StingLu | Pareja de Oro

745 64 11
                                    

« 𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐔𝐏𝐋𝐄 »

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

« 𝐆𝐎𝐋𝐃𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐔𝐏𝐋𝐄 »

La pareja más codiciada del momento paseaba por las calles de Magnolia, ignorando por completo las descaradas fotografías de los reporteros. Cuando la relación de Sting Eucliffe y Lucy Heartfilia salió a la luz, no se hizo de esperar un gran revuelo. Y, si a eso le sumaban los múltiples números semanales que Jason les dedicó en el 'Hechicero Semanal'... Debieron aprender a sobrellevar la fama, aunque, no era para nada sencillo.

—¿Han pensado en su boda? —un joven intentó acercarse a la pareja, pero el aura de fastidio que emitía el Dragon Slayer provocó que se alejara al instante, situándose a una distancia prudente.

—¿Y en los hijos? —formuló una muchacha, posicionándose tras su aterrorizado compañero de trabajo.

Los magos continuaron caminando con normalidad mientras entablaban una conversación.

—Me dan asco —espetó el blondo, emitiendo una profunda exhalación.

Heartfilia miró con cansancio a los insistentes reporteros e imitó la acción de su pareja.

—Te entiendo, cariño —aprovechó que sus manos se encontraban entrelazadas para acariciar la del contrario con su pulgar, haciendo que su molestia disminuyera considerablemente.

La mirada del Dragon Slayer se relajó y contempló a su amada con ternura, inclinándose con suavidad para depositar un sonoro beso en su mejilla. ¡Click! Sin poder si quiera pestañear, les tomaron un número indeterminado de fotografías. Genial, volverían a ser portada.

—¡La Pareja de Oro! —pronunció uno de los tantos reporteros. ¿Quién les puso aquel apodo? Bueno, no estaba del todo mal.

—¡Nueva portada! —exclamó otro, sacando fotos desde varias perspectivas.

—¿Ni siquiera le puedo dar un beso a mi novia en público? —abrazó a la nombrada con fuerza de manera protectora, frunciendo el ceño ante la falta de privacidad.

La maga celestial aprovechó aquella posición para esconder su rostro en el pecho del contrario mientras se aferraba a su cintura. Si aquellos reporteros no pertenecieran a revistas tan influyentes, estaba convencida de que Eucliffe les habría propinado una gran paliza.

Tras volver a suspirar con extrema pesadez, el maestro de Sabertooth cargó a su pareja en brazos en un veloz movimiento y comenzó a correr, provocando el desconcierto de los reporteros.

—¡Señor Eucliffe, señorita Heartfilia!

—¡No vayan tan rápido!

Los periodistas intentaron alcanzar a la pareja, pero fue en vano. A pesar de esto, el joven no bajó el ritmo hasta llegar al edificio en el que vivía la fémina.

—¡Sting! —pasó sus brazos por el cuello del blondo, emitiendo varias risas—. Podrías haber avisado, ¿sabes?

Un brillo infantil apareció en la mirada del Dragon Slayer; aprovechó la cercanía de sus rostros para besar a la fémina amorosamente, asegurándose de tenerla bien sujeta. Por su parte, ella no tardó en corresponder, ensanchando la sonrisa que yacía en su boca. Desgraciadamente, tuvieron que separarse al cabo de varios minutos, pues los reporteros comenzaban a acercarse.

—Vamos a mi apartamento —sugirió la maga celestial mientras bajaba de los brazos ajenos de un salto.

—¡Vamoooooos!

El maestro de Sabertooth llevó sus manos a los hombros de su pareja y, literalmente, la arrastró al interior del edificio, subiendo las escaleras con una rapidez jamás vista. Una vez cerraron la puerta con llave y se aseguraron de encontrarse a salvo, pudieron relajarse.

—¿Crees que tardarán mucho en irse? —Heartfilia se dejó caer sobre la cama y estiró sus extremidades lo máximo que le fue posible.

Los reporteros vociferaban en el exterior, suplicándoles a los miembros de la pareja que les brindaran una 'breve' entrevista y que les permitieran sacarles 'varias' fotografías. Sabían por experiencia que aquello se trataba de un engaño.

El blondo se tumbó junto a la maga y se colocó de lado, apreciando el bello rostro de esta. Llevó su diestra a su frente y peinó varios mechones rebeldes, jugueteando con algunos.

—Que tarden lo que quieran —se encogió de hombros con suavidad, centrado en acariciar el cabello de la contraria—. Lo único que me importa es pasar tiempo contigo.

Un tono rojizo adornó las mejillas de Heartfilia que, a ojos del Dragon Slayer, le hacía ver aún más adorable. Nuevamente, la estrechó entre sus brazos con suavidad, inhalando profundamente su aroma. Podría pasar toda la eternidad así.

—Eres como un niño. Un niño grande —la blonda rió ante su ocurrencia y abrazó al joven, depositando un breve beso sobre su hombro—. Los reporteros estarán ahí un buen rato, así que, puedes quedarte conmigo —se excusó con sorna, acurrucándose en el pecho de su pareja.

El maestro de Sabertooth se carcajeó entre dientes e intensificó el abrazo, dejando reposar su mentón sobre la cabeza de la maga celestial.

—Me iba a quedar igualmente, rubia —murmuró en un tono de voz juguetón.

La nombrada elevó su vista, encontrándose con los divertidos luceros del mago; ¿cómo era posible que una sola mirada pudiera cautivarla de aquella manera? Comenzó a subir sus manos con lentitud, trazando un camino de caricias desde la cintura hasta el rostro de Eucliffe, terminando por posar sus palmas en las mejillas del joven. Se mantuvo varios minutos observándolo mientras sobaba su rostro con mimo.

—Vas a hacer que me enamore más de ti —realizó un aniñado puchero y comenzó a depositar múltiples besos por la cara de la fémina.

Frenó en seco y observó atentamente aquellos labios que le hacían perder la cabeza. Esbozó una pícara sonrisa para, acto seguido, besar a la maga con desesperación, siendo correspondido al momento.

Se acariciaban y disfrutaban mutuamente mientras se desprendían de algunas prendas innecesarias hasta quedar en ropa interior. Respiraron agitadamente antes de volver a unir sus labios, aunque aquella ansiada fusión no duró demasiado.

—¡Primicia! —aquel grito hizo que ambos jóvenes se separaran al instante, sobresaltados.

Junto a la cama, había una amplia ventana en la que se podía apreciar el rostro de uno de los periodistas; habían realizado una especie de escalera humana para, así, observar lo que hacía la pareja.

Sting colocó a la blonda tras de sí y manifestó una especie de gruñido, notablemente molesto. Estaba claro que la Pareja de Oro no podría disfrutar de demasiada intimidad...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothWhere stories live. Discover now