Sujeté mi cabeza luego de sentarme en el colchón. Miré a mi alrededor notando que había amanecido y por lo que se veía a través de mi ventana eran alrededor seis o siete.
Kingkang me movió la colita desde su sitio, tiene una especie de camita al lado de la mía, en donde duerme cómodo cada noche.
Minutos después ya vestía mi uniforme escolar. Fui a mi vestidor y escogí un suéter cualquiera para el resplandor de la mañana y luego me dirigí a mi escritorio. Mis libros se habían quedado ayer ahí, y todas mis tareas sin hacer, como siempre, nunca las puedo entender y por eso dejo todo en blanco.
Tomé a mi cachorro en brazos y salí de mi habitación. Bajé las escaleras viendo que todos se encontraban desayunando, ¿Que quería yo?, irme. Pero evidentemente, eso no se podrá.
Le entregué a Kingkang a una de las empleadas que pasaba cerca, ellas siempre lo cuidan cuando no estoy, lo alimentan, lo sacan a pasear y demás, cosas para las cuales el colegio no me da tiempo.
Si tan solo obviaran el estudio de la adolescencia. Dios, sería genial. No me sirve de nada romperme la cabeza con ecuaciones dificilísimas.
Me senté junto a Hoseok dejando mi mochila en la silla a mi lado. Todos estábamos en silencio, hasta que hablé.
-¿Papá?- le llamé, logrando que en un segundo me atendiera- lo de anoche... ¿era en serio?- dije con el corazón latiéndome a mil dentro del pecho.
-Si, era completamente en serio- dijo y yo agaché la mirada pensando en como zanjar más en el asunto.
-¿Entonces...voy a casarme?- el emitió un sonidito afirmativo
-Esta noche organizaremos una cena. Los Jeon viajan hoy desde Busan, así que procura tener el tiempo suficiente- la saliva se me atoró .
Ayer me dormí con la esperanza de que esto fuera un sueño.
-¿Q-qué?, ¿L-los Jeon?- tartamudeo- ¿cual es ellos?, no estarás hablando de Jungkook ¿o si?
-Sí, es Jungkook- mi madre confirma, a sabiendas de que mi reacción no será la mejor.
-Ellos están muy de acuerdo. Seria bueno unir nuestras familias y ustedes ya se conocen de pequeños. - mi padre habla otra vez
Callo por unos segundos apretando mis manos bajo la mesa a pesar de que los anillos se me afinan en la piel.
-Pero sabes cómo es mi relación con Jungkook, ¿qué te daría el derecho a decidir algo así?- dije guardando toda la calma posible- ¿se te olvidó quien soy?. Mírame papá- me señalé bajo su atención- soy tu hija.
-Ya lo dijiste, eres mi hija. Y harás lo que te diga porque tengo todo el derecho sobre ti. HaeMi- seguia sin poder asimilar nada. Solo lo miré incrédula.
-¿Mamá?- giré mi cabeza para mirarla. Ella simplemente gestó diciéndome claramente que no podía hacer nada.
-Papá, piensa bien en mi que haces. Hae... es muy joven aún. No tomes decisiones que no van acorde al momento. Todavía queda demasiado tiempo para eso. Tan solo tiene diecinueve- intervino mi hermano, apoyándome como lo hace siempre.
-¿Tan solo tiene diecinueve?, ¿eso es problema?- contradijo mirándome fijamente- No es tan niña si tiene novio, si sale a fiestas, ingiere alcohol. Son actitudes de adulta, ¿verdad?- guardé silencio, Hoseok me miró, y es que ya no debía tener argumentos a mi favor.
-Bien. Me iré, tengo que ir a la compañía hoy.
Se levantó de su asiento y acomodó su corbata encaminándose probablemente a la puerta, pero yo le seguí de inmediato poniéndome frente a él. Era inaceptable lo que pretendía y yo ya no podía verlo como broma o exageración.
-¡Papá!- obstruyo su paso- papá, no me hagas esto por favor- musité rendida, mi voz se había roto y eso alarmó a mi hermano- escucha, entiendo que no aceptes mi relación con Taehyung, de echo... puedo dejarlo si es lo que deseas, ¿está bien? Dejaré a Taehyung, lo prometo.
No iba a ser tan fácil y posiblemente le esté mintiendo por el desespero, pero todo era por conseguir hacerlo mitigar.
El solo me miraba neutral. ¿Qué clase de padre tengo?, maldita sea.
-Cariño. Estoy haciéndote un bien- me acarició la mejilla, tranquilamente- obedece, ¿si?. No tengo nada más que decirte.- me pasó por al lado dejándome mirando a la nada. Volteé rápidamente para verlo alejarse siendo seguido por los guardias de seguridad. Poco a poco iba cayendo en la realidad, por lo que mis ojos se fueron cristalizando.
Y supongo que luego venía mi última opción.
-Mami, no permitirás esto ¿a que no? ¿Hmm?- lloré a la par que le hablaba. Algo que en tiempo no hacía, tomar sus mejillas y mirarla a los ojos buscando alguna especie de ayuda maternal. - dime que no, joder, ¡Dímelo!- moví los pies impaciente.
La vi suspirar con pesar y tomar mis manos, sorprendiéndome.
-Tú lo has dicho... solo... soy el títere de tu padre.- me explicó en un murmuro. Bajé las pestañas y solté lágrimas.
-Pero tú... tú puedes hacer algo, mami. Convéncelo.
Ella negó lentamente y yo usé mis manos para cubrirme el rostro y llorar.
-Hae, tranquilizate- mi hermano prácticamente me obligó a caminar hacia la salida. Casi a empujones me subió a su auto y salimos del estacionamiento por los portones que fueron abiertos para nosotros.
En el camino fui llorando, lo único bueno en este dia sería no ir a la escuela, la verdad no tenía ganas de escuchar órdenes ni regaños de profesores aburridos o el escándalo de los sementales de mi aula.
Jungkook.
Canté en voz baja la estrofa de la canción que componía, rectifiqué un error ortográfico en el cuaderno y volví a pronunciar cantando cada palabra. Me llegaron cientos de ideas y terminé escribiendo una estrofa más, leí todo y la rima era perfecta.
Estando a punto de coger la guitarra la puerta de mi habitación fue abierta de imprevisto.
-Mamá, cierras la mano en un puño y golpeas la madera, ¿entiendes?- dije molesto, ella me miró ofendida.
-Mañana viajamos a Seúl- mencionó.
-Lo sé- contesté desviando la mirada.
-¿Tienes todo listo?- me preguntó todavía asomada en la puerta.
Yo me levanté de la cama y guardé mi cuaderno en la mesita de noche para luego colgar mi guitarra en su sitio.
-En la noche lo haré.
-¿Por que ahora no?
-No lo sé. Saldré. -dije en voz baja camino a mi vestidor.
-¿A donde?- preguntó siguiéndome.
-Al club- dije y me quité la camisa que llevaba cambiándola por una sudadera negra que acababa de escoger.
-¿Con quien?- interrogó nuevamente.
-Jin hyung- respondí.
Me miré en el espejo y sacudí mi cabello dándole un toque sensual.
-Hmmm. ¿Que hay de lo de ayer?, ¿no dirás nada?.- me miró atenta.
-Bueno, no haré una huelga de hambre- hablé mirándola a través del espejo. Aproveché su silencio y seguí hablando acomodándome los mechones que caían por mi frente- está bien, me casaré con HaeMi. Nadie me escuchó, tal como si mi puta opinión no pudiese ser tomada en cuenta.
Se cruza de brazos- ¿Por qué detestas tanto la idea? Es que a estas alturas de la vida sigo sin entender por qué te llevas tan mal con la hija de los Jung.
-¿Por qué?, es una malcriada, egoísta, engreída, grosera, mentiro...
-Hey.- me calló.
-Yo...no sé cómo harás pero vas a casarte con ella. Es lo que dijo tu padre. Si luego se ofenden entre ambos o si se lanzan muebles a cada discusión, será un problema distinto. Por ahora, no hables mal de una mujer, no fue la educación que te di.- me miró disgustada.
-Como digas- suspiré.
Tn.
Llevaba alrededor de diez minutos abrazando a Taehyung. Sintiendo esa indescriptible. Las lágrimas ya habían parado pero a cada que él intentaba romper el abrazo yo lo reforzaba impidiéndolo.
Minutos después me decidí por hundir mi rostro en su cuello, algo calmada. Él besó el mío haciéndome cerrar los ojos.
Hoseok dijo que tenía que ayudar a resolver algunos asuntos en la compañía. Me dejó con Tae y dijo que vendría por mí a la tarde.
-¿Estás mejor?- mi respuesta fue un inusitado sonidito. Esta vez sí cedí permitiéndole mirarme y sonreír consternado.
Ambos nos habíamos dicho noticias realmente malas.
Una de las mejores universidades de Estados Unidos, le ha concedido una beca por su buen desarrollo académico. Eso es igual a vivir allá y a tenerlo lejos, eso es igual a básicamente terminar.
Ahora no sabia muy bien si esa noticia era buena o mala.
-Ve a cumplir tu sueño- hablé- yo... tengo que casarme con el estúpido segundo hijo de los Jeon.
Tal vez si quitáramos a Tae de mi memoria y absolutamente todo lo que vivimos, la cosa seria distinta. No estoy tan deprimida exactamente por mí casamiento, lo estoy por dejar a este maravilloso chico del que estoy enamorada.
-No quiero que te sientas incómodo. Además... no tenemos de otra, ¿o si?. ¿Puedes ponerme en tu maleta y llevarme contigo?- bromeé y los dos reímos con tristeza.
-¿No me olvidarás?.-negué frenéticamente dejando ir más lágrimas- cuando veas esta pulsera- la tocó con su pulgar, puesto que la mencionada yacía en mi muñeca.- recuerda que has tenido de novio a un chico... pobre.
Ladeé mi cabeza y mi sonrisa también. Mis padres dicen que es pobre solo porque vive de clase media. Pero no lo es realmente.
-No me arrepiento ni un solo segundo de haber compartido un año de mi vida con un chico pobre- junté nuestros labios por un segundo- te quiero.
-Y las chicas de Boston son pervertidas. Ten cuidado.
Invadí sus labios denuevo en medio de la sonrisa débil que esbozamos.