sobrevivir, no es cualquier persona, en alguna parte de ella vive la esencia de Ryoba. A los lejos vi como dos paramédicos se acercaban con una camilla, me estresaba que no se apurarán, si no hacían lo posible por salvarla me encargaría de hacer su vida una mierda.
La subieron a la camilla y comenzaron a hacer su estúpido trabajo mientras corrían a la ambulancia. Me mantuve ahí, quieto, con su sangre en mi uniforme.
— Y para mí, eres todo el universo, niña tonta...
Susurré con una imperceptible sonrisa, más te vale sobrevivir, no me decepciones. Me di la vuelta encontrándome con los demás del consejo.
— ¿Qué hacemos? —preguntó Akō totalmente serio, igual que los demás. Ese era el verdadero, no la joda esa con sonrisa moja bragas que me estresaba tanto.
— ¿Tu qué crees? —pregunté con frialdad.— Búsquenlos, los necesito para ayer.
Al escucharme, regresaron de nuevo al colegio, sabía a donde iban, no se tardarían mucho.
— ¡Joven Saikou! —escuché el grito del director, bajaba con la ayuda de la consejera con preocupación.— ¿Qué vamos a hacer? Ahora esto, nos van a comer vivos —mordió sus uñas con ansiedad.
— Déjemelo a mí, solo trate de conseguir una rueda de prensa para mañana —revolví mi cabello, caminando en dirección al auto que me esperaba ya desde hace un rato.
Me adentré y vi al chofer mirar hacia el frente con su cara en alto:— ¿A dónde señor?
— Ve a la residencia Aishi, hay que informarles de algo.
Asintió y puso en marcha el auto.
***
Narra Yanagi.
Coloqué los platos sobre la mesa pensativo, Ayano nada que me llamaba y eso me preocupaba de mil maneras, muchos escenarios en mi mente comenzaban a reproducirse. Tenía un mal presentimiento.
— ¡Mamá! —la llamé una vez terminé mi labor, limpié mis manos mojados con el desgastado jean que traía.— ¿Ayano no te ha llamado?
— ¡¿Quién? —preguntó desde la cocina confundida, seguro se gana el premio a la mejor madre del mundo.
—¿Cómo qué "quién"? Te estoy preguntando por tu hija —contesté con molestia acercándome a la cocina, donde mi madre terminaba de sacar del horno un postre y mi padre, recostado sobre la isla pensativo, sabía que estaba igual que yo.
Mamá me miró por encima del hombro con desdén.
— Ah, no sé —hizo un ademán restándole importancia el asunto. Apreté mis puños con furia y cogí mi chaqueta dispuesto a ir en busca de mi hermana.— ¿A dónde vas? —frunció el ceño poniendo sus manos en jarra.
Iba a contestar hasta que sonó el timbre, seguro era ella, corrí a la puerta con felicidad, felicidad que se cayó cuando lo vi.
— No necesitas caridad pero gracias —dije con indiferencia e intenté cerrar la puerta, el puso su pie para evitar que pasara y entró a la casa como Juan por su casa, analizando cada parte de ella.— Lárgate, nadie te invito a pasar para que nos hables de tus mierdas.
— ¿Tu hermana es una mierda entonces?
¿Qué? ¿De qué habla?
Lo cogí de la camisa mirándolo con furia, éramos igual de altos. Una guerra de miradas surgió entre nosotros. Lo solté cuando escuché el grito de mi padre asustado, me acerqué a él, su mano temblaba mientras sostenía el celular en su mano.
— Veo que ya se lo dijeron a tu padre —murmuró colocando sus manos en los bolsillos. Lo miré esperando una respuesta.— Atacaron a Ayano, se encuentra en un grave estado, dicen que puede morir.
Mi mundo se derrumbó en ese mismo instante.
— ¿En qué hospital está? —apareció mamá con seriedad mirando a Saikou.
— La envié a mi hospital, da igual si les mo-
No dejé que terminara, solo tomé mi chaqueta y comencé a correr al hospital, lo conocía muy bien, cada cinco minutos se podía ver como en las noticias mencionaban lo "maravilloso" y "profesional" que es. Los Saikou no se quedaban con un solo producto o servicio, siempre andaban innovando y creando más, esa era la clave de su éxito.
El hospital quedaba un poco lejos, llamé a un taxi y entré con rapidez.
***
Narra el desconocido.
Blanquito.
¿Qué mierda fue lo que pasó allá? Necesito las grabaciones ahora.
Info-kun.
Aw, muchas gracias por preguntar como estoy, la verdad estoy súper.
Blanquito.
No ando para tus putos juegos, que no se te olvide que ella también es tu amada y en estos momentos esta luchando por su vida.
Info-kun.
Bien, no hago esto por ti lo hago por ella, quiero que la hagas pasar por lo que le hizo a Ayano.
Info-kun ha enviado dos grabaciones.
Piqué al primer video, viendo como aparecía la azabache recorriendo los pasillos en busca de aquel recado. Se pasa a otra escena donde puedo ver como ella se comienza a alterar, luego aparece la perra de Hikari, buscando a mi princesa con ese maldito cuchillo. Ahí termina la grabación y continua la siguiente.
Se ve como Ayano intenta gritar y la otra chica pone el cuello en su garganta. No pude seguir viendo cuando la vi apuñalarla, la rabia comenzó a crecer en mi de manera increíble, quería asesinar a la perra con mis propias manos. Lo que me llamó la atención fue cuando apareció Nemesis-kun y la protegía, seguía siéndole leal a ese señor, pero sabía que lo hacía más por ella.
Ayano es tan hermosa que a cualquiera atrae, sin embargo, ella solo le pertenece a una persona, a mí.
Dejé el celular sobre la mesa y fui a donde se resguardaba él y su hermana. Me las pagaría, y no me importaría cuando suplique, la pagaría muy caro Hikari. Me da igual si su hermano intenta protegerla—dudo que lo haga luego de esto—, las ordenes y los castigos los doy YO.
Azoté la puerta con furia y entré dispuesto para gritar, pero me detuve al ver a Ryu limpiándose la sangre de su rostro, quedé atónito, miré a mi lado y solo pude sentir asco de verla ahí, desnuda y horriblemente torturada.
Fue capaz de asesinar a su hermana por Ayano.
Sonreí con malicia.
— Hubiese preferido que me dejaras terminar el trabajo, pero esta bien, te la paso solo porque queríamos lo mismo.
***
Narra Yanagi.
Ya eran cerca de las seis de la mañana y todos se encontraban aquí: mis padres, sus amigas—a excepción de Midori—, Taro y los estúpidos que andaban coladitos por ella, incluso el enfermero, en videollamada. Me hirvió la sangre.
Todos esos chicos se notaban nerviosos, y como no sabiendo que la chica que les gusta podría morir en cualquier segundo podría morir, pero había algo que me decía que no era solo por eso, algo más les ponía nerviosos e iba a averiguarlo.
Tomé mi café con frustración y lo tiré al piso cuando vi salir al doctor de la sala quirúrgica. Todos nos acercamos a él, pacientes y demás personas nos vieron con sorpresa ante nuestro repentino acercamiento.
— ¿Cómo está, doctor? —preguntó papá con voz temblorosa, se podía sentir el estrés del señor con bata.
— Logramos estabilizarla, pero perdió mucha sangre y se encuentra muy delicada, las puñaladas fueron muy fuertes para su cuerpo, es muy débil y esta por de bajo del peso ideal. ¿Ella come bien? —preguntó revisando unos papeles.
Negamos todos.
— Además, le hicimos unos exámenes y bueno... —bajó su tono de voz, me alertó.— Ayano padece de anemia y pre-diabetes.
El silencio reinó en la sala.
— Tendrá que quedarse aquí unos meses hasta que su salud vaya mejorando, se le recetará una dieta y unos tratamientos. Ahora, necesito hablar con ustedes dos —le dijo a mis padres, se alejaron un momento, hablando cerca de treinta minutos. Mi papá parecía angustiado, y Ryoba fingiendo lo mismo.
Quise vomitar ante su hipocresía.
El burro hablando de orejas.
Cállate.
Pasó un rato y nos dejaron ir a verla, mis padres fueron los primeros. Pude escuchar los falsos llantos de mi madre, mi padre y Ayano tampoco se la creían. Solo los demás, que miraban la puerta con tristeza.
Un rato después pude entrar yo, y ahí la vi, recostada sobre la cama viendo a la ventana, sus ojos totalmente vacíos.
Continuará.
¿Teorías?
Al principio del libro, cuando apenas leían, ¿Cómo creían que sería?