Me quedaba mirando al espejo por un largo tiempo, llevo casi dos horas intentando decidirme cual vestido ponerme. No sabía si usar un vestido rojo de encaje que llegaba hasta las rodillas o el vestido negro que es un poco más ajustado.
Me acosté en mi cama resignada sin saber cuál usar y di un gran suspiro, pero de pronto se me ocurre una asombrosa idea. Tomé mi celular muy emocionada.
¡Bart! SOS ¡Repórtate! -13:54 ✓✓
Debe de ser una verdadera emergencia si me estás escribiendo de esa manera... iré ahora mismo. -14:02
Sonreí de par en par al leer el mensaje. Luego de unos minutos, Bart entra a mi habitación, llevaba puesto un elegante y ajustado esmoquin de medianoche. Él se veía relajado y por un minuto me había asustado de haberlo interrumpido en algo.
—Cariño, vine al rescate ¿Cuál es la emergencia? —pregunta mientras se sienta a mi lado con las piernas cruzadas.
—Quiero verme diferente. No lo sé, hermosa y sexy, pero sofisticada para esta noche. Espero que esto no interrumpiera algo que harías esta noche—. le sonrió.
—No te preocupes, cariño. Pero ¿quieres coquetearle al adonis de tu futuro hermanastro? —Bart me devuelve la sonrisa—Solo te advierto que si es gay será todo mío, espero no hacerte sufrir con ello.
Me echo a reír sin poder detenerme, Bart lastimosamente le gustaba hombres que no tenían los mismos gustos y mayormente eran heteros, era algo que lo deprimía en algunas ocasiones.
Pero dejando de lado las historias de amor fallidas de Bart, este se levanta y me da órdenes de lo que debo de hacer. Hago todo lo que me pide Bart y vaya que valió la pena, puesto a que él me había recomendado ponerme el vestido de color negro, este me quedaba verdaderamente ajustado, pero muy bien definido en mi cuerpo. Con accesorios dorados y unos tacones del mismo color hicieron la combinación perfecta para esta noche.
—Eres todo un profesional, Bart—digo poniéndome frente a él.
—¿Tú crees? —me sonríe—Vamos para afuera, quiero volver a ver a ese hombre.
—Como quieras—me encogí de hombros, salimos de mi habitación tomados de las manos y nos dirigimos hacia la sala de estar.
Allí se encontraba una chica de pelo negro, podía notar que tiene los ojos verdes como el pasto, la piel blanca como el papel y con un hermoso cuerpo curvilíneo. Llevaba puesto un vestido color gris, le sonreí por cortesía, pero ella sonrió con mucha alegría al verme.
—Oh Dios mío, no lo puedo creer, serás mi hermana—chilla ella mientras se acerca hacia a mí y me dio un fuerte abrazo, que cariñosa es—Soy Emily McCoy.
—Hola, Emily. Mi nombre es Jessi Jones—nos miramos con una sonrisa, su felicidad era contagiosa—Y él es Bart Rodríguez, mi mejor amigo.
—Un gusto—ella le estrechó la mano a Bart—¿Eres latino?
—Mi padre es dominicano, mi madre es de Dakota del sur y ay por los dioses griegos, que manos tan suaves tienes ¿Qué haces para tenerlas así? —preguntó Bart, ella le sonrió y los dos se fueron a otro sitio para seguir hablando. Y así fue como Bart se robó a mi futura hermanastra.
¡Menuda traición!
—Señorita Jones—miré hacia atrás, de pronto veo a Dylan McCoy.
Un hombre que esta noche estaba mejor después de la última vez que lo había visto. Con un traje de color negro, era lo bastante elegante como para dejarlo desapercibido, aquel hombre se me hacía muy atractivo.
—Señor McCoy—él se acercó a mí, tomó mi mano derecha y me besó la mano en una forma de saludo.
—Al parecer mi hermana le cae muy bien a tu amigo—dice alejándose unos centímetros de mí.
—Antes que nada ¿eres gay? —él parpadea un par de veces debido a que no se esperaba aquella pregunta, pero de pronto sonríe.
—¿Te parezco yo gay? —pregunta burlonamente.
—La verdad no, pero mi amigo Bart es gay y ya sabes, solo quería saber.
—No soy gay, así que lamento no poder satisfacer los deseos de tu amigo—le devuelvo la sonrisa—Sobre mi comportamiento aquella vez que nos vimos en tu oficina, le doy mil disculpas. No suelo ser tan autoritario con mi madre y apenas ella me lo dijo ayer que se iba a casar, eso me tomó por sorpresa tanto así que no pude evitar investigar a su padre, señorita Jones.
—No se preocupes—lo miro a los ojos, esos ojos tan misteriosos como la oscuridad de la noche.
—¿Está usted casada? —arqueó una ceja.
—¿Realmente le interesa saber eso? —pregunto un poco incomoda, pero él me sonríe.
—Si no me interesaría jamás se lo preguntaría—dice amablemente.
—Estoy en proceso de divorcio—deja de sonreír para poner una cara de sorpresa.
—¿Qué clase de hombre no valoraría a una mujer como usted? —pregunta haciéndose el hombre bueno, pero todos sabemos que no es cierto.
—Mire, Damián—le digo ya cansada.
—Dylan—me corrige.
—Como sea, sus métodos de coqueteo son tan... absurdos, no voy a caer, no me interesa y jamás me interesará—digo dedicándole una de mis grandes y mejores sonrisa.
—¿Cómo puede asegurar algo que no sabe, señorita Jones?
—Porque lo sé.
—Bien, hagamos una apuesta—él sonríe coquetamente—Suelo ser muy buen apostador.
—Bueno ¿de qué se trata la apuesta? —Jessi Jones ¿qué rayos estás haciendo? Me pregunto a mí misma.
—Si te llego a gustar, te cogeré—lo miro sorprendida, ¿enserio me está pidiendo eso?
—No, claro que no. Apenas le conozco, es decir, ni le conozco. Solo hablamos un par de veces, estás mal de la cabeza—doy media vuelta y entro al comedor ¿tirarme a mi futuro hermanastro? No, aunque la idea es... interesante, pero no
—Jess, Emily es todo un encanto—miré a Bart quien interrumpió mis pensamientos asquerosos—Dylan está aquí—dice emocionado.
—Él no es gay y me estaba coqueteando, la verdad me quiere llevar a su cama de una vez por todas ¿no es un descarado? —Bart se sorprende para luego sonreírme de una manera muy coqueta para luego achinar los ojos y, subir y bajar sus cejas constantemente.
—Interesante, creo que voy a morir—dice entusiasmado.
—Pobre de ti, creo que tengo que buscarte a un hombre que haga todas tus fantasías traseras realidad—él se echa a reír.
—No, no, no, yo no recibo, solo doy—ahora soy yo la que me echo a reír.
—Oh se me olvidó que dejaste de ser pasivo—ambos reímos—Una conversación muy poca común.
—Puede ser—dice con una sonrisa—¿Por qué será que los hombres más hermosos son heterosexuales?
—Nosotras las mujeres pensamos todo lo contrario—sonreí.
—Buenas noches—miré hacia atrás, es Hannah, ella se ve hermosa, mi padre no tiene mal gusto. Ella lleva un vestido hermoso de color verde claro, el vestido hacía que su piel resaltara más.
—Buenas noches, señora McCoy—la saluda Bart con una sonrisa—Es un gusto estar aquí, pero creo que me tengo que ir.
—¿Te vas? ¿Pero por qué? —lo miro atónita.
—Me voy por algunas razones. Una, porque es una cena familiar. Dos, porque me llamaron para una cita y tres, porque el adonis no es gay—él me dio un abrazo y se va dejándome con Hannah.
La verdad Hannah tiene una vida interesante, ella me contó tantas cosas, tiene dos hijos, Dylan y Emily, tiene una constructora, en resumen, es ingeniera y sus hijos la ayudan bastante en aquella empresa. Algo que me recordaba mucho a mi familia. De pronto mi padre apareció con una sonrisa.
—Es hora de cenar—dice tranquilamente.
Todos nos dirigimos hacia el comedor y nos sentamos mientras nos servían la cena. Entonces iniciamos a cenar en un silencio que hacía más aburrido este asunto de conocer a la familia de la nueva esposa de papá. Miré a mi padre quien cenaba prácticamente con una sonrisa.
—Es muy tarde para que ustedes se vayan, pueden quedarse aquí, cuando Hannah y yo nos casemos también pueden vivir aquí para estar cerca de su madre—le dice mi padre a Dylan y a Emily.
—Sería un placer vivir en esta casa tan hermosa, pero mi novio y yo hemos decidido vivir juntos, muchas gracias por la invitación de todas formas. Pero si me voy a quedar esta noche, quiero conocer a Jessi—dice Emily con una sonrisa, en el poco tiempo que he estado con ella, es muy cariñosa.
—Yo también me voy a quedar esta noche, pero de vivir no lo creo, quizás me queda algunas veces para visitar a mi madre, quiero dejarles su propio espacio—dice Dylan educadamente.
—Bueno, Jessi te quedarás sola—dice mi padre con una sonrisa.
—También puedo quedarme en casa mientras usted y mi madre viajen en su luna de miel, así podré cuidar a la señorita Jones—dice Dylan con una sonrisa llena de picardía. ¿Cómo mi padre no se daba cuenta?
—Yo sé cuidarme sola—le respondo rápidamente.
—Nadie sabe quién puede estar por allí—dice el con una sonrisa que me resultaba muy extraña, él cree que soy idiota.
—Y ¿Qué harás tu si entra algún intruso? —le pregunto irritada mientras todos nos miran atentamente.
—Llamar a la policía. ¿Es qué no es obvio? —me mira relajadamente.
—Eso lo puedo hacer yo, McCoy, realmente no hace falta que te quedes—le sonrió de mala gana.
—Sin embargo, como un buen caballero y como seré tu hermanastro me quedaré aquí para cuidarte te guste o no—él se lleva la copa llena de vino a su boca.
—Eso ya lo veremos—hice lo mismo que él, Jessi, si se propasa le romperé la cara.
—Creo que ustedes se van a llevar muy bien—dice mi padre tomando la mano de Hannah.
—Y listo, esta es tu habitación—le dije a Emily, ella examinó la habitación con la vista y sonrió ampliamente.
—Es hermosa, me encanta, que lástima que me tenga que mudar con mi novio—dice divertida.
—En mi punto de vista no creo que para ti sea algo con lastima—le guiño el ojo.
—Tienes razón—ella se tiró en la cama—¿Mi hermano y tú se conocen?
—No lo suficiente, hasta ahora he podido ver que es un...
—Arrogante, mujeriego y sin olvidar que es extremadamente hermoso, lo sé—dijo con una sonrisa—No es primera vez que molesta a una futura hermanastra.
—Eres su hermana, supongo que lo sabes todo de él—le digo con ironía.
—No exactamente, Dylan es muy misterioso, nunca nos dice nada, no se expresa, es simplemente callado—dice Emily—No soy tonta, sé que le gustas, esa fue la única razón por la que vino.
—No digas esas tonterías, yo no estoy interesada en él—le digo divertida.
—Eso él ya lo sabe, sin embargo, no descasará hasta que aceptes salir con él—si solo fuera a salir no pasará nada, pero ¡él quiere cogerme!
—Eso ya veremos—un celular comenzó a sonar, es el de ella. Emily sonrió con mucha alegría y me miró.
—Es Eddy, mi novio y el mejor amigo de mi hermano, luché mucho para estar con él—dijo tiernamente.
—Que duermas y hables bien con Eddy—ella asiente mientras contesta la llamada, salí de la habitación y cuando me iba a dirigir a mi habitación allí estaba Dylan.
—Buenas noches, señorita Jones—me dice calmadamente—¿Puedo tutearte?
—No—le digo fastidiada.
—Está bien, señorita Jones—su sonrisa refleja mucha diversión.
—Si me disculpa voy a mi habitación—me pongo frente a la puerta de mi habitación.
—Le recomiendo que cierre la puerta con llave, mis piernas tienen vida propia—me susurra en la oreja haciéndome sentir un cosquilleo.
—Lo tomaré en cuenta—entré a mi habitación rápidamente y cerré la puerta tras de mí.