the feeling

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Jeonghan había tenido esta terrible premonición hace una semana, de lo contrario nunca hubiera seguido a Mingyu a su viaje de negocios a Jeju. No es como si estuviera esperando que Mingyu buscara deliberadamente a Jisoo ni que su esposo se topara con su ex marido tampoco. Simplemente se debió a la cajita de terciopelo que contenía dentro un anillo que encontró escondida en la habitación de Mingyu.

Con dedos temblorosos, Jeonghan abrió la cajita; el anillo residía ahí con el nombre de Jisoo grabado en oro. Mingyu y Jisoo por la eternidad. Eternidad decía. Jeonghan se sofocó mirando el grabado por un rato hasta que finalmente regresó el objeto a la caja. Jeonghan habló con Mingyu esa noche. Su esposo lo miró con esos desconcertados y silenciosos ojos. "Quiero ir contigo a Jeju," Jeonghan exclamó. Mingyu no respondió de inmediato. La vacía expresión en su rostro fue dura de descifrar, así que Jeonghan esperó hasta que Mingyu accedió.

"Claro." La respuesta fue cortante, pero Jeonghan tampoco esperaba que Mingyu estuviera feliz con su demanda.

Ver a Jisoo otra vez, dejó a Jeonghan sin palabras. No es como si Mingyu hubiese buscado a Jisoo -Jeonghan fue quien trajo a Mingyu de vuelta a Jisoo. Si Junhui no le hubiese recomendado ese lugar, tal vez Mingyu y Jeonghan no se hubieran topado con Jisoo.

Mingyu hizo su mayor esfuerzo por no parecer feliz, pero Jeonghan podía notar cuan fácil era para su esposo respirar el mismo aire que Jisoo. Se sentó en su escritorio con las gafas puestas, escribiendo algo en su agenda y Jeonghan miró a su distante esposo en silencio. Finalmente, Mingyu dejó caer el lapicero y se giró hacia los penetrantes ojos de Jeonghan.

"¿Sí?" Mingyu cuestiona. Su voz suena como la de un extraño.

"Nada," Jeonghan se encoge de hombros, "¿No puedo verte?"

Si Mingyu fuera todavía el mismo de la escuela media, se hubiera reído encantado, pero no lo hizo. Su silenciosa mirada persistió sobre Jeonghan hasta lentamente la desvió. "Haz lo que quieras," Mingyu remarca. Su voz sigue siendo igual de fría y cortante. Jeonghan ya no puede recordar cómo se sentía ser amado por Mingyu.

Mingyu se ocupó al día siguiente con la planeación y organización del evento, corriendo de arriba para abajo. Todo necesitaba ser perfecto, Mingyu lo niega pero Jeonghan sabe que su esposo estaba desesperadamente tratando de evitar a Jisoo a toda costa. Mantiene su distancia. Tal vez, Mingyu sólo está tratando de ahorrarse el corazón roto esta vez.

Finalmente, la gran noche llegó. Mingyu se arregló con un clásico traje negro, llegando al recinto antes que nadie. Sólo una noche más, se dijo a sí mismo. Cuando el amanecer salga, empacara sus cosas y regresara a Seúl. Jeonghan probablemente hará lo mismo. Y continuarán su circulo vicioso de jugar a la familia perfecta. Mingyu dibuja su mejor sonrisa, pero esta se derrumba en cuanto ve a Jisoo.

Jisoo camina de la mano con su hijo. Cuando su abaratada mirada se encuentra con Mingyu, la ternura en esos brillantes ojos no desaparece. Y eso sólo ilumina a Mingyu más. Jisoo le sonríe y Mingyu no tiene de otra mas que regresarle la sonrisa -para pretender que todo está bien.

"Buenas noches," Jisoo saluda, "Suk-chin quería ayudar así que lo deje venir."

"Tiene buen gusto," Mingyu halaga el prolijo traje y su elegante peinado. Suk-chin sonríe brillantemente; sus ojos de cervatillo se iluminan y sus espesas pestañas se baten adorablemente.

"Yo elegí su traje," Jisoo responde. El pequeño niño jala la manga de padre, queriendo decirle algo. "Papi," Jisoo recuerda lo que el niño le había dicho antes, así que se excusa con una venia. "Necesita ir al baño. Nos vemos-"

Jisoo se lleva al niño con pasos apresurados, desapareciendo rápidamente en el edificio. Mingyu permanece en el frío. Se pregunta ¿por qué pensó que sería una buena idea tener un evento formal en la playa? El viento fresco hacía todo mucho más miserable. Le duele hasta la medula que su sonrisa tiembla, pero no tiene otra opción más que reponerse y ampliar su sonrisa, listo para seguir saludando a sus invitados, uno por uno.

Degenerates | MinshuaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora