Capítulo 51: Un veredicto lo decide todo

2.3K 118 21
                                    

Él me recostó en la cama mientras buscaba otro pijama ya que el mío estaba empapado.

—Por favor cámbiate—me dijo él y yo solo me quedé viendo la ropa.

»No te preocupes no miraré—dijo él entrando al baño para que me cambiara tranquilamente.

Pareciera que él tenía un radar porque en cuanto me había cambiado entró a la habitación y se sentó en la cama.

—¿Ahora puedes decirme que pasa?—preguntó él un poco tranquilo.

Yo inicialmente no quería contarle pero él tenía cara de no estar jugando así que inicié desde que había salido del cuarto, le conté todo con detalle incluso de mi encuentro anterior con Anna y todo sobre que ella y Bianca me habían traicionado.

Por último le conté todo lo que sucedió en la celda y lo que habían dicho acerca del juicio.

—Charlotte… ¡¿Tienes idea de lo qué hiciste?!—me preguntó él realmente exaltado.

—Te juro que me arrepiento—dije yo llorando de nuevo.

Él dio una profunda respiración para calmarse, creo que se dio cuenta que yo no necesitaba algo como un regaño.

—¿Qué es eso del juicio?—preguntó él con una mirada cansada.

—No sé bien, mañana Lucy nos va  a explicar—dije yo mientras mi mirada huía de los suyos.

—Sí claro, vamos a confiar en ella—dijo él de forma despreciativa.

—Puede que no confié en ella más, pero en su papá si—dije yo mirándolo algo molesta.

—¿Y cómo te ha ido al confiar en estas personas?—preguntó él de manera burlona.

Yo no respondí si no que me acosté, sabía que mañana me esperaría un largo día. En cambio Doménico se sentó en un sofá, encendió una lámpara y comenzó a leer un libro.

—¿No piensas dormirte?—pregunté algo molesta por la luz que él había encendido.

—¿Para que vuelvas a escaparte?—preguntó él haciendo el libro a un lado.

Yo me acosté de nuevo molesta y puse una almohada sobre mi rostro para evitar que la luz molestara mis ojos. Además si Doménico llegaba a hablar no quería oírlo.

No descansé mucho pero algo de sueño resultó bueno para mí porque en la mañana me levanté, entré a la ducha ansiosa por saber del maldito juicio y esperé a que Doménico entrara a la ducha pero solamente vi como solo se cambiaba.

—¿No te piensas bañar?—pregunté mientras terminaba de ponerme unos jeans.

—No—dijo él mientras proseguía a ponerse un gorrito para nieve.

—¿Qué crees que hueles a rosas?—pregunté viéndolo.

—Si de hecho. Pero la verdadera razón es porque no te voy a dejar sola en el cuarto para que vayas al comedor con Lucy—dijo él mientras ataba sus agujetas.

—No lo iba a hacer—dije yo seria y con la cabeza gacha.

—Las otras veces tampoco debías hacerlo, y ve como terminaste—dijo él ya de pie.

Nuevamente no supe como responder y cuando él abrió la puerta yo lo seguí sin cuestionar nada porque creo que ya había perdido ese derecho.

En cuanto entramos para desayunar esperaba a ver a Lucy con un humor de los mil demonios pero en realidad estaba comiendo un plato de frutas y cuando nos vio entrar nos dedicó una vez más una sonrisa.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora