Capítulo 12

95 6 2
                                    

Santiago.

Una nueva semana comienza, el odiado lunes transcurre y mi clase de Teoría e historia del arte y arquitectura I está por terminar, esta asignatura es simplemente hermosa, nos transporta a lugares mágicos de la antigüedad y nos muestra la importancia de la arquitectura en el mundo, nuestro docente es bastante mayor, pero es un genio, siempre siembra mucha curiosidad en nosotros. Nos ha dejado un trabajo de investigación para la próxima clase, el cual me emociona hacer.

Salgo del aula, con mis cosas en la mochila, es la hora del almuerzo. Voy a almorzar con Robert para hablar, ha sido muy insistente en querer hablar conmigo, la verdad es que a mí ya se me pasó el enojo, y si no hablé con él antes, no fue porque no quería, sino porque no tuve el tiempo de hacerlo.

—¡Hola, Santiago!— Me dice cuando me acerco a la mesa en donde está, ya tengo mi comida en una bandeja.

—Robert— Me siento frente a él.

—¿Cómo has estado? No te he visto en ningún rincón de la universidad, ni siquiera en la piscina— Sonríe incómodo.

—Sí, han sido semanas intensas, ya sabes la anterior fue semana de entregas de proyectos— Le soy sincero.

—Por supuesto, pero no pude evitar pensar que estabas intentando evadirme—

—Para nada, no tengo nada en contra tuyo— Él mira su comida y asiente con la cabeza.

—¿Seguro?—

—Totalmente, de hecho no tengo nada en contra de nadie. Sabes... El otro día me topé con aquella amiga tuya con quien intentaste que me acostara y... — Ya que quiere sacar el tema, lo aclararemos de una vez.

—Por favor disculpa toda esa situación— Me mira un poco avergonzado —Tienes razón yo no soy así— No puedo evitar mirarlo con incredulidad —Ese día me dijiste muchas verdades, que notaste incluso conociéndome poco— Admite.

—¿Te acuerdas de todo?— Le pregunto sin afán de ofender, porque la verdad tenía esa duda.

— Santiago, no estaba tan drogado— Levanto los hombros.

—Yo no dije eso, es sólo que... intento entenderte— bebo un poco de mi jugo —Pero en serio todo está bien, no te preocupes. Puedo notar que te preocupa mucho quedar bien con todo el mundo, y por mi lado todo está bien— No sé qué más decir. Él se ríe incómodo.

—Claramente no está todo bien, pero me merezco tus comentarios— Lo miro sin refutar nada —Llevo mucho tiempo comportandome como un idiota, sólo para encajar, y no me había dado cuenta hasta ese día—

—Eso sonó sincero— Le digo escuchando atento.

—Estoy siendo sincero, y lamento que hayamos tenido ese ridículo roce, porque de verdad me caes bien, no lo sé... —

—Ahora en serio— Suelto el aire de manera exagerada —Todo está bien, todo lo que acabas de decirme me parece sincero, sólo no actúes como el imbécil de Sebastián, el mundo no necesita más gente como él— Eso lo hacer reír —Todo está bien, Robert. Y entiendo que seas su amigo, porque quizás tu círculo te lo exija, pero no intentes ser quien no eres — Le digo con sinceridad.

—Gracias, aprecio tus palabras, Santiago— Se relaja —Y sí, mi padre es amigo del papá de Sebastián y ya sabes como es eso— ¡Vaya que lo sé! Asiento con la cabeza —Como nunca logré entablar una amistad con él, porque realmente no me interesaba, empecé a actuar como él, y me olvidé de quién era yo—

—Lo importante es darse cuenta a tiempo—

—Es bueno haber aclarado todo— Me dice seguro de sí mismo.

El arte de vivirWhere stories live. Discover now