Capitulo VII: Un hada traicionada.

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No grites se dijo Alec, no grites o lo atraparan. Pero también tiene a Elaine, nos rodean, no puedo sin él. Jonathan...

-¿Dónde esta? –repitió el caballero hada, perdiendo la paciencia –Entrégame a Sebastian.

Elaine negaba, casi imperceptiblemente, pero el mensaje era claro. En otra oportunidad, Alec la habría obedecido sin chistar, ahora no podía.

Jonathan...

-Sebastian no esta aquí –contesto, sosteniendo su tono de voz firme (dos minutos) –Deja ir a Elaine, o esto no acabara bien.

El hada sonrió – ¿Realmente crees que puedes negociar?

Jonathan...

-Suiza no es territorio seelie –argumento Magnus, tratando de acercarse a Elaine, pero sin lograrlo –.Recordaran que las hadas fueron tachados como enemigos de la Clave, Suiza es lo más cercano que se puede estar de Idris, yo no atacaría a un grupo de cazadores en sus fronteras.

Si el hada sintió miedo, su manera de demostrarlo fue tirando del cabello de Elaine, hasta que emitió un chillido. (Treinta segundos). Lo habían enfurecido –Sebastian nos traiciono, traiciono a mi Reina, pero ella obtendrá su venganza.

Jonathan...

A Alec no le había gustado como sonó eso... (Quince segundos)

-No tenemos nada que ver con las deudas de Sebastian –grito Isabelle –, no es nuestro problema lo que tu reina quiera.

El caballero negó –Aquí están su amante y su prostituta, gracias a ustedes pudimos encontrarlas.

Jonathan...

-Y exactamente –cuestiono Elaine, ignorando la daga en su cuello y frunciendo el ceño – ¿Cuál de ellas soy? ¿Amante o Prostituta?

El hada la observo, como si no pudiera entender porque Elaine hacía esa pregunta, restándole importancia a la situación.

Flechas, lanzas, espadas, todas apuntándoles. No podrían salir vivos aun sí lo intentaran. La Reina había enviado lo mejor de su ejército a por Jonathan y Alec no sabía que movida maestra tenía el chico para salir de ese agujero.

Encuéntrame...

-Creo que te consideran mi prostituta. Lo cual es ofensivo pues no recuerdo haberte pagado nunca.

Jonathan Morgenstern era, por mucho, la persona más imponente que Alec conociese. Más aun, cuando vestía de negro. Ese suéter de cuello alto y jeans, todo resaltando su piel y cabellos blanquecinos. Caminaba relajado, como si nadie estuviese armado.

Se detuvo unos pasos antes de llegar a Alec, y fijo su mirada esmeralda en su hermana pelirroja –Clarissa, pareces sorprendida de verme.

Clary lucía un shock, pero a Jonathan le daba igual –No deberías estarlo –siguió –Viniste a buscarme, después de todo.

Luego esbozo una pálida sonrisa, antes de caminar hasta Alec –Me perdonaras cariño, ya que te dije que podías ir a donde quisieras –dijo –Pero como vi a los caballeros en la ladera, me preocupe por tu seguridad.

La mano de Jonathan rozaba la cintura de Alec, un toque ligero, pero después de cinco meses, para el de ojos azules eso era suficiente para tener claro que nadie le podría tocar, no mientras Jonathan estuviese de pie.

-Vendrás con nosotros Sebastian Morgenstern –ordeno el hada, aplicando presión en la daga, casi cortando a Elaine, Jonathan hizo una mueca.

-Yo no la lastimaría. A su padre no le gustara, a sus hermanos mucho menos. –Alzo ambas manos –Iré contigo. Solo deja que el resto se vaya.

The Things I Forget (Jonalec)Where stories live. Discover now