¿Y si eres tú? |Scorpius Malfoy| [#2]

3.

Draco Malfoy.

—Mamá...—dije entrando a su habitación.—¿Estás bien?

—Sí.–sonrió, se encontraba acostada en su cama.–Solo algo cansada.

—¿No ocupas nada?—volví a preguntar.

—No, querido.—murmuro.—Estoy bien.

—Estaré abajo con Amélie, por si ocupas alguna cosa.—le dije, ella asintió. Cerré la puerta de su habitación para ir a las escaleras.

Baje las escaleras para después caminar por todo el pasillo hasta el fondo, abrí la puerta de la oficina y sonreí.

—¿Ya te he dicho lo hermosa que te ves?—le pregunté recargándome en el marcó de la puerta, Amélie se volteo a verme, tenía una carta en sus manos.—¿Qué es eso?

—Scorpius ha enviado una carta.—dijo sonriendo.

–Parece como si fuera ayer cuando lo fuimos a llevar a la estación.—dije acercándome a ella sentándome en una silla.—Y ya lleva casi tres meses por allá.

—Me cuenta que ha conocido uno que otro amigo.–dice sonriendo.—Ya ves que tenía mucho miedo a que Isabella no quedara en Slytherin.

—Así estaba yo el primer día que llegamos a Hogwarts.—admití juntando mis manos.—Estaba solo pensando "Qué quede en Slytherin." Y cuando escuché que habías quedado, pude respirar de nuevo.

—Eras muy dramático.—soltó una risita.— pero hay algo que me preocupa Draco.

—¿Qué cosa?

—Me dice qué hay varios niños que le tienen miedo.—fruncí el ceño.—Ya sabes, le recuerdan cada que pueden sobre qué nosotros éramos Mortífagos.

—¿Lo están molestando en la escuela?—pregunté preocupado.

—No lo se.—dejó la carta en el escritorio.— Pero Scorpius es un niño bueno, Draco. No deberían llevarse por algo que nosotros fuimos hace años.

—Claro, gente ignorante en Hogwarts. No me sorprende.—brame.— No saben nada siempre se dejan llevar por las apariencias. Patético.

—Solo espero y eso no lo desanime.—dijo ella algo desanimada y preocupada.—se que tiene a Isabella, pero le hacía mucha emoción conocer a otros niños.

—El estará bien, Amélie.—dije animándola.–Tú no te preocupes por eso.–me levante yendo con ella sentándome en el escritorio agarrando su mano.—Hemos educado bien a Scorpius.

—Quiero que sea feliz.—dijo ella con un hilo en su voz, sonreí flojamente y hice que se parara, la agarre de la cintura acercándola a mi, y la abracé por la cintura.

—Se que te preocupaba como los demás se fueran a comportar con él por lo que nos pasó a nosotros, pero recuerda que nosotros no teníamos elección, nosotros no decidimos tener la marca por gusto.—murmuré.— Se que él sabrá defenderse si se llegarán a molestarlo.