Capítulo 9

94 10 1
                                    

Emilia.

Los días han pasado muy rápido, han sido lluviosos, con escasos días de sol, en esta ciudad llueve incluso más que en donde vivía, llevo varios días intentando que mi ropa seque, la tengo regada por la sala, la cocina y por todos lados, podría llevarla a una lavandería, pero eso me costaría muy caro, así que prefiero no hacerlo.

He disfrutado mucho de mis clases, nos dan mucha libertad creativa para poder expresarnos, pero también muchos trabajos para aplicar lo que aprendemos diariamente, me ha tocado desvelarme varios días, esos fueron días pesados porque se juntaron con los días en los que trabajé. Todavía sigo adaptándome a todo esto, pero estoy contenta.

Hoy fue el último día de clases de esta semana, ha sido un día bastante duro, estoy un poco cansada pero mis clases de natación me reactivan el día.

—Escoge una canción que te relaje— Me entrega su celular.

—¿Para qué?— No entiendo.

—Me puse a pensar, ya vamos casi tres semanas con las clases, pero todavía tienes un poco de miedo cuando debes flotar para aprender a nadar de espaldas— No es que tenga un poco de miedo, es que me aterra, pero no quiero ser una molestia, siento que él es muy paciente pero no quiero abusar de eso.

—Sí, un poco— Le digo intentando parecer segura. Él se ríe porque se ha dado cuenta de que me aterra —¿Y cuál es tu plan?— Quiero saber.

—Que te pongas estos— Saca unos audífonos inalámbricos... ¿para el agua? Había escuchado sobre ellos, pero no estaba muy segura de que funcionaran, es decir... Paula compró un celular "resistente" al agua y se arruinó la segunda vez que intentó sacarse una foto dentro de una piscina.

—¿Quieres que escuche música mientras me hundo en la profundidad del agua y muero?— Le digo no muy segura de su idea. Eso lo hace reír. Sé que he sonado un poco dramática —No te rías, esto es serio—

—Lo siento— Intenta dejar de reír —Relájate, en primer lugar la piscina no tiene ni siquiera 1 metro de profundidad, en segundo, prácticamente ya sabes nadar, con algunas dificultades pero ya lo tienes. Y en tercer lugar, estoy aquí para cualquier cosa que pase, créeme que no está entre mis planes dejarte morir en una piscina con tan poca profundidad— Lo último me hace reír

— Confía en mí, pero sobre todo confía en ti misma, tú puedes hacerlo— Tiene razón, yo puedo hacerlo.

—OK, lo intentaré— Me entrega los audífonos y me los coloco —¿Ya escogiste la canción?— Me pregunta y yo asiento con la cabeza. —Ahora relájate, enfócate en el sonido de la música y confía— Le da play a la canción. No Other Plans empieza a sonar mientras él coloca sus brazos en mi espalda para ayudarme a flotar.

Estoy un poco tensa al principio, el no poder ver qué es lo que pasa a mi alrededor me pone nerviosa, lo miro y él me sonríe, su sonrisa me transmite calma, de a poco me voy relajando, me voy soltando. De pronto cierro mis ojos y comienzo a imaginar, imagino que estoy en un campo verde lleno de flores violetas, hay una deliciosa brisa refrescante, los rayos del sol me dan directo en el rostro... hay un pequeño lago cerca, me volteo para examinar todo a mi alrededor, este paisaje me transmite calma, me siento segura y feliz. Santiago aparece, viene corriendo hacia mí con un perro grande, vienen desde el lago, ambos están mojados, él sonríe y... la canción termina.

Abro los ojos y me doy cuenta de que estoy flotando yo sola, él ya no me está sosteniendo, empiezo a sentir pánico, lo que provoca que me vaya hundiendo por unos segundos, pero luego lo veo, aparece de inmediato. Vuelve a sostenerme y me tranquilizo.

—Lo hiciste genial— Me ayuda a levantarme, creo que di un gran paso, sin embargo cuando me vi flotando sola otra vez me entró un poco de pánico.

—¿Tú crees?— Él asiente con una sonrisa en el rostro.

El arte de vivirWhere stories live. Discover now