StingLu | Noticia

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El maestro de Sabertooth mantenía la mirada fija en el suelo mientras caminaba apresuradamente por el gremio. ¿Cuántas vueltas había dado ya? Rufus dejó de contar cuando comprobó que no se detendría hasta dentro de un buen rato. Los miembros del gremio observaban con notable desconcierto a su maestro, aunque ninguno tuvo el valor de preguntarle la razón de su inquietud.

Tras darle un sorbo a su bebida, Cheney emitió un pesado suspiro y se centró en el blondo; por muy divertida que le pareciera la situación en un principio, comenzaba a agotarle. Además, no sería bueno preocupar a sus compañeros. Bajo la atenta mirada de Yukino, se puso en pie y caminó hasta el intranquilo joven. Una vez se encontró frente a este, le propinó un potente puñetazo en el pómulo, provocando que su rostro girara con brusquedad. Los presentes frenaron sus murmullos y contemplaron la escena en completo silencio.

—¿Quieres parar, idiota? —más que una cuestión, se trataba de un regaño, sin embargo, su sosegado tono de voz lo disimulaba a la perfección.

Eucliffe tardó varios segundos en elevar la mirada y examinar al azabache. Notaba las miradas de los miembros del gremio sobre él, no obstante, le importaban entre poco y nada, pues tenía otras preocupaciones en mente. Entreabrió los labios, aunque no profirió vocablo alguno. Rogue se llevó la diestra al rostro y negó con suavidad.

—¿En serio estás nervioso por 'eso'? —los espectadores pusieron toda la atención de la que disponían, preguntándose de qué se trataría aquello—. Nadie te va a juzgar, ¿sabes?

No se hizo de esperar el barullo general. Días previos, el maestro les comentó que les comunicaría una noticia bastante impactante y, a pesar de que insistieron hasta reventar, no cedió. Supuestamente, aquel día conseguirían respuestas, pero, antes, debían esperar a que apareciera una persona a la que Sting quiso mantener bajo el anonimato. Los únicos que conocían su identidad eran los Dragones Gemelos.

—Sé que tienes razón, pero... —el Dragon Slayer calló de golpe y abrió los párpados de sobremanera, agudizando su audición—. ¡Ya está aquí! —el grito repentino hizo que algunos de los presentes se sobresaltaran.

Las pisadas de aquella persona eran cada vez más cercanas, y los nervios de Eucliffe se incrementaban por momentos. Si no fuera por su maldito orgullo, se encontraría en una esquina del gremio dándose cabezazos contra la pared y llorando cual niño pequeño. Manifestó una profunda exhalación y, con las piernas ligeramente temblorosas, se encaminó hacia la entrada del edificio, manteniéndose a escasos metros de esta.

La curiosidad de los magos les carcomía por dentro, es más, la mayoría estaban bastante inquietos y realizaban acciones simples como darle golpes a la mesa con los dedos para intentar calmarse. De pronto, la puerta del gremio comenzó a abrirse con suavidad y todos pusieron atención, encontrándose con una figura bastante conocida.

Los labios de la maga celestial perteneciente a Fairy Tail se curvaron en una sonrisa nada más divisar al blondo, el cual imitó su acción.

—¡Sting! —se lanzó a los brazos del nombrado, escondiendo su rostro en el pecho ajeno mientras emitía pequeñas risas. Había realizado un largo viaje y, a decir verdad, había merecido totalmente la pena.

Varios de los presentes se petrificaron ante la acción de la maga, aunque, se trataba de un gesto amistoso para nada fuera de lo normal, ¿cierto Cheney no pudo evitar sonreír con diversión al examinar el panorama, impaciente por presenciar las reacciones de sus compañeros.

—¡Rubia! —no tardó en abrazarla con fuerza, dejando reposar su mentón sobre la cabeza de la joven a la par que inhalaba profundamente, impregnándose por completo de aquel encantador aroma que tanto adoraba.

Lo que ocurrió momentos posteriores dejó a todos los presentes, exceptuando a Rogue, sin respiración: Lucy llevó sus manos a las mejillas del rubio y las acarició con suma delicadeza para, acto seguido, unir sus labios con los del Dragon Slayer en un tierno y amoroso beso. Este, por su parte, aferró una de sus manos a la cintura de Heartfilia mientras que llevaba la contraria a su cara, disfrutando al máximo de aquella ansiada unión. Se separaron al cabo de un par de minutos, portando una amplia sonrisa.

El joven de doradas hebras carraspeó con potencia, pasando uno de sus brazos por los hombros de la muchacha y adoptando una postura bastante decidida.

—Bueno, como ya habéis podido comprobar, tengo novia —realizó una pausa y su rostro adquirió un tono rojizo; nunca pensó que diría aquello en voz alta—. Me da igual que sea de otro gremio y qu... —su discurso fue interrumpido por el acercamiento de sus camaradas, que vociferaban y le felicitaban por su relación.

Los miembros de Sabertooth le dieron una calurosa bienvenida a Lucy e intentaron persuadirla para que se uniera al gremio, a lo que ella se limitó a reír con un intenso rubor adornando sus mejillas. Cuando comenzaron a salir meses atrás, no creyó que llegaría a ser aceptada con tanta facilidad por aquellos magos y resultaba un alivio que estuviera equivocada.

—¿Quién lo diría? ¡Sting con novia!

—¿Para cuándo los bebés, parejita? —Minerva se carcajeó al contemplar el sonrojo de los rubios.

Los magos se emocionaron al escuchar aquello y comenzaron a fantasear, imaginando a un Sting o a una Lucy en miniatura jugando y correteando por el gremio. Los enamorados intercambiaron una mirada para fundirse en un dulce abrazo, aliviados por haberse quitado aquel peso de encima. Ahora, tan solo quedaba que los miembros de Fairy Tail se enteraran de su relación...

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𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora