CALIDEZ

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Algunas personas consideran que las tres de la mañana es la hora maldita, hora donde los espíritus y demás espectros tienen la libertad de salir a donde quieran, a hacer lo que les antoje. Por lo tanto, la mayor parte de la gente que comparte esta creencia, prefieren evitar presenciar la demoníaca hora. Están también las personas que son escépticas ante tales "cuentos", pero que sin embargo, tampoco se quedan despiertos hasta dicha hora. De igual forma existen algunos otros estrategas que consideran que es la hora ideal para hacer negocios turbios, con una muy baja taza de probabilidad de ser descubiertos en el acto, como lo es el joven mafioso Izuku Midoriya. Él, como cualquier persona calculadora, piensa en todas las posibilidades no importa lo que haga, por eso está al tanto de lo factible del horario elegido para sus lucrativas e ilegales actividades.

Apenas las manecillas del reloj señalaron en su interior las 3 de la mañana, una gran cantidad de puntuales hombres empezaron a llegar a la muy distinguida empresa internacional de ropa, One For All Clothes. Todos empleados del mismísimo CEO de la compañía y todos dispuestos a cumplir con las mismas órdenes. Debian ingresar a la bóveda de la mercancía para organizar el pedido de su jefe y tenían que separar rápidamente la cantidad indicada del producto, ni un gramo más, ni un gramo menos. Después tendrían que subirlo todo a los camiones de carga y por consiguiente de esto, lo transportarán hasta el lugar indicado.

Alrededor de 30 hombres cargaban sin descanso toneladas de droga que subían a grandes camiones con fachadas de su falaz empresa. La mercancía debía ser llevada a una bodega a las afueras de Tokyo, para ser descargada y organizada en dicho lugar, dejándola lista para su inmediata transportación y posterior a eso, a su inmediata distribución. Pasado un periodo de tiempo, los primeros dos camiones, de los cinco que ocuparían, iniciaron recorrido hacia la abandonada bodega. La misión de estos camiones era un tanto distinta a la de los otros tres restantes, ya que ellos tenían como prioridad, a demás de llevar a salvo el producto, sondear el área de camino y el área de la bodega también, tendrían que asegurarse de que no hubiera nadie que pudiera interferir con los planes y con la entrega. En otras palabras tendrían que inspeccionar el sector para evitar presencias nocivas en alguna parte del trayecto.

Luego de casi dos horas de viaje, los camiones arribaron a los confines de la solitaria y «baldía» bodega. Cada vehículo cargaba en su interior con 2.200 kilogramos de cocaína. En cada camión habían seis hombres, dos que iba en la parte de adelante con pistolas smith & Wesson MP9, armas bastante eficaces que usarán para defensa de la misión en caso de que algún incidente no previsto ocurra, y cuatro hombres en la parte posterior escoltando el cargamento.

Antes de detener la marcha y disponerse a bajar el producto, se comunicaron con la persona a cargo de recibir la mercancía, la cual respondía al nombre clave de, Magne.
Se sercioraron de que todo estuviera en orden para continuar con el plan. Ya que no habían visto alguna actividad anormal, confiados se comunicaron a través del radio con los otros que aguardaban en la empresa, dándoles el visto bueno para continuar con la operación.

-Primera entrega lista. Todo asegurado. Pueden proseguir con los otros cargamentos.

-Enterado. Enseguida nos dirigimos para allá.

El tiempo es efímero y las horas pasajeras, este día tampoco iba a ser la excepción a la regla. Aún a eso de las 5:20 am todo era oscuro, aunque la luz del sol empezaba asomar por el cielo. Los camiones restantes acababan de salir siguiendo el rumbo de los otros. El jefe y líder de esta operación, Izuku Midoriya, recientemente había sido informado de los progresos en la entrega. Ya la última parte del plan que faltaba, era contar con su presencia cuando la última descarga se llevará acabó, porque la entrega y la distribución no se podrían culminar sin la autorización en persona del cabecilla de la operación. El peliverde había decidido esperar diez minutos más, después de haber recibido la información, para partir de su elegante morada, en compañía de su fiel mano derecha y de su capo más audaz, hacia el sitio establecido. Los dos primeros se embarcaron en uno de sus más corrientes autos, con la esperanza de que les brindará un bajo perfil para pasar desapercibidos. El auto sería conducido por el chófer predilecto del pecoso y el único de su entera confianza. El capo, cellophane, a diferencia de ellos decidió seguir en su cómoda moto, al fin y al cabo le resultaba mejor custodiar el vehículo si no iba en el, además, ya estaba bastante acostumbrado a manejar su motocicleta.

~Domesticando al mafioso~ [KatsuDeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora