Capítulo 5: La casa de Jordan

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Estaba sentado en una de las bancas de la plaza. Jordán había aparcado en la plaza justo al frente de mí. Cuando él baja de su camioneta, se veía tan radiante como siempre. Usaba unos jeans negros, una polera blanca y unas botas estilo militar de color negras. En pocas palabras, él se veía increíble.

—¿Listo para irnos? —apuntó a su linda camioneta roja.

—Siempre listo—hago un saludo militar, llevándome la mano a la frente.

Ambos subimos a la camioneta. Nos sentamos y Jordán inserta la llave en el manubrio. Su camioneta era muy lujosa, tenía alfombrado el piso y el olor que se percibía era a nuevo, era fantástico.

—Oye...—Jordán se empieza a acercar a mí, quedando nuestros cuerpos a tan solo centímetros de distancia.

—¿Qué estás haciendo? —cerré mis ojos con fuerza y apreté los puños. Pude sentir como deslizaba su mano por mi cintura intentando sacar algo, finalmente su mano se devuelve a su lugar y se escucha un clic.

—Listo. No te habías puesto el cinturón de seguridad—abrí los ojos, avergonzado. Mientras Jordán arregla los espejos, pone la marcha atrás y comienza a maneja.

Por Dios, que vergüenza, no puedo creer que haya pensado que pasaría algo más que eso. Seguramente, se me estaban pegando las costumbres g de Jake.

—Hemos llegado—dice Jordán, picándome la mejilla con un dedo—No te quedes dormido.

—No me estoy quedando dormido—le replico con los ojos cerrados.

—Entonces, ¿Por qué cierras los ojos?

—Solamente descansaba los ojos.

Abrí los ojos fingiendo que despertaba de un largo sueño. En la puerta del copiloto estaba Jordan observándome desde afuera por la ventana Al abrir los ojos, nuestras miradas se encontraron.

—Sí, claro—dijo con sarcasmo, y rodó los ojos, incrédulo a mis respuestas.

Ambos entramos rápidamente a la casa. Pero nos dirigíamos a un lugar en específico, la cocina. Yo moría de hambre, esa es la principal razón de la porque yo estoy aquí, y bueno, también tenía su número de teléfono.

—¿Te gustan las croquetas de vegetales con arroz? — me preguntó la mamá de Jordán, Nicole.

—¡Sí! —dije entusiastamente.

—Si quieres puedes esperar en el comedor.

—Gracias.

El comedor era una prolongación de la cocina. Un espacio grande y amplio: una mesa redonda en la esquina de la habitación y cinco sillas. Jordán ya se había acomodado en uno de los puestos desocupados.

—Debo decir que tu mamá es muy simpática— le dije a Jordán, mientras tomé asiento al lado de él.

—¿Simpática?... Tu no la conoces. Cada vez que llega alguien a casa le muestra las fotos de cuando era bebé y dice " Ahí está mi Jordánbubu en su primer baño"—esto último lo dice en un tono más agudo.

—Es decir, ¿Qué tu mamá me mostrará pornográfica infantil de ti? —rompí en risas.

—Puede ser...—dice avergonzado— ¿Podrías dejar de reírte?

—Eso trato, pero no puedo—reí aún más. Intenté taparme la boca con las manos, para intentar disimular mis carcajadas. Pero, claramente, no se podía disimular. Me dolía el estómago por tanto reír tanto—No me debiste haber dicho eso.

—¿Y a qué se debe tanto escandalo? - preguntó la mamá de Jordán, mientras sostenía los dos platos de comida uno en cada mano. Para luego, ponerlos en la mesa; un plato para Jordán y el otro para mí. —Que disfruten su almuerzo—dijo, antes de irse.

—Eres un niño mimado—llevé una cuchara de arroz con un trozo de croqueta a mi boca —de seguro tu mamá prepara esto para ti siempre—dije con la boca llena.

—No hables con la boca llena o te va salir una ballena—dijo burlón.

JAKE
(desde aquí podrán apreciar el punto de vista de Jake)

Mi mamá me había llamado. Seguía con lo mismo, diciendo que era mi difunto hermano, Drake.

Todo empezó cuando tenía 14 años, Drake había ido a un parque de atracciones. En un abrir y cerrar de ojos, ves a tu mamá contestando el teléfono hablando con la policía, diciendo que tu hermano ha muerto por una falla técnica en la montaña rusa.

Desde ese día mi madre nunca fue la misma. Luego de lo sucedido con mi hermano, ella término con trastorno estrés postraumático, lo cual hace que no pueda aceptar la muerte de Drake, llegando incluso a confundirme con él.

Subí las escaleras y me dirigí a la habitación de Nick.

—Nick, ¿estás ahí? —golpeé la puerta. Al percatarme que no responde, abrí la puerta y él no estaba.

—¿Dónde se ha metido este mocoso? — dije para mí mismo.

Busqué entre las cosas de Nick que estaban desparramadas encima de su cama. Nada. Miré otra vez alrededor del cuarto, para ver si algo se salía de lo normal, y sobre el escritorio había un papel arrugado con un número telefónico inscrito.

Mi teléfono comenzó a sonar. Saqué el teléfono del bolsillo del pantalón, y miré la pantalla para saber quién era. Para mi sorpresa era Susan, la mamá de Nick.

—Hola— dije nerviosamente.

-—Voy al grano. ¿Cómo ha estado Nick?

—Nick ha estado bien. Ha estado todo muy tranquilo por acá—aguanté no romper en risas.

—Quiero hablar con él. Quiero decirle algo importante.

—Lo siento, pero Nick se está bañando.

—Entonces, lo esperaré en la línea.

—¡Oh! aquí viene Nick—agudicé mi voz para hacerme pasar por Nick— Hola, mamá.

—Nick, cariño, ¿Estás bien? Suenas enfermo.

—Es que me enfermé hace poco. Pero, la gran persona de Jake me está cuidando. Él es el mejor niñero que puede existir.

—Qué bueno que te estés llevando bien con él. Y, pensar que me llamabas por teléfono diciendo que él era de lo peor— maldito enano cómo se atreve— Pero, cambiando de tema, te tengo una alerta "Z", viene tu queridísima prima Lindi. Eso quería decirte, cariño.

—¿Gracias por avisar? —dije sarcástico. No sabía que decir.

—Adiós, cariño— la llamada finalizó.

¿Mi Niñero Gay? [En Pausa]Where stories live. Discover now