En armonía
Querido Diario:
Me parece increíble la forma en la que el tiempo se nos escapa, parece simple arena entre nuestras manos, de por sí, no podemos tener en ellas mucha, y si por accidente separamos un poco los dedos, esta se escapa cuál prisionero que ha anhelado mucho tiempo su libertad y se le ha presentado su única oportunidad.
Siento que he separado mis dedos sin saberlo y ya he permitido que mucho tiempo se me escape... pero ya no más.
No creas que hice esa analogía así cómo así, fuí a la playa con mi mamá y Alexander, era una cita de ellos dos pero sentía que necesitaba dormir bajo la sombra de una palmera con el ruido de un océano real a mi costado y no una grabación que escucho de vez en cuando para que se me haga más fácil conciliar el sueño.
Pero bien, no pude dormir, terminé estando sentada con las piernas cruzadas a la orilla del mar, viendo cómo la marea a penas y si lograba cubrir mis pies, aunque sí, una que otra ola llegó más allá y me llenó mi traje de baño de arena dónde ya sabes que a la arena le gusta meterse...
Aún así, fue tranquilizador, pude hablar en voz alta con Dios, como buenos amigos, no le pedí nada, ni siquiera que me ayudara o que me diera fuerzas, simplemente le agradecí todo lo que me dió y me quitó, y le conté cómo me ayudó a ya no sentirme sola ni vacía, que gracias por escuchar mis primeras quejas que hacía pasar por oración, pero que seguramente ahí estaba él, con toda la paciencia del universo escuchando a su hija.
Siento que la vida para mí no ha sido fácil, pero quizás así sea para todos:
Julio fue abandonado por la mayoría de los que creía que eran sus amigos porque cambió, su vida familiar no es la mejor, pero él luchó y ahora está dando un estudio superior junto a una chica que lo ama y lo apoyará en todo.
Gabi parece ser la chica perfecta, la que seguramente se va a ir al cielo en el rapto porque: "¿No ves que la chica parece un ángel?", pero detrás de esa pulcritud y perfección había algo que había intentado ocultar con una máscara, pero ella fue valiente, rompió esa máscara y ya no se oculta, enfrentó sus problemas y lo sigue haciendo.
Izar, una chica tan inteligente cómo terca, le gusta molestar hasta que le apetezca y en su rostro nunca hay ojeras porque siempre duerme sus ocho horas a como de lugar, pero siempre juzgada por lo que se suponen que la deben amar, apartada por decisiones que ella no tomó, así que por decisión propia no quiere acercarse a la paz y el amor de Dios porque, en sus propias palabras: «¿Para qué voy a ir a un lugar dónde me dicen que me iré al cielo y mis madres al infierno?», cuándo sé que ella también necesita de un abrazo de Dios.
David... un payaso en todo el sentido de la palabra, pero es un buen amigo, se preocupa por todos y muestra su amor entre pequeños actos y una que otra broma, además está el hecho de que parece ser el confidente de todos, con un pasado que desconozco del todo, pero sé que va curando sus heridas poco a poco y muestra sus cicatrices con orgullo a otros para decirles: «Si yo pude, ¿Cómo no vas a poder tu?»
Moisés, un chico muy guapo si me lo preguntas... o preguntale a cualquiera si quieres, de seguro te dirán lo mismo. Un chico ejemplar en la congregación, y un maestro de música muy habilidoso, pero es también alguien impulsivo, alguien que tiene que aprender a controlar sus emociones.
Y Mateo...
Todo un misterio.
No lo recuerdo, por más que me esfuerce no recuerdo a un dulce niño de ojos azules en mi clase, supongo que lo conocí al fin en el momento indicado.
Creo que conocí a cada uno de ellos en el momento indicado.
Mateo usaba una máscara cómo la de Gabi, a veces parecía que se la iba a quitar, pero nunca lo terminaba de hacer, y a diferencia de Gabi, parecía no querrer deshacerse de ella, al menos no con los demás, solo con David hasta dónde tenía entendido.
Así que no sabía cómo era él realmente. Me había sorprendido cuándo peleamos en mi casa, quizás había esperado que se quedara callado cuando le grité, pero cuándo me respondió simplemente hice lo que sé hacer bien: no cerrar mi gran bocota.
Así que no pude evitar sonreir a pesar de que me sacó un gran susto cuándo lavaba los trapeadores. Claramente me disculpé con todos y dije que no volvería a ausentarme así, que no volvería a ignorar sus llamadas.
Regresé también a mis obligaciones en el ministerio, no lo hice solo porque era el lugar dónde siempre hablaba con Mateo, si no porque era mi responsabilidad estar ahí.
—Hola —dijo de nuevo después de un rato, el no planeaba asustarme, pero su primer «Hola» había logrado sacarme bruscamente de mis pensamientos—... Yo... leí lo que decía el Diario.
—¿Enserio?, eso es genial. Entonces sí viniste por eso, yo...
—No, no —me interrumpió—, si piensas que quiero escuchar una disculpa estás equivocada.
Borré la sonrisa de mi rostro, y de nuevo estuvimos en un silencioso que no sé si fue incómodo... solo sé que esos segundos me parecieron casi una hora, me quité los guantes y los dejé a un lado para acercarme a él, me sentía triste y enojada, él no tenía la obligación de disculparme, pero me enojó cuándo dejó sus manos en sus bolsillos y me sonrió.
—¿Por qué esa cara, Mary?, dije que no quiero una disculpa, creo que las palabras son sólo eso, y que las acciones valen más... además, yo también dije cosas que no debía...
—Pero yo inicié.
—Y yo no respeté tu espacio, esto no es de ver quién tiene más culpa —dijo tranquilo pero pude notar algo de frustración en él—. Mary, no quiero una disculpa, ya me la diste... lo que quiero es ser tu amigo...
—Yo también quiero ser tu amiga, Teo... rayos, me escuché cómo una niña de preescolar.
Mateo río por mi comentario mientras negaba con la cabeza, luego extendió sus brazos y yo me terminé de acercar para abrazarlo.
Sinceramente no sé cuánto tiempo nos quedamos así, pero sí recuerdo lo que sentí después de que nos separamos...
—Mary, ¿Te vas a quedar?
Me quedé muda.
No sabía qué contestarle, así que comprimí mis labios mientras lo miraba, él hizo lo mismo y soltó un suspiro.
—Vamos —dijo al saber que no iba a contestarle—, te voy a ayudar a terminar.
Para nadie era ya un secreto el compromiso de mi madre, así que había escuchado toda clase de comentarios acerca de eso:
«Sabía que Dios le tenía su idóneo, qué bien que ella esperó en Dios...»
«Susana me dijo que la boda será aquí en la iglesia...»
«¿Ya te invitaron?»
«¿Se va a casar con aquél guapetón que la acompañó aquella vez?...»
«¡Ay!... nuestra pequeña Susanita se nos va, pero una esposa debe estar dónde está su esposo, hay que sujetarnos a nuestros maridos...»
Sí, mi querido Diario, mi mamá se muda, obviamente no pueden vivir en casas separadas, bueno, sí pueden, pero ellos no quieren.
Fue una noticia que ya veía llegar, aunque no así, aunque, después de todo, se supone que es mejor la zona dónde vive Alexander.
Aunque claro, mi mamá me dió muchas opciones:
Opción A: vender la casa.
Opción B: quedarme la casa.
—La casa está a tu nombre —me dijo mi madre, ella y Alexander estaban sentados en frente de mi, con sus manos unidas mientras que yo miraba el suelo, tratando de procesar todo—, así que es tú decisión.
—¿No puedo quedarme a vivir aquí?
—María... eres una niña aún —dijo Alexander tratando de razonar conmigo—, por ahora lo mejor es que vivas junto a tu madre, míralo así, cuándo cumplas veintitrés podrás mudarte aquí si es lo que quieres.
—O veinticinco —sugirió mi madre.
—O veinticinco —repitió Alexander—. O puedes venderla, yo te puedo ayudar con eso, solo piensalo bien, si yo fuera tu conservaría la casa, es indispensable tener un buen lugar dónde vivir cuando quieras independizarte sin depender de nadie, te lo digo por experiencia.
Aún no sé qué hacer, lo seguro es que me tendré que ir de aquí, pero no quiero abandonar mi casa, he vivido aquí los últimos diez años, y no quiero abandonar mis amigos.
Aunque sé que no me abandonarán del todo, Izar ya me dijo que conducirá con gusto esas horas solo para ir a verme y que le compre un buen suministro de chocolate solo para ella para reponer fuerzas en mi nueva casa, aunque claro, primero debe de aprobar su examen de conducción.
A pesar de todo, me alegra que todos estemos en armonía, y sea lo que pase en el futuro estaremos juntos.
Y espero que sea sin máscaras.