VIII

7.3K 471 9
                                    

Todo estaba oscuro y frío, intentaba correr, pero siempre me caía por las piedras de aquel bosque. Solo escuchaba sus pasos, se acercaba a mí rápidamente y yo no podía hacer nada. Me levanté nuevamente, pero al intentar correr me caigo.

—No, no, por favor, aléjese de mí—suplicaba mientras veía como alguien se acercaba a mí—¡No aléjate de mí! —grité desesperada.

—Jessi, Jessi—decía aquella persona delante de mí a quien no podía verle el rostro.

—¡No! —grité aterrorizada, entonces abrí los ojos de golpe y vi a Dylan sentado a mi lado en la cama.

Mi respiración es agitada, estaba cubierta de sudor y mi corazón latía a toda velocidad, me senté en la cama y volví a ver a Dylan que me mira con mucha preocupación.

—¿Estás bien? —me pregunta atento.

—Tuve una pesadilla algo inusual, pero estoy bien. Solo se trató de un mal sueño—sonrió un poco—¿Qué haces así vestido en mi habitación? —digo mirado que solo lleva puesto unos boxers, él sonríe con complicidad.

—Cuando te escuché gritar entré en pánico, pensé que había venido Lance o alguien para hacerte daño. Vine rápidamente a ver qué pasaba—me mira atentamente.

—Lance no sería capaz de semejante cosa—le regaño mientras defiendo a mi futuro exmarido—Gracias por acompañarme y preocuparte por mí, pero ya te puedes irte, estoy bien y solo se trató de una pesadilla.

—Jessi, no quería molestarte—él se levanta—Buenas noches y que duermas bien. Si necesitas algo puedes buscar en mi habitación—él me dio la espalda y allí me pude dar cuenta de que tiene un tatuaje en la espalda.

El tatuaje consistía en tres garras de tigre como si le hubieran desgarrado la espalda. El diseño era muy prometedor y estaba muy bien elaborado, no era de esos tatuajes que pretende ser perfectos cuando claramente no lo son... ¿Quién iba a imaginar que Dylan tuviera 3 tatuajes?

Al día siguiente me encontraba en mi oficina mientras intentaba analizar lo que era unos presupuestos que tenía como trabajo. Entonces escucho como alguien entra a mi oficina sin siquiera tocar la puerta.

—Jess, me duele el pene—desvió la mirada del ordenador y miro con desaprobación a Bart—¿Qué?

—Si no te has dado cuenta estoy trabajando analizando el presupuesto que has hecho para poder aprobarlo y lo único que sabes hablar es de tu pene. ¿A quién coño le importa? —pregunto molesta mientras llevo la mirada otra vez a la pantalla.

—¿Estás bien? —me pregunta preocupado sentándose en la silla que está frente a mi escritorio.

—¿Acaso me vez bien? Tuve una pésima cita de divorcio con mi estúpido exmarido en esta mañana donde alega que tengo que darle un 30% de mi fondo personal, tuve una pesadilla al despertar y tengo un montón de trabajo atrasado solo porque me fui de fiesta con ustedes—digo molesta—Y ahora entras tú para hablarme de tu pene.

—Hola, hola chicas—entra Sarah con unas carpetas en sus manos... lo que me faltaba, más trabajo.

—¿Estás en tus días? —me pregunta Bart ignorando la presencia de Sarah.

—No—digo mirando a Sarah poniendo las carpetas encima de mi escritorio.

—¿Dylan te molestó? —vuelve a preguntar.

—No.

—¿Quieres sexo con alguien que conozco? —pregunta divertido y se cruza sus piernas.

—¡Bart! —lo miro molesta—Ustedes dos, salgan de mi oficina. ¡Ahora!

Bart y Sarah se miran perplejos y en silencio salen de mi oficina, Doy un suspiro y vuelvo a centrarme en el presupuesto que tenía al frente. Pero de pronto veo las carpetas que me había traído Sarah. Me asomo a ellas y son nada más y nada menos que análisis de mercadotecnia que necesitaba revisar... hoy no era mi día en la empresa.

Placeres y Venganza © *EN EDICIÓN*Where stories live. Discover now