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Oí cada una de las palabras que la maestra decía al explicar aquel texto que estaba escrito en el pizarrón. El silencio en la sala era absoluto, pero estaba segura de que la mayoría ya estaba entrando a un profundo sueño, yo también lo habría hecho de no ser por el timbre, que de golpe me hizo despertar.

Guardé rápidamente mis útiles en la mochila ignorando por completo las advertencias que la maestra estaba dando.

Bla, bla, bla.

Yo tenía hambre, y hoy era viernes, el primer viernes desde nuestra vuelta de vacaciones.

No lograba acostumbrarme aún. Quería mi cama, mis salidas, y mis no tareas de vuelta.

Para el colmo, cuando llegamos a la salida de la escuela un montón de personas estaban haciendo taco, así que como pudimos salimos de entre la multitud para finalmente poner los pies fuera del territorio escolar.

Y entonces supimos el porqué la multitud femenina estaba gritando tan escandalosamente.

—Jieun, ese chico se parece demasiado al de la foto que me enseñaste —murmuró, Minako, quien al igual que yo, permanecía quieta.

Cuando vi una leve sonrisa en sus labios desperté de mi trance y decidida caminé hasta llegar frente a él.

—Hola, Jieun.

Saludó, y por poco casi me uno al gran grupo de chicas chismosas y hormonales.

Desde la primera foto que envió admití que era un chico guapo, pero verlo de frente, a tan solo una corta distancia, era algo distinto.

Porque se veía aún más guapo, rayos.

—¿Sorprendida? —volvió a hablar, y de inmediato aclaré mi garganta.

—¿Qué haces aquí?

—Quería ver si eras tan guapa como en las fotos —respondió, y a mi parecer no había ningún cambio en cuanto a oírlo y leerlo.

Sonreí divertida.

—¿Y? ¿Te decepcioné?

—La verdad... si —respondió, añadiendo algo al instante— No me dijiste que eras aún más guapa.

Negué repetidas veces con mi cabeza, manteniendo una sonrisa en mis labios.

—Entonces preciosa ¿deseas ir a comer algo conmigo?

—Si tu estás invitando no tengo problema —respondí, acomodé la mochila en mi espalda y di media vuelta para volver con Minako.

Estuvo a punto de abrir la boca, para pedir explicaciones seguramente, pero fui más rápida.

—Hablaremos luego, suerte con tu novio —dije simplemente, alejándome otra vez.

Jungkook me esperaba con una sonrisa que seguro dejaba inconsciente a todas las chicas gritando allí, y de paso a los chicos que salían.

Cielos, es que realmente era guapo.

—¿Vas a decirme a que viniste realmente? —pregunté, mirándole de reojo.

—Te lo dije antes.

—Anda idiota, vas a ganarte un golpe si no me lo dices.

—¿No me crees? —negué desinteresada. Jungkook sonrió como si le causara gracia mi respuesta, y lentamente acercó su rostro al mío — Vine para convencerte de que me deseas tanto como yo a ti.

Chasqueé la lengua, alejándome de él de manera tranquila.

—Ya quisieras, guapo —respondí, regalándole un guiño— Lo único que deseo de ti es tu dinero para pagar lo que comeré, date prisa.

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