Los días habían pasado lentamente, la verdad ya no sabía cuánto tiempo había estado trabajado sin cesar. No podía descansar; solo trasladar humanos y troncos.
Mi cuerpo casi no respondía a mis ordenes, no podía caminar en una línea recta y me he caído cuando estoy caminando terminado desmayada.
La comida no es problema; pero no me dan tiempo para comer o beber agua ¿Cuándo parará todo esto?
Amy había sido trasladada a un circo en mi ausencia y eso me atormentaba día y noche por no haber podido decirle adiós; por suerte Kiran estaba bien, pero tenía que trabajar el mismo tiempo que yo.
— ¿Otra vez descansando? —Dijo con molestia el hombre sentando en mi cuello.
— ¿Está bien? —Preguntó la señora que estaba sentada en mi lomo.
— Si. Solo está un poco cansada, pero miré, ya va a volver a caminar —Dijo con una sonrisa y disimulando clavó el Pyn en mi cuello haciéndome soltar un pequeño quejido de dolor y con temor de ser pinchada de nuevo empecé a caminar con la poca fuerza que tenía.
Trasladé a unos cuantos humanos más hasta que todo, literalmente todo, se volvió negro. Me costaba respirar, sentía que mis parpados pesaban y el miedo de que no los iba a poder volver a abrir invadió mi mente dormida.
— ¿Está bien? —Dijo una voz que no reconocía.
— Claro que no está bien, no podemos hacer nada. Le sobre exigimos demasiado, pero al menos nos sirvió un tiempo —Respondió otra voz con un suspiro .
— Entonces será mejor que la coloquemos en el foras —Dijo la primera voz.
— Llamaré al señor Hari para que el mande a hacer todo —Respondió el contario.
Sus pasos los que alguna vez fueron cercanos ahora estaban a metros de mi dirigiéndose a quien sabe qué. ¿Dónde estaba yo? ¿a dónde me van a dejar? ¿Qué me va a suceder?
Mi deseo de abrir los ojos desapareció mientras pensaba que era la primera siesta desde hace meses. El primer sueño desde hace meses... Por fin tenía uno.