Capítulo 10

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Santiago.

Estar con Lisa es lo mejor que me ha pasado esta semana, no me di cuenta de cuánto la extrañaba hasta que la vi llegar al aeropuerto. La verdad es que la distancia es una mierda, detesto ser yo quien haya abierto esta brecha entre nosotros, y juro que daría todo porque no la hubiera, pero la realidad es que vivimos a casi 10 horas, y los únicos momentos que tenemos y tendremos serán algunos escasos fines de semana.

Por alguna razón, esta mañana me desperté temprano, estuve algunos minutos con los ojos abiertos dando vueltas en la cama, pensando en muchas cosas, hasta que decidí levantarme, me duché, cepillé mis dientes y ordené desayuno a domicilio, después de eso me quedé viendo la larga calle que logra verse desde la ventana de mi habitación. No quise despertar a Lisa porque anoche nos dormimos tarde, luego de una sesión de charlas y mimos apasionados.

—¿Qué haces despierto tan temprano? Los domingos son para quedarse todo el día en la cama— Me dice con una sonrisa en el rostro, mientras me abraza por detrás.

—¿Todo el día en la cama contigo? Suena tentador— Me doy la vuelta para besarla. El intercomunicador del edificio suena. Nuestro desayuno acaba de llegar.

—El desayuno llegó justo a tiempo, desperté con mucha hambre— Me dice mientras come su tostada.

—Es que lo tenía todo fríamente calculado— Me sonríe.

—Te extrañé tanto— Lo dice de repente y me hace sentir una angustia en el pecho, que no puedo explicar.

—Y yo, cariño— Tomo su mano y le doy un beso —¿Qué quieres hacer hoy?—

—Hoy tenía pensado ir al almuerzo benéfico que están organizando los abuelos de Susanne Hoffman— Temía que dijera eso, realmente no quiero ir, ni siquiera sé cuál es la causa.

—¿En serio? ¿No prefieres hacer otra cosa?—

—Santi, todos estarán allí— Comienza con su discurso —La gente está diciendo que tú y yo rompimos, porque estamos yendo a universidades diferentes. Debemos ir sí o sí para demostrar que no es así—

—¿Quién está diciendo eso?— Indago.

—¡Todos nuestros conocidos!, incluso los padres de Cristian se lo preguntaron a mi mamá hace unos días— ¿Por qué yo no me he enterado de nada?

—Está bien, si eso es lo que quieres— Ella asiente con la cabeza.

—¿Te das cuenta que ahora todo el mundo sabrá que hacemos cosas sexuales?— Dice de repente.

—¿Qué?— No puedo evitar reírme —Tenemos relaciones sexuales desde hace muchos años— Ella se sonroja un poco.

—Sí, pero ahora todo el mundo lo sabrá— No entiendo su punto.

—¿Eso tiene algo de malo?—

—Ahora ya no, porque tenemos 18 años—

—Mmm ¿Ok?— Suelto un suspiro —Sabes perfectamente que casi todos nuestros amigos lo han hecho desde hace mucho—

—No estás entendiendo el punto. ¿Recuerdas cuando te pedí que no le dijeras a nadie sobre nuestra primera vez?— Asiento con la cabeza. No tenía porqué contarle eso a nadie —Es la misma situación, yo le dije a todas mis amigas que sólo lo haría con el hombre con quien vaya a casarme, y ese eres tú— Eso me hace reír, pero no sé porque también me genera cierta incomodidad.

—Sin ofender, pero ya sabes que no me importa mucho lo que piensen tus amigas sobre eso— Pone los ojos en blanco en señal de desaprobación.

—Sí, pero... O sea me refiero al hecho de que prácticamente ya estamos a un sólo paso de casarnos— Me dice ansiosa.

El arte de vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora