bad at love*

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Jisoo despertó temprano esa mañana y se miró al espejo. Se contempló en el reflejo de sus aburridos y descoloridos ojos. Por supuesto que cualquiera lo abandonaría. Era demasiado ordinario para empezar. Lavó su rostro y se desplazó al guardarropa que ahora compartía con Seungkwan para ponerse algo decente. Hoy iba a encontrarse con Mingyu, quizás por última vez. Respiró profundamente. Debía ser lo más creíble posible. No debía llorar -no, no debería ser él quien llore. Jisoo no iba a llorar por un amor que, pudo no ser real en lo absoluto, o que con el tiempo se había ido marchitando con la indiferencia. Sólo habían sido seis largos años de una tonta ilusión.

Tomó su cartera y se dirigió a la dirección indicada. Se detuvo frente al café que guardaba muchos recuerdos. Tragó el miedo lentamente y se arrastró dentro de la cafetería. Con ojos frenéticos buscó por todo el lugar hasta dar con Mingyu, sentado en la mesa más lejana, bebiendo con tranquilidad una taza de café. Sus miradas se encontraron y Jisoo, con el corazón roto, forzó una media sonrisa.

"Buenos días," Jisoo saludó. De alguna manera se sentía como si volvieran a ser extraños. "Hola," Mingyu le regresó el saludo. "¿Quieres algo de tomar?"

Jisoo negó con la cabeza rápidamente. "No...de hecho, debo ir a otra parte después." Era una mentira. Jisoo sólo necesitaba estar lo más lejos posible de Mingyu. "De acuerdo," Mingyu respondió calmadamente, pasándole  un folder amarillo. "Aquí están los papeles del divorcio. Este es tuyo-" Su corazón se hundía en su pecho con cada palabra; todo era tan real. Sus dedos temblaron descontroladamente así que los ocultó bajo la mesa, lejos de la mirada quisquillosa de Mingyu.

"De acuerdo," Jisoo sonrió amargamente, "Los checare y los firmaré, ¿eso es todo?" Jisoo persistía en ocultar su inestable anatomía. Mingyu sorbió un poco de su café. Lucía tan tranquilo con toda la situación, a diferencia de Jisoo quien se sentía patético por su dolor. "Es todo, oh, y esto, casi lo olvido-" Mingyu hurgaba dentro de su maletín mientras que Jisoo trataba de controlar el latir de su corazón. Sacó un sobre estropeado de color dorado que puso sobre la mesa. "Esto es para ti-"

Jisoo no logró comprender. Tenía tanto miedo de exponer el temblor en sus manos así que sólo esperó por una explicación sin moverse en lo absoluto. "Es una invitación," Mingyu evadió los inquisitivos ojos de su ex pareja, "Me casare en cuanto el trámite de divorcio se haya completado. Jeonghan tiene tres meses de embarazo. No quiero esperar más tiempo."

"Oh," fue todo lo que Jisoo pudo articular, preguntándose, ¿cómo estará luciendo en ese instante? ¿se veía triste, enojado o celoso? Pero no pudo permitirse ninguna sola lágrima, así que, en su lugar, sonrió hipócritamente. "Felicidades," se obligó a sí mismo a decir mientras que Mingyu sólo asintió. "Debo irme."

Se levantó rápidamente, apretando el folder contra su pecho y apresurándose fuera de la tienda. Su visión se volvió borrosa tan pronto como estuvo fuera del lugar, el cual una vez estuvo repleto de buenos recuerdos. De ahora en adelante, no podría regresar ahí porque todas las buenas memorias habían sido manchadas por esta sola, que miserable y ridícula fue. Respiró profundamente, alargando la exhalación, pero su visión sólo empeoró. Se tambaleó por la calle hasta poder sentarse en una banca al otro lado de la carretera. Sus ojos estaban empañados y no comprendía por qué hasta que un transeúnte le ofreció un pañuelo. Jisoo aceptó el pañuelo sin poder agradecerle. Sentía que si soltaba una sola palabra, se caería en pedazos. 

Jisoo estaba llorando. Las lágrimas estaban nublando su visión, así que tomó el pañuelo y las limpió, pero sólo aumentaron. Seis largos años. Cuanto más lo pensaba, más crecían la agonía y los celos. Había pasado seis largos años junto a Mingyu, pero nunca hubo esperanza de hijos porque este siempre lo evadió. Fue él quien dijo que quería más tiempo con Jisoo. Fue él quien dijo que no estaba listo para niños. Seis largos años. Pero Jeonghan tuvo más que eso. Después de todo su historia había iniciado desde sus años de adolescencia. Todo lo que Jisoo tuvo fueron seis años. La realidad lo hundió más en la miseria. 

Degenerates | MinshuaWhere stories live. Discover now