Capítulo 12: El amor está en el aire.

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Abrí de golpe mis ojos, entrecerrandolos un poco por la molesta luz atravesaba por la ventana. Moví mi mano por la cama para ver si hayaba un almohadón para cubrir mi rostro y seguir durmiendo. Al no encontrarlo, despegué la cabeza de la cama, pero sucedió algo muy extraño; como si mi cuerpo estuviese dormido no pude moverme, y cada vez que pasaba el tiempo una parte de tiempo hormigueba y dolía.

Armado de valor me levanté despegando la espalda de la cama. Restregué mis ojos con las manos, para poder incorporarme a la realidad.

—¿Qué rayos hago aquí?— dije extrañado.

Levantado completamente, salgo de la habitación para investigar el lugar. Llegando a la sala de estar, en la cual se encontraba Jordán durmiendo en el sofá. Me acerqué a él, y le puse una cobija.

Me acerqué a su rostro, acortando nuestra distancia. Podía ver el relajado rostro del rubio. Es raro no ver sus ojos abiertos. Aparte de su cabello rubio, sus ojos también suelen acaparar las miradas de muchos.

— ¿Qué estas haciendo?— dijo soñoliento.

— N--Nada— balbucié.

— Ajá— dijo incrédulo.

¿Pero que mierda pasaba conmigo?

— Tengo hambre... Voy a usar tú cocina...— cambié de tema para no hacer notar mi incomodidad.

—Hmm...

— Lo tomaré como un sí.

Fuí directo a la cocina, y tomé dos huevos y bacón, encendí el fuego y en un rato ya tenía mi desayuno.

— Jordán — grité— ¿Tienes hambre?.

— Hmm...

—Ya anda levantate—me quejé, moviendolé un poco, pero cada vez se tapaba mas con la cobija.— bueno. Si no te quieres levantar cosa tuya.—repliqué entre dientes.

— Qué eres molesto.— se levantó— ¿feliz?— rodé los ojos— y no me pongas ojos de huevo cocido.

Es mi idea o todo lo princeso se le va cuando duerme.

— "Deberías descansar", el doctor me pidió que te dijera eso.— ¿Doctor?— Ayer chocaste con un poste, y te golpeaste la cabeza quedando inconsciente.— finalizó.

— Pero si me siento súper bien— Sonreí de oreja a oreja—solo estoy adolorido. Es como cuando haces mucho deporte.

— Igual descansa, si es sobre tu salud...—hizo una pausa— me importa demasiado.

Mi cabeza ardió y mi corazón empezó a latir freneticamente. ¿ Tal vez deba descarsar un poco? Siento como si fuese a morir de un ataque al corazón.

— ¿Estas bien?.

— S-s-si— tartamudie.

— Te voy a llevar a casa.— dijo caminando hasta la salida. Y yo le seguí.

— Gracias por acompañarme.— dije.

— No hay problema, adiós.— y se fue.

Saqué las llaves de mi bolsillo e inserté la llave en la ranura de la puerta, para luego girarla. Antes de dar la segunda vuelta, mi mamá abré la puerta y al parecer no se veía feliz.

— Hola— pasé por el umbral, atónito ante la inesperada llegada de mi Madre.

—¿Podrías decirme que horas de llegar son estas, jovencito?— preguntó, cruzada de brazos y con una ceja alzada.

No dije nada, no tenía ninguna excusa a mi defensa.

— El silencio me lo dice todo. Estas castigado.— extiende su mano— móvil — saco en mi bolsillo el móvil y se lo paso.— Ahora en adelante, llegas a una hora decente a casa, no cuando se te antoje, y Jake me va ayudar en eso.

¿Mi Niñero Gay? [En Pausa]Where stories live. Discover now