LIBRO III- PROMESAS CAP 16.

95 6 0
                                    

¿Porqué será que las promesas que nos hacemos a nosotros mismos, son las que menos valor tienen?.

¿Tan poco valor tiene mí palabra? Me prometí superar todo lo que me había pasado, lo más pronto posible pero inmediatamente llegué a casa, me derrumbé.
Todo el dolor que tenía estancado salió a flote, sentí que no podía salir adelante apenas estaba recuperandome de mis heridas y la vida me daba otro golpe.

Racionalmente sabía que no tenía porque sentirme mal por él, apenas lo conocía pero inexplicablemente me sentía incómoda.

Con los días traté de salir adelante, volver a la rutina que había tratado de establecer en la casa de mi madre. Todo iba bien mientras estaba ocupada pero inmediatamente tenía algún respiro sentía unas ganas irresistibles de llorar.

Al anochecer cuando iba a mi habitación, casi siempre me sorprendía el amanecer sin poder dormir, yo sabía que tenía que salir adelante pero había algo que no me dejaba en paz. Me sentía culpable por no avanzar en el camino que me había trazado.

Me estaba desgastando por dentro y por fuera, mi madre se acercó más a mi. Sentí su apoyo y el de los demás, fue muy lindo de su parte pero también sentía que no me servía para nada.

Mi mamá intentaba alegrarme de todas las maneras habidas y por haber pero no me sentía en capacidad de sonreír, cada día me encerraba más en mi misma.

Hasta que un día estaba acostada en la cama con los ojos abiertos, mirando el techo, pensando en nada, dejando a mis pensamientos fluir sin enfocarme en ninguno en especial.

Tocaron la puerta de la habitación donde estaba durmiendo después que mi "tocaya", la otra Lucia y su amigo Piero se fueran por cuestiones de trabajo, era mi madre quién tocaba la puerta.

—Pasa mamá, está abierto— dije sin levantarme de la cama.

—Ví que aún sigues despierta, Lucia ¿Te sientes mal?— preguntó preocupada.

—No es eso mamá, sólo que no tengo sueño aún, ya sabes que "la noche es joven"—argumenté para desviar el tema.

—No pregunté para incomodarte solamente quiero que sepas qué cuentas conmigo, entiendo cómo te sientes— dijo en tono comprensivo mientras se sentaba al borde de la cama y me observaba con cierto pesar.

—No me tengas lástima, mamá. Saldré adelante, solo me estoy tomando un tiempo para sanar— respondí intentando parecer autosuficiente.

—No creas que te tengo lástima, Lucía. No tienes que aparentar que ya superaste todo lo que nos pasó, aquí no hay nadie juzgandote. Este camino es uno que apenas empieza para tí; deja salir lo que sientes con sinceridad, sí quieres llorar pues llora y si quieres lamentarte pues lamentate. No conseguirás mucho ocultando lo que sientes ¿Sí me explico?—argumentó en un tono afable de complicidad.

Me atrapó, así que era inútil seguir ocultando mi malestar y la pena que sentía por la muerte de mí padre.

—Es qué es complicado, ni yo misma sé a veces cómo me siento. Racionalmente sé que no debería sentir pena por él pues él sabía en que se estaba metiendo pero también de cierta manera siento que me quedé sin la oportunidad de conocer a la persona detrás de "Él", por otro lado no quiero ser malagradecida contigo y tus amigos que me han acogido en su familia, me siento culpable de sentir todas estás cosas. Además me abruma mi futuro próximo, en verdad tengo pánico de que mis planes se vean arruinados nuevamente por la vida, siento que no podré seguir adelante. En verdad deseo encontrar algo o alguien que me ayude— Expliqué hablando sin pensar mucho en lo que decía.

¡Pfff! Sentí cómo si me sacaran un peso de encima.

—Te sientes mejor ¿Verdad? Ya viste que no era tan difícil, solo tenías que sacarlo. Te entiendo y no es un "te entiendo" vacío, te lo estoy diciendo porque pasé por una situación parecida, cuando me fui del lado de tu padre y mis padres murieron. Me sentí tan culpable por las "consecuencias" de mis actos irresponsables. Encima me sentía culpable por extrañar a tu padre, aún a sabiendas de lo que me había hecho pero con la ayuda de toda mi gente fui entendiendo que la vida no es cómo uno quiere sino así... lo importante es rodearse de personas sanas y aprender a perdonarnos ya que somos seres imperfectos— agregó mi madre en tono calmado.

HA QUERIDO NACER (TRILOGÍA COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora