Capítulo 11

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Emilia.

Este lunes ha sido particularmente cansador, anoche me quedé charlando con Santiago sobre la vida, sobre lo difícil pero hermoso que es intentar ser adultos responsables, ambos extrañamos a nuestras familias y amigos, como todos supongo, pero es agradable hablar con alguien que está pasando por lo mismo. Una vez más el tiempo pasó volando, hasta que nos dimos cuenta de que eran las 3 A.M., nos olvidamos de que hoy teníamos clases por la mañana, nos olvidamos de que hoy era lunes, nos olvidamos casi de todo.

Luego de que se fue, me costó mucho conciliar el sueño, me quedé pensando en muchas cosas, pero sobre todo en la rabia que sentí, por las palabras de Cristian, realmente espero no verlo nunca más, y desearía que no fuera amigo de Santiago, pero lo es y eso es algo en lo que no puedo interferir, peor aún cuando son amigos de toda la vida, según lo que me ha contado.

Termino de cambiarme en los vestidores de mujeres, guardo mis cosas y me dirijo hacia afuera, me sorprendo cuando veo a Santiago sentado en una banqueta cerca de la puerta, parece estar esperando a alguien. Cuando me ve, se levanta de inmediato, lo que me sorprende aún más. Él y yo ya nos habíamos despedido al terminar la clase.

—Hey... ¿Quieres ir a comer algo?— Me pregunta con una sonrisa sincera. Me toma por sorpresa.

—Yo... — Sé que se supone que ahora somos amigos, sin embargo... —No lo sé— Atino a responderle.

—Encontré un lugar en donde las hamburguesas son deliciosas, ¡Te encantarán!— Dice con entusiasmo, ignorando mi respuesta indecisa.

—¿Deliciosas y abundantes?— Eso lo hace reír.

—Deliciosas, abundantes y baratas ¡Una ganga!—

—La verdad es que tengo hambre ¡Vamos!— Él sonríe y nos encaminamos hacia la salida.

—¡Blaquier!— Lo saluda un chico rubio con el peinado intacto, creo que lo he visto antes por aquí, sin embargo no lo conozco.

—¡Robert!— Le devuelve el saludo amablemente, el rubio me mira expectante.

—Ella es Emilia— Me mira y nos presenta— Él es Robert— El rubio me ofrece la mano a modo de saludo y yo hago lo mismo.

—Un gusto, Emilia— Me mira y luego mira a Santiago con una sonrisa extraña. Yo solo le sonrío.

—Hola, Robert— Le respondo.

—¿Ya te vas, Santiago?— Pregunta con un poco de sorpresa.

—Sí, ya finalizamos la clase de hoy, y no tendré prácticas con el entrenador—

—Ya veo ¿Se van juntos?— Indaga.

—Sí, vamos de salida juntos— Me adelanto a responder. Robert nos mira como si quisiera decir algo más.

—No les quito más tiempo, me voy a cambiar—

—Nos vemos luego— Le dice Santiago.

—Nos vemos luego— El rubio me sonríe, parece un chico amable —No olvides que tenemos una conversación pendiente, de verdad quiero hablar contigo— Lo último lo dice casi suplicante.

—Hablaremos mañana ¿Te parece?— Él asiente con la cabeza y se despide con la mano.

Nosotros continuamos el camino hacia el estacionamiento, es la primera vez que caminamos juntos por estos alrededores, no voy a negar que se siente bonito, caminar los largos pasillos y atravesar los asombrosos jardines, estando acompañada de alguien que también los aprecia.

—Amo los alrededores de esta universidad— Le digo de repente.

—Yo también, creo que me enamoré de este lugar, en el momento en el que lo visite—

El arte de vivirWhere stories live. Discover now