LIBRO II- ENCONTRAR UN NUEVO APOYO CAP 7

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(Escrito por Miriam)

Querida Lucía:

Al fin he podido escribir después de varios meses, he tenido un leve desequilibrio mental, no me hizo bien sentir que no valía nada.
Pensar que sólo era un adorno en mi propia vida, me devastó por dentro, por mucho que leí y escribí no lograba encontrar el sentido para poder seguir adelante, básicamente no tenía por qué y para quién. Por mí misma no era una oferta muy tentadora, por ti bueno está el problema que no sé dónde estás y Él no vale nada.

Hice muchas cosas "arriesgadas" Durante mi "desequilibrio", como malgastar mi dinero haciendo que me trajeran reliquias religiosas y con ellas molestaba a los guardas de la casa (también demonios) era muy gracioso verlos enojarse mientras rompían todo maldiciendo al creador.

Me gustaba perseguirlos por la casa, ver que hacían, de que hablaban, ellos eran de más bajo rango, no podían controlarse tanto como "Él".
Así me pasaba los días, básicamente como yo era la señora de la casa ellos no podían hacerme nada y a él le divertían tanto mis jugarretas que siempre hizo caso omiso de las quejas que le ponían mientras no molestara a la pequeña Lucía, a ella apenas si la veía y le hablaba.
Sé que una no debe rendirse con los hijos pero en mi situación era lo más prudente, siempre le preguntaba a la niñera si estaba bien, es muy inteligente le va bien en la escuela pero casi siempre saca su naturaleza con los más débiles molestándolos pero si se quejan en la escuela, su padre los calla con dinero y así hace con todo.

Un día amanecí con el humor alborotado y se me ocurrió invitar a mi madre con su grupo de oración a rezar en la casa, ella por supuesto aceptó además pedí que estuvieran cerca los lacayos de mi esposo.
Cuando llegaron las señoras bastante venerables, empezaron a rezar todo el rosario, haciendo un novenario, casi pierdo la compostura con una carcajada cuando veía a aquellos "hombres" tan fuertes sudando y apretando los labios hasta que no aguantaron más e hicieron que la electricidad fallara en algún momento de los misterios luminosos, se quebraron todas las bombillas de la sala de estar, casi me muero de risa al ver correr en desbandada a las pobres señoras.

Cuando me quede sola, ellos me miraban con odio, yo seguía muerta de la risa pero cuando él llego se puso molesto con ellos por exponerlo de esa manera, sin embargo ellos no fueron castigados porque yo fui la de la idea de invitar a las señoras y no tenía autoridad para hacer eso.
Así que me confinaron en mi habitación a pan y agua durante un mes, me pareció genial "el castigo" sin más que pensar sino en leer y escribir.

Aunque fueron días de ocio aparente no te contaría de ello si no hubiera sucedido al menos algo fuera de mi rutina mórbida, habían encargado un hombre para vigilarme y estar pendiente de mi salud, pues con esa dieta tan frugal, bajé todos los kilos que había subido en mis años de señorona aristócrata, los primeros días, lo ignoré como uno de los tantos que servían a él.

Conforme me venció el aburrimiento de tanto leer, decidí molestar a él extraño personaje, todavía tenía bastantes churumbeles religiosos, así que cuando venía a darme vuelta le salía al paso con uno, pero nada no se inmutaba, me sorprendió pero luego pensé que de pronto era de escala más alta con capacidad de aguantar más, así que intente con algo fuerte, oraciones en latín, las recitaba en voz alta pero aún nada

"—Este debe ser de muchísimo más rango— pensé".

Así que le entré con lo más fuerte que sabía, oraciones en griego antiguo y aún nada, él extraño sólo reía al verme intentar decir las palabras enreversadas.
Por último saqué mi última carta de la manga, un libro muy antiguo y costoso que contenía el padrenuestro en arameo parecido a la lengua que probablemente hablo Jesucristo, lo leí en voz alta cuando llegó pero nada de nada.

Al final tuve que hablarle, muy divertido con mis ocurrencias terminó por decirme que era un ser humano común y corriente igual que yo, no tenía cara de serlo, compartía la misma apariencia fiera de los demás, pensé que tal vez sólo quería jugar. Él vio la incredulidad en mi rostro desgastado por los desengaños y tal vez por eso se sinceró.

—Usted no me conoce pero yo si, la observo desde hace tiempo, desde que llegó embarazada de la clínica de reposo, en ese tiempo, yo estaba en periodo de prueba, usted me intrigó pero no pude preguntar nada por prudencia— empezó a contarme.

Yo estaba callada sólo pensando en cómo era observada por ese hombre desde hace tanto tiempo y apenas me di cuenta que existía hasta hace unos pocos días, sorprendida de la capacidad de algunas personas de existir sin apenas ser notados, salí del fondo de mis pensamientos y preste atención a lo que decía.

—Pude enterarme de una parte en la carta de su amiga, entendí porque la niña lleva ese nombre— continuó.

—Como sabe usted de eso, me aseguré que nadie me viera leerla—dije contrariada.

—Pues no se aseguró tan bien porque yo recibí la carta primero que usted, de hecho aquí la tengo—decía mientras sacaba su billetera y me mostraba ante mi atónito rostro una copia fiel de tu carta, Lucía.

—No es posible— susurre como para mí misma.

—Si lo es, de hecho tengo contactos que la pueden encontrar—Dijo seriamente.

—No juegue con eso, no es gracioso—le dije muy enojada.

—No jugaría nunca con eso señora, sé que ella es muy importante para usted— Dijo con seguridad.

—No puedo negar que lo es en demasía, pero ¿a cuenta de qué me ayudaría usted a mí?—dije dudando.

—Solo quiero la oportunidad de entrar en su vida, poder hacer algo para ayudarla, no merece vivir así-—me decía mientras me miraba a los ojos.

—No todos vivimos conforme a lo que merecemos y queremos, si quiere ayudarme, hágalo sin pedir permiso, ahora salga de la habitación, necesito estar sola—le dije mientras le señalaba la puerta.

Fue un momento bastante patético, cuando el hombre salió. Regresó mi lucidez, fui a mirarme al espejo y pude ver en lo que me había convertido en esos meses, literalmente parecía una demente, en bata y babuchas como una anciana, me di tanta pena ajena, desfilaron por mi mente las "Locuras" que cometí, fui a bañarme, me puse ropa decente, hice algo por el desastre en que se había convertido mi cabello y rostro, estaba en esas cuando el hombre entro a mi habitación a dar ronda.

Le pedí que se quedara para que me contara un poco más de él, quién era, de donde era y porqué estaba trabajando con alguien como mi esposo, si él no era uno de ellos, me concentré en escucharlo sin interrumpirlo, quería saber si esa no era una de sus trampas (de mi adorado tormento)tambien podría ser una oportunidad para encontrarte, sentí como renació la ilusión en mi corazón.

Esa noche supe que se llamaba Jasón y había vivido en la ciudad antes de trabajar con mi esposo, había sido uno de los más entusiastas satanistas y anti-teístas.
Estuvo en varias sectas e hizo muchas cosas turbias de las que ahora se arrepentía, cuando alcanzó fama en el circulo de las sectas, lo invitaron a trabajar en la casa, para él fue un sueño trabajar en la casa del propio señor de las tinieblas, pasó satisfactoriamente las pruebas pero debido a que no estaba pactado con ninguno de los "Duros" ,le asignaron el puesto de chófer, entonces tuvo acceso a la casa y pudo observarme en todos los años que pasaron, también el sufrió bastante desencanto de la vida que estaba llevando, había perdido mucha gente que amaba, porque también habían tomado "el mal camino", vio imponente como sus vidas se acababan de una u otra manera.

Todo terminó para él cuando su madre murió, su corazón no aguantó pasar de un dolor a otro, lamentablemente ya estaba dentro de ese mundo que era superior a la mafia, es casi imposible salir al menos con vida, cuando fue testigo de la paliza de la que fui "victima", moví algo dentro de él que creía muerto, La compasión.

Cuando terminó de hablar, pude ver en sus ojos que decía la verdad, algo me impulsó a abrazarlo.
Parecía que teníamos esperanzas, sí trabajábamos juntos podríamos cambiar nuestras vidas o al menos eso era lo que pensaba mientras permanecíamos abrazados sin hablar, cuando nos soltamos le pedí que por favor te encontrara, para que nos ayudaras a salir.

Puede que la próxima vez que te escriba (si todo sale bien claro está), puedas leer todo esto que te escribí, algo me dice que así sucederá.

Siempre tuya

Miriam

HA QUERIDO NACER (TRILOGÍA COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora