Capítulo 13

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Santiago.

Una semana después.

Lunes.

Estoy terminando unos planos, me la he pasado dibujando perspectivas. Hace una semana tomé un curso adicional dentro de la universidad, para adelantar algunas cosas y tener la mente ocupada. Me he propuesto a esforzarme al máximo en esto, quiero demostrarles a mis padres que tomé la decisión correcta, quiero ser alguien extraordinario, y no predecible como alguna vez alguien me lo dijo. ¡Emilia! Ella es tan... Libre al decir y hacer lo que quiere, que me resulta inspiradora. Creo que últimamente me ha pasado un poco de esa libertad y valentía, para tomar decisiones importantes, y eso es algo por lo que siempre estaré agradecido.

Lo de Lisa todavía ronda por mi cabeza, y me duele, porque no es fácil borrar todo lo que pasó en cuatro años, ni desacostumbrarse a una persona de la noche a la mañana, hemos crecido juntos y es muy difícil intentar no extrañarla, ni extrañar todos los momentos vividos, pero a pesar de todo eso, extrañamente siento un poco de paz interior, menos presión, y comienzo a pensar únicamente en mí, siento que por fin puedo enfocarme en intentar descubrir que es lo que quiero, sin que nadie decida por mí.

El lunes pasado, después de mi patético emborrachamiento, llegué a casa, tomé una ducha y me quedé despierto por horas en el balcón de mi habitación, pensando y pensando, analizando muchas cosas sobre la vida, y aunque el alcohol no es la respuesta para ningún problema, lo necesitaba. Una vez que fue cesando de mi cuerpo, fui volviendo lentamente a la realidad, y de un momento a otro, la tristeza volvió. El alcohol nos da esa felicidad efímera que a veces necesitamos, pero resulta ser tan corta, que la realidad vuelve con más peso.

"Lisa es la persona ideal para ti", eso fue lo que mi mamá siempre ha recalcado, y yo también lo pensaba, o creía hacerlo. Sin embargo, me he dado cuenta de que no quiero a nadie ideal, sino a alguien real, a quien no le importe llorar en frente de los demás, y mucho menos lo que piensan, pero en esta sociedad se vuelve cada vez más difícil encontrar a alguien así, ni siquiera yo estoy libre de las cadenas del qué dirán.

Martes.

Estoy muy concentrado, al nivel de que nada de lo que pasa a mi alrededor me importa en estos momentos, mientras planeo como empezar a hacer la maqueta de mi proyecto, intento remodelar la biblioteca de la universidad sin que pierda su esencia, mi nivel de inspiración esta súper elevado hasta que escucho que mi celular suena sacándome de la realidad en la que me había sumergido, eso me genera mucha frustración.

—Hola mamá— Contesto sin mucho ánimo.

—Santi, querido ¿Podrías explicarme que pasó con Lisa? — Me pregunta de manera pasivo agresiva.

—Mamá... — Es lo último que me faltaba.

—Asumo que es una clase de broma de mal gusto, que remediaras de inmediato—

—Lisa y yo terminamos, mamá— Puedo escuchar cómo se ríe de manera sarcástica.

—Querido, es obvio que ahora estás abrumado por tantos... Cambios, pero eres un chico inteligente que siempre sabe hacer lo correcto—

—¿De qué estás hablando, mamá? —

—Estoy diciendo que, los padres de Lisa todavía no lo saben, ni ellos ni nadie, ella sólo me lo ha contado a mí, y por supuesto hizo lo correcto—

—Mira mamá, no sé qué vaya a pasar entre Lisa y yo más adelante, pero ahora mismo... —

—Santiago— Dice de manera un poco más brusca —¡Debes pensar en tu futuro! Lisa y tú son perfectos juntos, comparten muchas cosas en común, nuestras familias se conocen hace años, y... Ustedes se aman—

El arte de vivirWhere stories live. Discover now