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Abrí mis ojos cuando sentí un fuerte rayo de luz chocar contra mi cara, que entraba por un pequeño lado que no había sido cubierto por la cortina. Miré el reloj colgado en la pared y suspiré.

14:23.

¿Tanto había dormido?

—Buenos días —oí el pequeño murmullo de Eun, y sonreí bajando la mirada a ella junto a mí.

—Buenas tardes querrás decir.

—Lo que sea —murmuró, volviendo a cerrar sus ojos.

Me quedé observándola un par de segundos como disfrutaba su tranquilidad, y acabé con ella a los segundos, despeinando su cabello.

—Jungkooooook —se quejó, de golpe sentándose sobre la cama, mientras de inmediato cubría sus senos con la sábana— ¿Qué miras? ¿No los habías observado bien? —preguntó burlona, solo negué divertido.

—Tan descarada —murmuré, acercando con cautela mi rostro al suyo- ¿Nos duchamos juntos? —le pregunté, y seguido besé cortamente sus labios.

—Mmm, tentador —susurró, y cuando vi que era ella quien iba a besarme, me alejé de golpe.

—¿Vienes, preciosa? —pregunté, extendiendo mi mano hacia ella. Tardó unos segundos observándome por lo que nuevamente hablé— ¿O ahora te sientes cohibida

—Claro que no, esclavo —se puso de pie sobre la cama sin dejar caer la sábana, y cuando llegó a mí, de golpe se me subió encima envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura— Llévame a la ducha.

Solo le sonreí, mientras en mi cabeza no dejaba de recordar que esta Jieun no era para nada la chica con la que comencé hablando.

Tuvimos que controlarnos allí adentro porque como ya sabían, pasaban de las dos y yo ni siquiera le había dado señales de vida a mamá.

—Eun... basta... por favor —le pedí entre besos, mientras salíamos del baño— Joder, ¿por qué me haces esto? —me quejé, viendo como me miraba con aquella sonrisa coqueta— Estoy temiendo por mi vida ahora. Te estás convirtiendo en una descarada salvaje.

Eun soltó una carcajada al mismo tiempo en que se alejaba de mí para ir a su maleta.

—Quizás siempre lo fui.

De espaldas a mí dejo caer la toalla y comenzó a ponerse su ropa interior. Negué divertido comenzando a buscar mi ropa también.

—¿No tenías trabajo hoy? —curiosa me preguntó, mientras terminaba de ponerse sus zapatos.

—No lo creo —respondí, mientras me acomodaba el pantalón.

—¿Cómo es eso? ¿No estás seguro?

—De todas maneras no importa porque van a dar las tres de la tarde, Jin me habría llamado ya.

—¿Jin?

—Mi jefe  —contesté, deteniendo lo que hacía para observarla— ¿Nos vamos? —pregunté, extendiendo mi mano.

—¿Donde iremos?

—A comer algo, preciosa.

Cuando salimos del hotel y logramos coger un taxi, noté que habían dos llamadas perdidas recientes de mamá. Le pedí a Eun que por favor guardara silencio, y le devolví la llamada a mamá.

—Hola, ma.
–Hola, cariño ¿cómo estás?
—Bien, sé que te dije que iba a quedarme en casa ayer, pero anoche surgió algo con Jimin y me junté con Joon para ir a verlo.
–¿Está bien? ¿Le pasó algo malo?
—Está todo en orden ya, no te preocupes.
–Me alegro, solo llamaba para verificar que estuvieses bien, me preocupé cuando llamé a Jin y dijo que hoy no te había visto.
—Estoy bien ¿tú? ¿Cómo estás?
–Bien cariño, no te preocupes que he desayunado bien y comí algo delicioso.
—Vale, cualquier cosa me llamas ¿si?