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Me dió un pequeño beso en los labios y con una sonrisa se apartó para luego dejarse caer a mi lado rendido.

—Eso fue fantástico —murmuró, cerrando sus ojos.

—¿Ya estás cansado? —le pregunté, volteándome y dejando caer mi mano sobre su pecho desnudo.

—Ya casi es medio día, debemos levantarnos y comer algo.

—Eso no responde a mi pregunta. ¿Te cansaste? ¿En serio, Jeon Jungkook?

Una sonrisa se asomó en sus labios luego de unos segundos y se me fue imposible no besarla.

Sin duda su sonrisa era una de mis cosas favoritas.

—¿Tú quieres más? —preguntó, abriendo sus ojos para mirarme.

—Tal vez, pero que se le puede hacer si estas cansado —respondí, y con una pequeña sonrisa en mis labios quité mi mano de su pecho y volví a mi anterior posición, mirando el techo.

No alcancé a contar ni hasta tres cuando ya lo tenía sobre mi con ambas manos a mis costados.

—¿Quieres más? Pues tendrás más.

Su boca cayó sobre la mía pero no de una manera desesperada como supuse que sería, al contrario, comenzó siendo un pequeño beso que poco a poco fue tomando ritmo y haciendo crecer la intensidad entre nosotros.
Luego sentí sus dedos acariciar con delicadeza mi abdomen e inevitablemente reí.

—¿Qué? —soltó, a una corta distancia.

—Lo siento, me ha dado cosquillas —me disculpé medio riendo—Pero continúa que no he pedido que pares —alcé mis manos a sus hombros y tomando firme su cabello, lo acerqué a mí boca otra vez.

El momento que a mi me parecía tan mágico fue roto por unos golpes que al parecer provenían de la puerta.

—Iré a ver —dijo, bajándose de la cama para tomar sus pantalones.

—¿Quién crees que sea? —pregunté, sin soltar la sábana que sostenía entre mis manos.

—Tal vez el dueño del lugar, no estoy seguro así que no te muevas de aquí —respondió, terminando de poner su camiseta.

Cuando ya estuvo fuera de mi campo visual comencé a buscar mi ropa para vestirme de prisa, y mientras lo hacía intenté ver algo por la pequeña ventana que había al espaldar de la cama, pero no se veía absolutamente nada.

—De acuerdo, gracias —le oí decir a Jungkook cuando me asomé a la escalera.

—Gracias a ti, adiós —¿y ese?

Mis pies se movieron más rápido de lo que esperaba y llegué en menos de tres segundos a la primera planta.

—¿Era el dueño?

—No, un chico que venía por azúcar.

—¿Qué?

—Si, dijo que llegó esta mañana con su novia a una de las cabañas que está a unos minutos y que habían olvidado traer azúcar —explicó camino al sofá. Lo seguí hasta allí y ambos nos dejamos caer sobre este.

—¿Qué hacemos ahora?

—No lo sé, estoy muy cansado —respondió, soltando un suspiro y dejando caer su cabeza hacia atrás.

—Así que realmente quedaste exhausto ¿eh? —le sonreí, llevando una ceja.

—Tú siempre me dejas exhausto.

—Ay no que penita, ¿te doy besitos? —lo molesté apretando sus mejillas.

—Si por favor.

Solté una carcajada por el tono de voz que usó, pero le di nada más un beso porque ahora era yo la que quería comer algo.

Wrong Number; jjkDove le storie prendono vita. Scoprilo ora