OTOÑO

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Pov Izuku.

Zapatos deportivos corrientes y algo desgastados, pantalones comunes de color azul y una camisa negra con el estampado de una calavera blanca, que pareciera haberse estancado en los años 80's. Su sentido de la moda dejaba mucho que desear, pero aun con esa decepcionante vestimenta, ponía aquella sonrisa altanera en su rostro. Si había algo que destacar de su figura, serian aquellos ojos color rubí, que por alguna razón son indescriptibles para mi, podía ver que quería transmitir un mensaje de

"Ey, mírame, estoy delante de ti y eso es mas de lo que merece una persona como tu"

pero a su vez, podía observar como esa mirada llena de confianza se mezclaba con el dolor de la soledad. Lo podía reconocer fácilmente porque es el mismo tipo de mirada que veo cada día en el espejo.

-Un placer volvernos a encontrar Señor...- Joder, ¿Cual era su nombre?

-Bakugou Katsuki. Supongo que un niño rico como tu esta tan ocupado como para acordarse del nombre de un simple mortal. -Note como decía aquellas palabras con desprecio, normalmente ante la mirada de cualquier ignorante soy un simple niño mimado, pero es mejor así, prefiero no decirle quien soy realmente, solo me causara mas problemas y eso es lo último que necesito ahora.

-Espero que me pueda disculpar por aquello, pero créame que no olvide mi promesa de llamarle por sus servicios, Señor Katsuki. -Sonreí mientras estiraba mi mano para estrecharla con la suya, lo más importante siempre son los modales.

-Ya veo, pero dígame una cosa. ¿Cómo pudo solicitar mis servicios si ni siquiera recordaba mi nombre? - Mierda. -Da igual, supongo que simplemente quería al mejor domesticador y tal y como le dije, yo soy el mejor. Supongo que de eso si se acuerda ¿O no? - Se estaba burlando de mí, la persona que iba a decidir si tendría aquel trabajo o no y lo peor de todo era que lo hacía sin asco alguno. Al menos había acertado en un cosa con la primera impresión que tuve de él. No es una persona sencilla. Luego de unos segundos, por fin estrecho mi mano.

- ¿Desea algo de tomar antes de empezar con la entrevista? -Pregunte ignorando por completo su pregunta mientras soltaba aquel agarre sintiendo nuevamente el frío recorrer mi mano.

-No gracias. Estoy bien.

-De acuerdo, entonces por favor sígame. -Di media vuelta y empecé a caminar en dirección al jardín trasero sin prestar atención de si me estaba siguiendo o no. Era un día soleado, lo cual era perfecto. Cada vez que llovía el perro se revolcaba en el lodo ensuciando toda la mansión, yo no tengo que limpiarlo, pero ver aquella suciedad en los pisos blancos era bastante estresante.

-Supongo que eso debe ser la piscina. -Mencionó el domesticador mientras señalaba lo que era la piscina, la cual, tuvieron que cubrir las mucamas con una lona para evitar que aquel perro saltara dentro de ella, al igual que había hecho en la casa de Toga. Algo me decía que lo mejor era guardarme mis comentarios sarcásticos, pero a la vez quería ver cuál sería su reacción si me burlaba un poco de él, al fin y al cabo él lo hizo con la persona que posiblemente sería su jefe.

-Felicidades señor Katsuki, tiene unos ojos que le sirven de maravilla, ojala el cerebro le sirva de igual forma para evitar preguntas estúpidas en el futuro. -No voltee a mirarlo, pero por los extraños sonidos que escuche detrás de mí, supe que había cumplido mi objetivo. Continuamos nuestro camino en silencio hasta llegar al lugar que, secretamente, era mi favorito en todo Tokio. En la parte trasera de la mansión, después de la piscina, la cancha de tenis y el pequeño invernadero, había una pequeña capilla la cual estaba rodeada de una gran variedad de flores de las cuales desconocía por completo su nombre, excepto por aquella camelia roja que había comprado esta mañana.

~Domesticando al mafioso~ [KatsuDeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora