Fifth

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Bo se encontraba con su hermano Vincent planeando lo que irían a hacer con su nueva adquisición, en este caso, esa chiquilla husmeante que fue a meterse en su propiedad; el de cabello largo simplemente quería convertirla en cera y ya, pero el otro tenía ptros planes, obviamente no dejaría un tesoro tan valioso morir en paz y ya.


No sé cuantas horas habían pasado pero parecía que hubiera estado encerrada por horas, por más de que lo intenté no encontré salida. Al rato de unos minutos oí la cerradura de la gran y avejentada puerta sonando y cuando al fín se abrió dejó ver al hombre que me había "ayudado". Me escondí detrás de un mueble pero él ya lo sabía.

Puedes salir de ahí atrás, ya sabes que te estoy viendo...

Cerré mis ojos con pesadez, esta situación era espantosa. Salí lentamente y encaré al hombre que tenía frente a mi.

—¿Descansaste bien? Me imagino que este lugar ha sido agradable para ti, ya que te gusta meterte donde no debes.

—Yo, no... Lamento haber entrado, es que... Yo solo...— No pude seguir con mis acortadas frases ya que rompí en llanto.

—Vamos, no te sientas mal nena, todo el mundo comete errores, no llores.—Dijo acercandose y secando mis lágrimas.—Debes aprender que hay lugares peligrosos donde no debes ir, además eres muy confianzuda y no entiendes que hay hombres malos en este mundo.

—Lo siento, no creí que esto pasaría, no me haga nada, solo abra esa puerta...

—Curioso...— Rió —La mayoría de chicas ya sabe lo que les va a pasar cuando me ven entrar.

—¿A qué se refiere?

Él se quedó mirándome por un minuto hasta que de la nada saltó sobre mi derribandome completamente. Me aprisionó con sus piernas y sostuvo fuertemente mis brazos con sus grandes y firmes manos.

—¡Por favor! ¡No me lastimes! Te lo pido, por fav...

—¡Eso es! Justo eso quería... Allá afuera, cuando escapabas del otro, me rogabas por tu vida, justo como ahora... No te imaginas como disfruto que supliquen...—Susurró en mi oreja mientras ponía un mano sobre mi cuello.

—No hagas esto, por favor, no volveré a venir, lo juro, te lo juro, en serio. ¡Ayudenme!— Gritaba pero pronto sentí mas fuerte su agarre en la garganta y tosí.

—Me gustan las chicas como tu, adoro que me rueguen, se ven tan indefensas y estúpidas... No valen un puto centavo.

—¿Por qué haces esto? Déjame en paz, te lo pido...

—Shhh... Ya no hables, cierra esa bonita boca tuya...— Dijo besándose con violencia, casi como si buscara lastimarme y no que le corresponda.

No aguanté su toque y mordí su labio inferior para así lograr que deje de besarme y el lo hizo tocandose la sangre que desprendía de éste.

—¡Oh, vaya! Te gusta lo rudo, a mi también, a mi también. ¡Me encanta lo rudo!—Confesó y luego sin que lo esperara para nada me dio un puñetazo en la boca que me dejó atontada por unos segundos y sangrando, mucho peor que lo de él.

—¿P-por qué lo hiciste? ¡Duele!—Dije tocandome la boca en intentando calmar el dolor, tanto llorar y el golpe de su puño me dio un horrible dolor de cabeza.

—Ahora que sé que te gusta la violencia, vamos a jugar a ser violentos, ¿qué dices, Candice?

—¡No! Déjame ir... ¿Cómo sabes como me llamo?—Dije dudosa y llorando.

—Te he vigilado desde que viniste al pueblo, tan ingenua y creyéndote taaan valiente. No eres más que una nenita tonta.

Volvió a aprisionarme entre sus piernas pero ésta vez destrozó mi pobre blusa que ya estaba llena de sangre por mis labios golpeados.
Entonces dejó al descubierto mi brasier azul y la sangre de mi boca se deslizaba hasta la linea de mis pechos unidos por el corpiño. El sujeto de gorra azul y blanca se acerco a mi torso y pasó su lengua por ahi limpiando con ésta toda la sangre que había. Ante esto yo emití un gemido involuntario. Al parecer eso le gustó y sonrió cínicamente.

—Vaya, parece que eres  una chica  mala, ¿no es así?

—Por favor. Sólo dejame salir de aquí...

Luego de eso el sacó una jeringa y la clavó en mi cuello y comencé a adormilarme. Todo se volvió negro...






He is Insane. [Bo Sinclair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora