Capítulo 1

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Es sábado por la tarde y estoy en una cafetería por el centro de la ciudad, espero a Cristian, dijo que necesitaba hablar conmigo porque tuvo problemas con sus padres, encontraron una pequeña bolsa con marihuana en su habitación y por lo poco que pudo contarme por teléfono, sé que lanzaron un grito al cielo, lo normal, imagino que mis padres también lo harían si me encontraran en la misma situación.

Lo que me causa cierta pena y hasta un poco de gracia es que sus padres no saben que eso es lo más leve que su hijo consume, a decir verdad la marihuana es lo de menos. Sé que no está bien, lo sé porque he visto a muchos conocidos caer en eso y no poder salir de allí, pero lastimosamente dentro de nuestra sociedad, el consumo de drogas se ha ido normalizando cada vez más. Sin embargo, confío en que mi amigo sabe cómo controlarlo. Todos estamos experimentando.

Miro el reloj que llevo en mi muñeca por enésima vez, Cristian lleva casi una hora de retraso, yo también soy de las personas que casi nunca llegan a tiempo, pero según él, esto era urgente y me apresure en llegar lo más que pude.

Ordeno otro té negro a la señorita que ha tomado mi orden antes, al parecer tendré que esperar media hora más para que mi amigo llegue. La verdad que no lo entiendo, era él quien tenía mucha urgencia de que charláramos y ahora no aparece, sé que nada malo le pasó porque está contestando todos los mensajes en el grupo que tenemos con nuestros amigos, simplemente él es así, siempre llega tarde, incluso más que yo.

—¿Lo mismo?—Me pregunta.

—Sí, por favor—

Mientras espero por mi té, observo cada detalle del lugar, ya me cansé de revisar las redes sociales en mi celular, y como estoy aquí por primera vez, me tomo el tiempo de detallar todo, es decir tengo el tiempo para hacerlo. Es un lugar bastante acogedor y pintoresco, la verdad no es un mal lugar para esperar a alguien, pero empiezo a pensar que esperar a alguien no es muy agradable. Al final esto es una cucharada de mi propia medicina, siempre suelo ser yo quien hace esperar a los demás.

Cuando dirijo mis ojos hacia donde están las demás mesas, me percato de que hay un grupo de chicas que parecen de mi edad, están a tres mesas de la mía, me miran de reojo, murmuran y se ríen. Me siento un poco observado, es un tanto incómodo, pero a la vez me causa gracia. Sin embargo les resto importancia y vuelvo a revisar mi celular, tengo un mensaje de Lisa.

—Te extraño, ya no quiero que peleemos más, ven a cenar mañana a casa— Sonrío mientras leo, hemos tenido una pelea por su comportamiento de niña caprichosa, y supongo que esto es lo más cercano a un "lo siento" que voy a obtener de ella, ya que nunca acepta que se ha equivocado, sin embargo tiene maneras de demostrarme cuánto lo siente, y eso me gusta.

De acuerdo— Le envío, vuelvo a sonreír. Sé que enloquecerá por mi corta respuesta.

¿De acuerdo?— Recibo de inmediato y me da muchísima más risa que antes.

—Aquí tienes— Es la mesera con mi té en sus manos.

—Gracias— Me sonríe y se retira.

Texteo otro mensaje a Lisa:

"Te amo berrinchuda, deja de enojarte por todo" Sé que se enojará peor por un momento, detesta que la llame así, pero también sé que le sacaré una sonrisa.

Vuelvo a sentir las miradas del grupo de chicas que están a tres mesas de la mía, susurran de nuevo y se ríen. De pronto veo que una de las chicas se levanta, la de cabello castaño oscuro y lacio que estaba sentada dando la espalda, se dirige directo hacia mí, camina unos pasos y cuando me doy cuenta la tengo en frente mío.

—Hola— Me dice seria, parece nerviosa pero trata de demostrar que está muy firme y que nada le afecta ni le importa, conozco muy bien esa actitud, porque a veces mi hermanita se comporta así frente a mi madre. Todas sus amigas están mirando en nuestra dirección y continúan susurrando.

El arte de vivirKde žijí příběhy. Začni objevovat