Moon

By Ix_Empress

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Cinco grandes familias dominan todo Nighthall, el patriarca de una de ellas es engañado y pierde todo lo que... More

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Moon XXVIII

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By Ix_Empress

Ryan:

     Desperté casi sin poder creerlo, como llevaba despertando todas aquellas mañanas luego de esa noche. Siempre tenía miedo de abrir los ojos y ver que ella no estaba ahí entre mis brazos, envuelta en las mismas sábanas que yo o que nuestros cuerpos no estuvieran enrredados como su fuéramos uno solo. Era feliz, tan feliz que no sentía que fuera real. Ella, mi luna, se había enamorado de mí, de una simple bestia que solo podía amarla y aquello era el regalo más grande que me habían dado.
   
    Estabamos ahí, enrredados entre las sábanas como un verdadero matrimonio, como nunca me imaginé tenerla junto a mí. Westley dormía aún, abrazada a mi cuerpo como casi todas las mañanas en las que solía despertar primero para contemplarla. Solo trazaba sus cabellos y acariciaba la piel desnuda de su espalda mientras pensaba en lo que haría. Estaba tan asustado, no quería perderla, si algo le sucedía sabía que no podría vivir después de ella.
   
    Westley se removió un poco, comenzando a despertar y aún con los ojos cerrados me dio una sonrisa. —Buenos días, amor.

     Sonreí, eso de amor sonaba cursi, pero tan lindo cuando lo decía ella. —¿Te desperté? —le pregunté y sus ojos comenzaron a abrirse dejándome ver lo hermosamente azules que eran.
   
    —Un poco, pero no importa —respondió, subiendo hasta mi rostro y dejándome un cálido beso en los labios—. ¿Por qué despertaste tan temprano? A pensas y son las seis.
   
    —Estaba pensando —Acaricié su brazo y suspiré—. Sabes qué día es hoy, ¿no?
   
    —Sí, es el evento en Nebula, el que me dijiste.
   
    —Sí —Tracé la piel de su rostro con tristeza—, las cosas han estado bastante tranquilas en esta semana dado a que no has salido mucho, lamento eso.
   
    —No me importa, sé que solo me estás cuidando.
   
    —Sí, pero sea quien sea que asesinó a tu madre ya ha de estar en la ciudad, me preocupa de solo pensar que algo puede pasarte.
   
    —Eh, no pienses en ello, ¿sí? —me pidió abrazándome, poniendo su cara sobre mi pecho—. Aún no me dices por qué no siento tu corazón —dijo  suspiré, llevaba todos esos días preguntándolo.
   
    —Aún no estoy listo para contarte eso, Westley.

    Ella se separó y me miró fijamente con esos ojos que me derriten. —¿De veras no tienes corazón? ¿Cómo es eso posible? —quiso saber  y solo llevé mi mano a la cicatriz sobre su pecho acariciándola—. No hagas eso, sabes que no me gusta —se quejó y la miré con una sonrisa.
   
    —Tienes una obsesión con trazar la mía y nunca me dejas hacer lo mismo con la tuya. ¿No crees que es injusto?
   
    —A ti no te da vergüenza.
   
    —No entiendo por qué, sabes que no me importa.
   
    —Claro, claro —Se iba a ir, pero la detuve poniéndola debajo de mí contra la cama.
   
    —¿A dónde piensa ir, Sra. Anderson?
   
    —A donde me apetezca, Sr. Anderson, así que apartese. —Se removió sin conseguir nada—. Ryan...
   
    —¿Cuándo vas a entender que para mí eres perfecta así?
   
    —No es eso, es solo... —Miró hacia otro lado avergonzada—. No lo sé, es solo que no me gusta. —Volvió a verme—. Siento que me duele cuando la toco, que me duele el corazón como si hubiera algo muy triste detrás de ella.
   
    Me quedé mirándola en silencio. Si supiera que ese corazón que late en su pecho es el mío... ¿Cómo se sentiría?
   
    —Está bien —asentí comenzando a besar su piel—, pero no más preguntas sobre mi corazón, entonces, ¿está bien?— dije dejando una ligera mordida en su cuello.
   
    —Sí, sí, está bien —me detuvo—. ¿Tomamos un baño?
   
    —¿Juntos? —pregunté con picardía. Ella se aclaró la garganta y masculló un sí casi imperseptible— ¿Qué dijiste, Westley?
   
    —Que sí —volvió a decir súper bajo.
   
    —Ah, que decepción, creí que querías —dije con drama quitándomele de encima y caminando rumbo al baño—. Si cambias de opinión la puerta está abierta.

   
Westley:
   

    Estaba en mi habitación, ya habían pasado unas horas desde que Ryan y yo despertamos. Él solía dejarme allá luego de nuestros baños matutinos para que no notaran que dormíamos juntos. Solo de pensar en eso sentía mis mejillas enrojecer, aún no me acostumbraba a esto de estar casada de verdad. Se supone que no debería hacerme diferencia, Ryan no es el primer hombre con el que he estado pero... la verdad, es que con él todo se siente tan... diferente, que no puedo evitar sentirme así. Sacudí mi cabeza tratando de no pensar en ello y seguí arreglándome frente al espejo, de nada me servía darle vueltas, era normal, completamente normal.
   
    Yo no me sentía normal, comenzaba a sentir cosas por él que jamás había sentido por ningún otro.
   
    El evento sería hoy, me sorprendía que hubiese un evento privado en Nebula, nunca habían hecho uno de estos. Empezaba desde la mañana hasta la noche, por eso me estaba arreglando, aunque me cambiaría de ropa como todos los demás cuando llegara la noche. Admito que estaba un poco asustada, Ryan dijo que iría pero no me dijo cuándo y si yo sabría que estaría ahí.
   
    Terminé mi maquillaje y me levanté del asiento para ir al clóset. Estaba buscando el vestido rojo que planeaba ponerme esa noche, cuando sentí que apareció detrás de mí con todo su cuerpo pegado al mío.
   
    —No quiero ese vestido —susurró en mi oído, haciendo que se me erizara la piel.
   
    —Ryan, tú y tu costumbre de... —no acabé de hablar y ya me había dado la vuelta, atrapando mis labios con los suyos en un beso que fue demasiado intenso—. Cielos, eres insaciable, hace nada que...

    Él volvió a besarme haciéndome callar. —Solo me despido de mi esposa como es debido —dijo casi sin aliento y apreté los labios. Él y su manía, él y sus cosas, él que cada vez que decía "mi esposa" ya me convencía. Nunca creí que me gustaría tanto el título.
 


    —Veo que vas arreglado —dije, mirando el traje que llevaba—. ¿Es para el evento?
   
    —No, tengo cosas que hacer, en la noche iré.
   
    —¿No estarás en la mañana?
   
    —Tus hermanos te cuidarán, no te preocupes —dijo tomando mi mentón y dejó un beso en la comisura de mis labios—. Sabes que nadie debe saber que estamos juntos, ¿verdad? Para todas las cuestiones, sigues conmigo porque yo te amenacé.
   
    —Lo sé, no diré nada.
   
    —Bien. —Sonrió y miró algo detrás de mí, supongo que miró, aún no sabía descifrar bien sus ojos borrosos—. Ese vestido no me gusta, te dejé uno sobre la cama, ¿podrías usarlo para mí? —me pidió con una sonrisa pícara que me hizo sonrojar. Él y sus pensamientos oscuros.
   
    —Sí, lo usaré —dije, sin mirarlo.
   
    —Bien, nos vemos en la noche, mi luna —se despidió dándome un beso en los labios y desapareció.
   
    Respiré, sería un día largo de seguro y estaba muy preocupada por ello. Salí del clóset tomando el vestido de sobre la cama, ni siquiera le quité el forro para verlo, solo lo guardé en la bolsa junto a los zapatos, el maquillaje y lo demás.
   
    En unos minutos fui al salón donde me esperaba Edice quien seguía actuando sumamente raro. James, en cambio, se había mantenido a raya, supongo que ya no necesitaba aparentar, mucho menos Clarence que a penas y lo veía (aunque tampoco es que tuviera muchas ganas)
   
    No me subí con ellos en el auto,  ya sabían de antemano lo de mi claustrofobia, así que cuando dije que iría en moto nadie se opuso. Era otra moto, por cierto, la mía terminó destrozada en el accidente que tuve, y Ryan me regaló otra porque sabe de mi claustrofobia, de lo contrario creo que no lo habría hecho (Me amenazó severamente y me prohibió terminantemente ir a alguna carrera ilegal. Tan protector él)
   
    Llegamos a Nebula unos minutos después y comenzamos a subir. El lugar estaba extrañamente vacío, normalmente habrían un montón de bailarines caminando de aquí para allá en busca de su clase. Fuimos directo al salón de eventos y allí estaban todos. Pensé que eran menos pero debían de haber cien personas en el lugar como mínimo, cien personas que me miraron en cuanto entré. Estaba nerviosa incluso si actué como si nada, no paraba de buscar entre la multitud a mis hermanos, pero no les veía.
   
    Los Anderson rápidamente se dispersaron para hablar con sus conocidos y me quedé algo perdida, no dejaban de verme y eso me tenía mal. Sentí una mano sobre mi brazo y di un salto alejándome.
   
    —Westley Moon —aquello no supe decir si era una afirmación o una pregunta, era más que obvio que era yo pero el hombre frente a mí solo me sonrió—. Veo que estás incómoda, pero no temas, aún no pasará nada —Sentí mi sangre hervir cuando dijo eso ¿Cómo podían ser tan cínicos?—. Soy Abner Anderson. —Me extendió la mano y la tomé con una sonrisa fingida.
   
    —No sé si lo sabe, Abner, pero ahora soy una mujer casada, así que mi apellido ya no es Moon —aclaré arrastrando las palabras y alejé mi mano de la de él como si fuese radioactiva.
   
    —Sí, he de decir que Ryan es ambisioso, ya se comió a una princesa antes de tiempo y ahora quiere a la otra para él —dijo observándome como comida, como si fuese el filete de carne más suculento y él fuera un león.
   
    —Tengo entendido que la cena es para toda la familia. —Sonreí a labios cerrados—. Así que no se preocupe, usted probará algo.
   
    Iba a irme, pero me sujetó y yo le miré mal. —Probar algo no es mi intención, eres demasiado apetitosa para compartirte, ¿no crees?
   
    Estuve a punto de decirle algo, pero vi como una mano le hacía soltarme. —¿No tienes nada mejor que hacer, Anderson? —la voz de mi hermano Connor me hizo darme cuenta de que ellos estaban ahí.
   
    —No, solo observaba la calidad de la cena, es todo —respondió con cinismo y se alejó riendo.
   
    Miré a Connie y él me abrazó. —¿Estás bien? ¿Te han hecho mucho daño?
   
    —Estoy bien, todo lo que puedo estarlo —dije, separándome—. Los he extrañado. —Miré a todos y literal vinieron en bulto a apretujarme como si fuese una salchicha.
   

    Reí, siempre me aplastaban con sus abrazos tan... Masculinos.
 

 
    —West, estaba preocupado —ese fue Justin, quien me abrazó luego de que todos dejaran de aplastarme.
   
    —Lo sé, enano, creí que te habías ido con la bruja esa de tu madre.

    Él se separó riendo. —Nos dejó venir porque sabe que la luna está cerca.
   
    —Tenemos un plan, no dejaremos que te hagan daño —dijo Darío y sonreí.
   
    —Chicos, luchar contra el destino no creo que sea lo mejor, ya me resigné.
   
    —Nadie se ha resignado, esta luna no habrá cena, ya asesinaron a mamá, no es justo que hagan lo mismo contigo cuando no estabas destinada a esto —me reprendió David y apreté los labios.
   
    —Espero que esta vez no te pongas de parte de esa bestia de Ryan Anderson, ya sabes lo que hizo —añadió Connor y tragué grueso, no quería que le llamaran bestia, él no lo era, no era malo.
   
    —¿Te ha maltratado? Aisha dijo que estaba muy alterado ese día que te contó —preguntó Caleb y yo negué.
   
    —No me hizo nada, tuve un accidente en la moto y James fue quien me llevó al hospital. Solo me dijo que nada había cambiado, seguía siendo su esposa y que si le dejaba se las cobraría con ustedes —la mentira más grande, pero bueno.
   
    —Ese maldito —masculló Justin—. Debimos haberle ma...
   
    —Queridos invitados, agradecemos su presencia aquí —la voz de un locutor hizo que todos volteásemos a verlo—. El dueño de Nebula ha pedido que, por favor, se distribuyan por los distintos salones VIP, en los cuales estarán compartiendo cada familia por separado. Dice que no se preocupen por el servicio, todo será entregado al lugar. Los despide hasta la noche, en el baile. Esperemos que tengan un buen día.
   
    El locutor se despidió y yo no sabía a dónde debía de ir, no quería irme con los Anderson, deseaba pasar más tiempo con mis hermanos y ver a mi padre.
   
    —La Señora Anderson es la única que tiene permiso de estar fuera del local de su familia —volví a escuchar al locutor como si hubiese escuchado lo que pensaba—. Westley Anderson estará con su familia, ya que hace tiempo no la ve, esas son las órdenes. Que tengan un lindo día.
   
    —Vaya, ese dueño es muy conciderado —comentó uno de mis hermanos y asentí aún sorprendida.
   
    Todos fuimos guiados por los pasillos hasta unos pizos más arriba. Nos llevaron a la azotea del edificio literalmente, nunca había estado allá pero lo que nos tenían preparado era hermoso. Mi corazón se aceleró de solo ver el lugar adornado con ramos de rosas. Había una gran mesa de mármol blanco debajo de una carpa, con finas cortinas de seda blanca siendo movidas por el viento. Papá estaba allí y me quedé más sorprendida de ver que estaba hablando con alguien, un desconocido.
   
    —¿Quien es él? —le pregunté a Thomas que estaba a mi lado.
   
    —Ni idea, nunca le había visto.
   
    —Es Jonathan, nuestro primo, Westley —dijo Darío y me paré en seco.
   
    Jonathan, nuestro primo que no veíamos hace años, mi primer amor adolescente, estaba ahí, sentado junto a mi padre. ¿Qué estaba haciendo aquí?
   
    Nos acercamos y mi padre se puso en pie junto a Jonathan. Sentí los nervios recorrerme, no sabía ni cómo actuar, él me miró con una cálida sonrisa, una que antes me gustaba mucho. Debo decir que los años le habían sentado bastante bien, no había crecido mucho, normal, no teníamos espectativas de que fuese muy alto, aunque siempre lo fue más que yo, solo un poco, no tanto como Ryan con quién me tenía que poner de puntitas para besarle.
   
    No pienses en eso, Westley.
   
    —¡Eh, Jonny, que gusto verte! —la exclamación de David fue la que me sacó de mis pensamientos y noté como todos mis hermanos le saludaban.
   
    —Yo también me alegro de verlos —dijo y sus ojos chocaron con los míos—. ¿No vas a saludarme, West? —me preguntó y le sonreí.
   
    —Que bueno verte, Jonny —fue lo que dije y me senté junto a mi padre.
   
    —Hija...
   
    —¿Hace cuánto saliste? —inquirí con frialdad, aún estaba molesta con él.
   
    —Como tres días después de tu boda, lo siento, Westley, no tenía idea de que ellos harían eso...
   
    —Siempre has sabido que estaban detrás de mí, no entiendo cómo pudiste jugar con ellos y perderlo todo —me quejé sin mirarle.
   
    —¿Ya Westley lo sabe todo? —oí la voz de Jonathan y le miré.
   
    —¿Hablas del hecho de que soy la cena de la próxima luna de sangre? Pues sí, ya lo sé todo.
   
    —West, Jonny no tiene la culpa —me reprendió Andrew que estaba en frente de mí.
   
    Bufé. —No estoy de buen humor, chicos, así que no me culpen, si fuesen a ser la cena de unas bestias no estarían felices. —Me puse en pie y fui hasta el borde de la azotea, bastante lejos de ellos.
   
    Por el camino tomé una de las rosas rojas que había en los jarrones y me recosté del barandal con ella hacia afuera, mientras jugaba con sus pétalos. Llevé la rosa a mi nariz y aspiré su olor, olía a él, a Ryan. Eso me causó un cosquilleo en el estómago, lo extrañaba y era lógico, todos esos días nos lo habíamos pasado juntos casi todo el tiempo, sentía que necesitaba su abrazo en ese instante, sus besos, sentirlo cerca.
   
    Suspiré y observé la ciudad ¿Quién de todos sería? ¿Quién sería el que asesinó a mi madre? ¿Por qué lo haría?
   
    Esas preguntas comenzaron a rondar mi mente mientras jugaba con la rosa y sin querer me pinché con una espina. Ni siquiera me inmuté y vi mi sangre salir de la pequeña herida como si nada.
   
    «La rosa te hizo daño porque envidia tu belleza, mi luna»
   
    Esas palabras resonaron en mi mente y cerré la mano con fuerza. El recuerdo llegó vagamente, borroso, ni siquiera podía ver el rostro del chico que me lo decía. Era el mismo del sueño, incluso estábamos en el mismo puente y él era quien me había dado la rosa.
   
    —Veo que aún sigues con ese gusto por las rosas rojas —sentí la voz de Jonathan detrás de mí y di un brinco, saliendo de mis pensamientos. Le vi ponerse a mi lado y darme una sonrisa—. Has crecido mucho, West —me dijo y sonreí aunque fue más por cortesía que porque de verdad lo sintiera.
   
    —Hace años que no venías. ¿Por qué lo hiciste ahora?
   
    —Recibí una invitación directa de tu padre, como sabes, la luna de sangre está próxima, en estas épocas todas las bestias vuelven a Nighthall, todas quieren comer.
   
    —¿Tú también? —inquirí y él negó mirando la ciudad.
   
    —Soy un Moon, los Moon no vamos tras la princesa de la luna.
   
    No respondí a eso, solo seguí jugando con la rosa en mi mano, el recuerdo de ese chico me causaba curiosidad. ¿Quién sería? ¿Tendría algo que ver con lo de mi madre?
   
    —Westley, quisiera decirte algo —escuché que me decía Jonathan y le miré—. Sé que han pasado años, pero... aún no me olvido de ti...

🌕 🌕 🌕

¡Holaaaaaaaa!


¿Qué opinan de este capítulo?

Como alguien me diga que me salté los detalles 🙂🔪

Aquí hubo cosa sin detalles y no los esperen, que no habrán 🤣🤣🤣🤣

¿Qué creen que suceda ahora?

¿Al fin se revelará el misterio que nos aqueja?

¿O morirán de ansiedad en esperas de ello? 🤣

Admito que me gusta esto😂

Parece como que los amores del pasado vienen a atormentar el presente
😌😌😌😌

Oh, esto se pone bueno.

Espero que hayan disfrutado este  capítulo, no se olviden de darle mucho amor si es así y nos vemos en la próxima actualización.

Además, si les gusta la historia  podrían recomendarla y así ayudarme a crecer, se los agradecería ❤

Sin más que decir, se les quiere y hasta lueguito 😘

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