RoLu | Libro

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« 𝐁𝐎𝐎𝐊 »

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Rogue Cheney dejó reposar su mejilla sobre la palma de su diestra mientras contemplaba con detenimiento a la blonda perteneciente a Fairy Tail. ¿Cuánto tiempo llevaba intentando reprimir sus sentimientos por ella? Demasiado. Lucy, hermana menor de Laxus Dreyar, le había conquistado por completo.

Al percatarse del embobamiento de su compañero, Sting Eucliffe le propinó un puñetazo en el brazo, consiguiendo sacarle de su trance. El de cabellera oscura arrugó el ceño y centró su atención en su inquieto amigo.

—Tierra llamando a Cheney —movió sus manos con delicadeza frente al rostro del nombrado—. Ya sé que te gusta la rubia, pero pareces imbécil cuando te quedas mirándola —emitió una carcajada ante lo dicho, aunque, no mentía; sólo faltaba que se le cayera la baba.

Rogue le dio un potente pisotón y mantuvo silencio, simulando no haber escuchado las burlas del contrario. Sin embargo, aquel silencio fue interrumpido abruptamente por otro de sus compañeros; Orga Nanagear, el cual reía escandalosamente por la situación. Pasó uno de sus brazos por los hombros del Cheney y, sin detener su risa, habló.

—¡Rogue, no te avergüences! —rió entre dientes y centró su atención en la rubia, que conversaba animadamente con algunos de sus compañeros—. Está bastante buena. No me extraña que te guste —reconoció a la par que guiñaba uno de sus ojos con picardía, provocando que Rogue exhalara con fuerza. ¿Por qué no podían dejarle tranquilo?

A pesar de todo, el comentario de Orga era innegable; la fémina resultaba bastante atractiva. Aunque, no comenzó a sentirse atraído por su aspecto. Era bondadosa, empática, generosa... En resumen: una bellísima persona, tanto por dentro como por fuera.

Al sentir un par de miradas sobre sí misma, Lucy volteó, encontrándose de lleno con los luceros de varios estudiantes de Sabertooth observándola fijamente. Sus mejillas no tardaron en adquirir un potente rubor, sin embargo, no lo escondió, sino que elevó su diestra y curvó sus labios en una tierna sonrisa.

—¡Hola, chicos! —Laxus Dreyar se posicionó tras la blonda y la abrazó por los hombros, dirigiéndole una mirada fulminante a sus ‘rivales’—. Laxus —la menor elevó la mirada y realizó un infantil puchero, deshaciéndose del abrazo con delicadeza—. Son mis amigos —replicó mientras le dejaba con la palabra en la boca, acercándose con rapidez a los jóvenes que la contemplaban estupefactos; ella era la única capaz de sosegar a aquella bestia que tenía como hermano.

Sting dejó de sobarse el pie que Cheney le pisó minutos previos y se recompuso, estrechando a las recién llegada entre sus brazos de una manera un tanto aniñada.

—¡Rubia, no dejes que ese bárbaro nos mate! —vociferó dramáticamente, procurando que el Dreyar le escuchara alto y claro.

Lucy puso los ojos en blanco durante varios segundos antes de proporcionarle un codazo a Eucliffe en el abdomen, consiguiendo que rompiera su agarre para acariciarse la zona golpeada. No se hicieron de esperar los gritos de Laxus, orgulloso de su hermana menor.

—Ese ‘bárbaro’ es mi hermano. Soy la única que puede insultarle —comentó en un tono de voz firme, aunque emitió una carcajada al divisar la expresión de terror del chico. Giró sobre sus talones y le ofreció una amplia sonrisa a los muchachos—. ¡Me alegro de veros, chicos!

Orga le dio una palmada en la espalda a Cheney y realizó un gesto un tanto pícaro. ¿Podía ser MENOS disimulado? Rogue rezaba para que la tierra le tragara o, si tenía suerte, le diera una ataque al corazón. Tras esto, Nanagear llevó su diestra a la cabeza de la fémina y puso rumbo al lugar en el que se encontraba Laxus, dispuesto a comenzar una estúpida disputa para que su camarada pudiera conversar con su amada. Arrastró a Eucliffe con él para que no interfiriera.

—¿Qué les pasa? —formuló la rubia con evidente confusión, llevándose las manos a la cadera.

—Ni idea —el joven se encogió de hombros y centró su mirada en el fino rostro de la menor de los Dreyar—. ¿Terminaste el libro que te recomendé? —ante esta pregunta, el rostro de la chica se iluminó por completo y comenzó a debatir sobre aquella maravillosa historia que la había emocionado en innumerables páginas.

Rogue esbozó una pequeña sonrisa cargada de cariño bastante inusual en él. Escuchaba con atención a su acompañante mientras asentía reiteradas veces con la cabeza, concordando con ella en, prácticamente, todas las opiniones.

Su afición por la lectura logró unir a ambos, formando una bonita amistad. Siempre que podían, quedaban para conversar sobre algún relato interesante o leían juntos. Sin embargo, Cheney podía confirmar que la blonda no correspondía sus sentimientos, pues había dejado claro en bastantes ocasiones que le consideraba un gran amigo. ‘Amigo’. Nunca había despreciado tanto una palabra.

—¡Es de los mejores libros que he leído! —aseguró, intensificando el centelleo que yacía en su mirada—. ¡Oh, es cierto! —estampó uno de sus puños contra la palma de la mano contraria, como si acabara de recordar algo—. Tengo que devolvértelo —puntualizó mientras palpaba su hombro, percatándose de que no portaba su característica maleta. Ladeó su cabeza y realizó una mueca, pues había olvidado que la dejó al cuidado de Laxus.

—No hace falta que me lo devuelvas ahora —comentó con suavidad el de cabellera oscura, llevando su diestra a la frente de la fémina para apartar algunos mechones rebeldes y depositar un pequeño beso—. Así tendré una excusa para verte —tras dedicarle una sonrisa, caminó hacia donde se encontraban sus compañeros, que ahora peleaban con el hermano mayor de la chica.

Lucy se quedó inmóvil sin saber cómo reaccionar. Se tocó la frente con suavidad y sonrió de manera involuntaria. Estaría esperando su próxima quedada con ansias.

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𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothWhere stories live. Discover now