Remain

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Una corriente de aire frío entraba por la ventana, provocándome ligeros escalofríos, mi espalda permanecía recargada sobre la pared de la habitación, sentía el cuerpo entumecido, pero mis extremidades parecían no querer abandonar esa postura. Las horas habían transcurrido sin darme cuenta, una tenue claridad quería disipar la penumbra del lugar. Un nuevo día estaba por comenzar. No había dormido en lo absoluto, sentía los ojos cansados y tenía un ligero dolor de cabeza, pero el sueño seguía sin hacerse presente. Mis brazos habían encontrado la manera de mantenerse firmes, sujetando la mitad del cuerpo de Yuri, quien seguía durmiendo sobre mí. Por alguna razón ella apenas se había movido durante la noche y aún no daba indicios de querer despertar. Incluso, había pasado por desapercibido mi momento de debilidad hace algunas horas. No pude evitar llorar, una vez que ella se quedo profundamente dormida, me había esforzando por hacerlo en silencio, aún cuando él pesar que sentía era tan grande, que seguí dejando caer lágrimas por un tiempo indeterminado.

No era una buena mañana, era todo lo contrario, el día comenzaba con una profunda y densa tristeza dentro de mí, de ésa que no desaparece de tu sistema por más que trates de alejarla. Sin embargo, en medio de todo eso, existía un sentimiento más intenso, uno que nunca esperé experimentar algún día, pero que había reconocido desde el primer momento: rencor. Era lo que me consumía más que cualquier otra emoción.

No había podido dejar de pensar en Tae Baekhyun, cuando cerraba los ojos, lo único que aparecía en mi mente, era su rostro acompañado de esa torcida sonrisa que siempre me había parecido extraña, pero que ahora, comenzaba a odiar. No podía tolerar pensar en todo lo que le había hecho a Yuri, las cosas que le había obligado a hacer; tan solo imaginarme a él lastimándola, poniendo sus desagradables manos sobre ella, me hacía querer tenerlo frente a mi para poder devolverle cada herida y golpe de una manera mucho más siniestra. Mis pensamientos ya habían cruzado la línea y tomaban una forma cada vez más obscura. Lo único que parecía traerme un poco de luz, era Yuri.

La miré por milésima vez, acomodando un mechón de cabello que caía sobre su frente. Nada había cambiado. Cuando la miraba, seguía sintiendo un cosquilleo en el estómago y me atraía tanto, como si de un imán se tratara. Era tan bonita que mi corazón dolía al mirarla, pero esta vez, el dolor era diferente, no era a causa de su belleza, no sentía pena o lástima, solamente había dolor. Deseaba borrar los malos recuerdos de su memoria y sanar las heridas que estaban dentro de ella, quería tomar su lugar, si eso significaba que no sufriría nunca más, podía ser yo quién llevara esa carga.

Pasé mis dedos por sus mejillas, pensando en todo lo que hubiera dado por conocerla antes. Antes de que la dañaran, antes de que perdiera la confianza en ella misma y en los demás. No podía culparla, no podía culparla de nada, ni siquiera de no haber podido confiar en mí. Debió ser increíblemente difícil para ella confesarlo, decirme todo hasta ahora, conservarlo por tanto tiempo. Solo podía imaginar lo que sentía cuando le preguntaba acerca de sus pesadillas, al menos, parecía haber dormido tranquila está noche.

Sus ojos comenzaron a abrirse pesadamente, mi mano seguía acariciando su mejilla y sin saber que hacer, me quedé estática. Parpadeó algunas veces, antes de abrir los ojos por completo y mirarme fijamente, supuse que sería incómodo para ella percatarse de que nuestra posición seguía siendo la misma. Estaba sentada y ella se encontraba entre mis piernas, le sujetaba la espalda con el brazo izquierdo, mientras su cabeza estaba recostada sobre mí hombro, y ahora tenía una mano en su rostro. Pasaron los segundos sin que ella dijera algo, yo tampoco lo hice, no sabía que decir y creía que cualquier pregunta sonaría absurda en este momento. Quise ocultar mi nerviosismo y me obligué a hablar.

- Ya amaneció -
Comenté en un tono bajo.

Yuri pareció despejarse cuando pronuncié esas palabras, y en un instante, se reincorporo sentándose rápidamente. Sentía más que el cuerpo entumecido, su calor se evaporó en un instante y extrañe tenerla cerca casi de inmediato.

For you, I will.Where stories live. Discover now