CAMELIAS

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Después de aquel inesperado (pero interesante) encuentro con el oji rubí de carácter algo tosco, pero figura bastante deseable, en varios sentidos. Decidió llamar nuevamente a su chófer para que lo llevara a su destino original, su "casa". Al cabo de unos minutos este llegó para recogerlo y sin palabra alguna este se subió para empezar lo que sería un viaje muy silencioso hasta las montañas.

*********

Luego de varios minutos, los dos viajeros finalmente llegaron a su destino. Una gigante mansión en medio de las montañas, aquel lugar definió a la perfección la palabra "Modernidad". En su mayoría las paredes estaban cubiertas de grandes ventanales, dando una grandiosa vista tanto por dentro como por fuera. En total tenía tres plantas. siendo totalmente cubierta la última de estas, el color blanco de las paredes daba un contraste bastante agradable a la vista y el verde del jardín delantero decorado con aquellas camelias rojas le daba el toque perfecto de elegancia. El peliverde al ver estas flores no pudo evitar recordar los ojos de aquel rubio e inconscientemente dejó salir una leve sonrisa.

Nuevamente el escenario anterior se repetía, con su pasar los hombres de dos metros vestidos de negro hacían una reverencia al ver al gran jefe. La ama de llaves abrió la puerta para darle una cordial, pero fría bienvenida.

-Bienvenido a casa Señor.

-Si...-Respondió sin más mientras se quitaba la corbata y los zapatos demostrando de esta forma su cansancio tanto físico como mental.

-Señor, tiene una visita.

-Joder, te he dicho que no recibas a ninguna "visita" sin mi consentimiento.

-¿Ni siquiera si la visita soy yo? -Pronunciación de una forma un poco ofendida aquella mujer de pelo verde, llevada ya por los años. -Eres alguien un poco cruel, hijo.

-¡Mamá! - Mencionó emocionado el más joven -No sabía que vendrías hoy ¿Por que no me has avisado? Habría llegado más rápido -Acto seguido, el peliverde abrazó con fuerza a la mujer que le había dado la vida.

-Quería darte una sorpresa. Además, no quería... interrumpir lo que estuvieras haciendo.- Aquellas palabras fueron mencionadas con algo de repulsión. Tornándose pesado el ambiente -Cariño... se que ya te lo he pedido muchas veces, pero ¿Podrías por favor dej...

-Aquí no, mamá -Suponiendo ya lo que su amada madre quería pedirle, prefirió detenerla y decirle que la siguiera hasta la habitación que Izuku solía llamar "Oficina". Al llegar, Izuku cerró las puertas tras de sí, para luego dirigirse inmediatamente al pequeño bar que tenía detrás de su escritorio y servirse una copa de su whisky favorito. Como la mayoría de la mansión, la oficina tenía un gran ventanal, dando una preciosa vista de las montañas de Tokio, la cual, solía mirar el peliverde cada que tenía que tomar una decisión.

-No voy a dejar el negocio, mamá.

-¡Pero Izuku!

-¡Pero nada mamá! ¡Ya te lo he dicho, voy a seguir manejando el negocio de papá, quieras o no! - Decía levantando cada vez mas y mas la voz. -¡Eso es lo que mi padre hubiese querido!

- ¡¿Y qué hay de lo que yo quiero?! -Al igual que su hijo, la madre empezó a levantar la voz mientras unas lágrimas empezaban a brotar de sus ojos. -Y aún más importante ¡¿Que hay de lo que TU quieres?! Esta no es la vida que deberías llevar Izuku, que tu padre haya sido un mafioso no significa que tu también tengas que serlo. Abandona este oscuro mundo y has lo que a ti te gusta ¿Recuerdas como te encantaba dibujar de pequeño? ¿Porque no lo sigues haciendo? Quien sabe tal vez te vuelvas un artista famoso.

-Esto es lo que yo quiero mama.

-¿Estás seguro de eso?

-Si

~Domesticando al mafioso~ [KatsuDeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora