¿Qué debes tener en cuenta para invitar a una mujer a salir?

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Tres conceptos claves que son un obstáculo para muchos hombres y frente a los cuales o bien se frenan o bien no saben distinguir. Empecemos:
Interés:
El interés es la motivación que tiene alguien para tener una interacción contigo y para continuarla a lo largo del tiempo. ¿Cómo percibes el interés? En la medida en que ella te responde preguntas de una forma extensa, en su lenguaje corporal abierto, en su apertura y disponibilidad social a hablar contigo, en su mirada atenta, en su sonrisa y en ciertos gestos que denotan que está escuchando y está atenta a lo que tienes que decir.
Iniciativa:
Es la disposición a iniciar una acción. Es la actitud de proponer, por primera vez, algo. Y aquí entramos en un asunto importante, y es que, aunque exista interés en una mujer no necesariamente se corresponde con la iniciativa, pues culturalmente las mujeres están acostumbradas a que es el hombre quien toma la iniciativa de invitar y de salir con ellas. Así que, por favor, no esperes que sean ellas las que empiecen a buscar la forma de acercarse a ti. Al contrario, eres tú quien debe permanecer atento a la oportunidad de pasar a un siguiente nivel: pidiendo sus datos de contacto, invitándola a una segunda salida, aproximándote para un beso.
Y para ello es preciso que hagas uso del liderazgo, esto es, la capacidad que tienes de guiar la interacción, de tomar la iniciativa, de tener el carácter de atreverte a invitarla, de proponer cuál será el siguiente paso y de dialogar para llegar a un acuerdo.
Desafortunadamente quienes llevan tiempo leyendo y leyendo sobre seducción en diversas fuentes y no han tenido resultados es básicamente porque han olvidado los principios de simplicidad que debe tener toda interacción humana. Han olvidado los movimientos naturales del contacto humano, y frecuentemente su mente se queda pegada en “¿Y ahora qué hago?” y se quedan perdidos.
Siempre tienes que pensar en la forma en la que puedes llevar aquello que tienes a otro nivel. Si has conocido a una mujer y te gusta debes pensar ¿cómo llevo a que esta relación se mueva hacia dónde deseo? Si tienes amigos debes pensar ¿cómo llevo a continuar el contacto y la relación?
Permanece en el presente, en la escucha, en el diálogo, en disfrutar ese “aquí y ahora” de la relación, pero también debes pensar que persigues un objetivo a la vez, y debes finalizar la interacción habiendo conseguido ese objetivo para que percibas que te estás moviendo y que no estás en el mismo sitio.
El tercer concepto tiene que ver con la inercia, y es el permanecer en el mismo sitio, el lugar cómodo, y las mujeres lo tienen, especialmente aquellas que hace tiempo no tienen una relación (que son muchas). La inercia la puedes ver también en ti, en los siguientes términos: “quiero algo con mucha energía, pero a la vez, no consigo dar el primer paso, es más, a veces me proponen un muy pequeño paso y ni siquiera soy capaz de darlo.”
Las mujeres pueden llegar a tener una gran inercia, es decir, una gran dificultad para moverse incluso si algo les llega a gustar. Y en su gran mayoría requieren de tu iniciativa, de tu proactividad y de tu liderazgo para moverse activamente. La inercia se debe, básicamente, a que culturalmente se han condicionado para que sea el hombre el que sea mueva, y también culturalmente se ha asociado una mujer que se mueve a una mujer que es fácil.
De tal manera que necesitas tomar la iniciativa, necesitas también saber que ellas en cuanto tomes la iniciativa y si hay atracción y si hay gusto ellas responderán positivamente a tu iniciativa. Si no lo hacen es porque o no les gustas, o bien quieren manipularte para ponerte en una condición de inferioridad o de sumisión.
¿Cómo tomas la iniciativa? Con invitaciones, invitando a las mujeres a participar contigo de actividades.
Yo pongo invitaciones en el mundo, a las mujeres, y las dejo allí. Siembro semillas de invitaciones, les convido, las hago partícipes de lo que me gusta, de lo que hago. Algunas semillas no retoñan, pero muchísimas otras sí lo hacen.
En un principio cuando invitaba lo tomaba si les estuviera pidiendo permiso. Y era algo que me llenaba de muchísima ansiedad. Era tremendo. Sentía como si le estuviera pidiendo permiso al presidente de Estados Unidos para ser atendido. Tenía un marco insertado de que sería rechazado, y que solamente sería aceptado si estaba en mi día de suerte. Tantos rechazos habían hecho que me acostumbrara a cancelaciones, aplazamientos, rechazos directos. Me había acostumbrado al NO. Y eso hacía que mis invitaciones fueran con muchísimos rodeos, que fuera casi un tabú.
Me la pasaba comprobando mi celular, mi correo, esperando las malditas cancelaciones de última hora. Era bastante intenso confirmando, re confirmando y volviendo a confirmar que sí nos íbamos a encontrar. Y ello me llevaba a que las cosas jamás se concretaran.
Cómo logré salir de ello, naturalizando las invitaciones y acá está la recomendación que me sirvió: No estés detrás de un resultado específico, permanece abierto a todos los resultados, no te vincules necesariamente con alguno en especial.
No presupongas que una mujer está libre o está ocupada, o si le gusta algo en particular, o lo que hará después. Simplemente invita sin ninguna creencia previa o sin ninguna expectativa.
Di algo como: “Hay algo en ti… y no se concretamente lo que es. Me pareces muy interesante… cancela tus planes esta noche y ven conmigo a…”
Incluso puedo usar eso al mismo inicio de una conversación. Lo diría con una sonrisa y disfrutando cada palabra. También lo diría sin disculparme, y esto es supremamente importante, porque la invitación no es un permiso, es simplemente convidar a alguien a pasarla de maravilla y disfrutar.
Hay tres niveles de invitación:
1. Pedirle que salga contigo y crear una cita que esperas que a ella le guste: Así es como usualmente lo hacemos, y es mejor que no invitarla a nada. La tendencia es que le “pedimos salir”. Y lo obtenemos es una salida que depende de que ella acepte.
2. Invitarla a algo que tu usualmente haces: Es mucho mejor que “pedir.” Y es un avance respecto al marco de “la cita”. Es lo que usualmente encuentras en el terreno de la seducción.
3. Invitarla a nada: Esto es verdaderamente poderoso. Es liderar. Es confianza. Estás invitándola a tu misma presencia. La estás llevando a tu mundo. No importa en realidad lo que hagas.
Las invitaciones van más allá del acto mismo de invitar a través de la palabra, es una energía, una emoción por la vida, y ella está invitada a algo más grande que una simple cita, o un lugar, está invitada a una forma de vivir. Esto es lo que subyace en el espíritu de una invitación.
Es importante mantener el espíritu de las invitaciones abierto a todos, pero enfocarlo de forma fuerte a aquellas que ganen tu corazón.
El éxito es la forma en que te muestras al mundo, y va más allá de los resultados. Es importante tomar riesgos sin pensar que estás incomodando, que estás pidiendo mucho.
Evita decir: “¿Estás libre más tarde?”
Evita decir: “¿Te gustaría ir por un café alguna vez?”
En lugar de ello di: “Ven conmigo esta noche” o “Tengo una idea… haré esto y más tarde lo otro… deberías venir conmigo” quizás también “entiendo que no puedas… pero sigues invitada”.
Incluso invítala aún si no hay planes. Invítala a improvisar: “no tengo idea de lo que haremos, pero estás invitada.”
Simplemente invítala sin expectativas, y deja la invitación simplemente allí, invítala creyendo que no hay ninguna razón para que ella te rechace, no te decepciones si ella no lo hace. Sólo deja tu invitación allí. Simplemente si no puede, por la razón que sea, simplemente sonríe y dile: “Entiendo, pero aún estás invitada”.
No te apegues al resultado. Simplemente busca divertirte.

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