Tenth

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La indefensa chica despertó por la madrugada, tenía ganas de ir al baño y así lo hizo, pero las ganas intensas de escapar le ganaron; así que manteniéndose en silencio y con los pies descalzos bajo las rugosas escaleras de madera que habían en esa casa.
Con sumo cuidado bajó cada peldaño con cuidado de no caerse, pues estaba todo oscuro; cuando al fin llegó al piso de abajo caminó por la cocina y luego siguió hasta encontrarse con una gran mesa de pool y pensó "hasta estos dementes se dan el lujo del juego". Dio sigilosos pasos hasta la deseada puerta de entrada, dudo si estaría abierta o no, obviamente la cerrarían con llave pero aún así hizo el intento: giró lentamente el pomo de la puerta pero notó la obviedad, estaba cerrado con llave.

—Maldición.— Susurró.

Trató de ver si por alguno de los muebles había algúna llave o algo por el estilo, se encontró con un gran mueble lleno de licores dentro y al darse vuelta chocó su pie contra una botella, pero ahogó el quejido cuando vio al mayor de los Sinclair hechado en él más grande de los sofás, estaba boca abajo, como si solo se hubiera tirado así nomás.
Candice abrió sus ojos con desesperación, ¿acaso la habrá oido? No lo creía, por su respiración profunda parecía profundamente dormido. La joven notó las botellas de cerveza y otras bebidas tiradas a un lado de donde el hombre se encontraba y entonces supo que había estado bebiendo hasta el hartazgo.

Sintió que debía subir antes de que Bo despertara, caminó dos pasos evitando chocar con las botellas del suelo, pero cuando se quiso avanzar más para irse sintió una presión en su muñeca. Casi por una cosa inexistente sintió que su garganta se cerraba y su corazón le latía a mil, cuando bajó la vista para ver su mano derecha, vio como una mano mucho más grande y fuerte le sostenía con firmeza.

—¿Pensabas escapar?— Le dijó con una voz tan ronca que la hizo temblar.

—N-no so-solo bajé por... agua.— Contestó ella pensando lo primero que se le cruzó por la mente.

—No me digas... ¿Y la canilla queda en el living?— Preguntó apretando aún más su muñeca.

—Y-yo... Me duele, por favor...— Se quejó.

Pero justo al terminar de decir eso el sujeto se levantó y la tironeó fuerte del brazo, haciéndola caer en el sofá, siendo ella quien ahora estaba acostada en éste.
El pelinegro se puso en cuclillas sobre ella, aprisionándola entre sus piernas.
Y sosteniendo su cuello sin mucha presión, pero suficiente como para que ella no hiciera un movimiento estúpido.

—¡Por favor no me lastimes!— Se quejó.

—Shhh... Despertarás a mi hermano. Vuelve a hacerlo, me fascina oirte diciendo "por favor".

—Déjame ir a dormir, no intentaré escapar, lo juro.— Exclamó y sintió más presión sobre su cuello.
La mano del masculino era tan grande que podría quebrar su frágil cuello en segundos si quisiera.

—Hum... Estaba soñando contigo niña.— Confesó él. —Imaginaba tu cuerpo justo así, debajo del mío.

Con su mano libre, Bo deslizó ésta por el pecho y cintura de la indefensa joven haciéndola temblar bajo su tacto, y esto lo excitó aún más.
Candice comenzó a soltar pequeñas lágrimas desesperadas, se preguntaba porqué le estaba pasando eso a ella, además no entendía porqué aquél sujeto la tocaba de esa manera, no es que fuera una chica con curvas estridentes o sensuales, de hecho era bastante común. Con esfuerzo, pues la presión en su garganta no paraba habló.

—Por favor...

El mecánico soltó el cuello de la muchacha y corrió los mechones rebeldes de pelo y los posicionó detrás de la oreja de la chica, y luego acercó su cara a dicho lugar susurrando lemtamente:

—¿Quieres saber por qué no te he matado?

Candice prestó atención, obvio que lo quería saber, trago saliva por la respuesta que vendría y no dejó pasar el fuerte olor a alcohol, cigarro y colonia masculina que emanaba el cuerpo de su verdugo, el cual se sentía inhumanamente caliente sobre ella.
Bo prosiguió.

—Porque quiero follarte tanto hasta hacerte gritar mi maldito nombre.— Comunicó.

La joven totalmente confusa y temblorosa, se estremeció al escuchar dicha respuesta, si aquél hombre descarado era capaz de decirle eso, ni se imaginaba lo que era capaz de hacerle. Bo se movió encima de ella hasta quedar a centímetros de su boca; Candice, sin poder evitarlo dio un pequeño gimoteo. Ella no entendía como era posible, pero las palabras y la cercanía del cuerpo del ajeno tenían un efecto desconocido para ella. No se dio cuenta, pero se encontraba inevitablemente excitada y no quería estarlo.
Al oir el placentero sonido producido por la fémina, el sujeto no lo dudó y atrapó sus rosados labios con los de él, fundiendolos en un desesperado y exigente beso; al cual, al principio, la chica no quiso corresponder, pero terminó cediendo, cerrando sus ojos y esperando lo que fuera.

Candice siempre había soñado como sería su primer beso, creía que sería en un picnic con un novio, bajo la lluvia o incluso en una fiesta con algún guapo desconocido. Pero como saben su beso fue por parte de un infeliz que quiso aprovecharse de ella, antes de que éste obviamente fuera asesinado por Vincent.
Pero este, el beso que mantenía ahora mismo, estaba más allá de lo que había imaginado, no solo se sentía abrumada porque estaba besando a alguien ebrio, sino que no estaba segura de estar consintiendo lo que ocurría, aún así, llena de dudas, no quería separarse, Bo la besaba de una manera muy diferente a lo que ella pensaba que eran los besos. La besaba con necesidad, sensualidad, pero también con violencia, como si buscara lastimarla en lugar de disfrute, pero a ella le gustaba igual, él mordía su labio inferior, chupaba y disfrutaba de su boca y cuello, como si de un vampiro se tratase. Cuando se separaron por falta de aire ellá cerró sus ojos agitada, y cuando pensó que pasaría algo más, Bo cayó secamente sobre ella.

Confundida, volvió a abrir los ojos y notó que él se había ¿dormido? Si, así es, pues seguía ebrio; pero obviamente ella no esperaba aquello. Con sumo cuidado corrió al musculoso hombre de encima suyo a un costado y se deslizó fuera del sillón.
Corrió escaleras arriba, dejando al mecánico solo en ese lugar y al llegar a su habitación se recortó sobre la cama totalmente confundida y agitada.

—¿Q-que demonios acaba de pasar?— Se preguntó y se quedó observando la ventana hasta que se durmió.

He is Insane. [Bo Sinclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora