Capítulo 1: Primer día y ya golpeé a alguien

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Desperté en el suelo con la cara pegada al teclado del notebook. Despegué mi cara de este, y sentí un leve dolor en la mejilla. Estaba seguro que tenía cuadraditos marcados en mi cara. No sabía qué hora era, pero tenía la noción de que llegaría tarde a clases y de que mamá me mataría por eso. Con solo pensarlo, me cruzó un gran escalofrío en la espalda. Por lo que, sin pensarlo dos veces, me vestí lo más rápido que pude y me dirigí a la cocina para desayunar.

No había tiempo, así que decidí tomar medidas drásticas; coloqué dos cucharadas de cereal en la boca, y luego tomé un sorbo de leche, haciendo un desayuno express. Abrí la puerta principal de la casa, y corrí al instituto velozmente, mas no pude evitar llegar tarde. Entonces, me quedé fuera de la sala y toqué la puerta para entrar a clases. Una señora de unos 60 años me abre la puerta y frunce el ceño por la interrupción de la clase.

—Y a usted... ¿qué le paso? — se cruza de brazos.

Me rasqué la nuca de forma nerviosa, mientras toda la clase veía como la profesora me reprendía por ser impuntual e interrumpir la clase

—pues, yo...- justo cuando iba a terminar la palabra, me interrumpe.

—Excusas, excusas, excusas. Mejor vaya a sentarse —Me apunta con el dedo, hacia un asiento vació al lado de la ventana.

Tomo asiento y mi compañero de puesto llama mi atención, tocándome el hombro con la mano. Mi primera impresión a simple vista, fue ver que aquel chico pelirrojo con ojos grises era unos 10 centímetros más alto que yo.

—Hola, me llamo Stan — hace un ademán en forma saludo.

—Hola —digo tímidamente —Soy Nick Truscott.

—Sé que ser el chico nuevo es difícil, pero cuanto te adaptas, todo es más genial — Me sonríe.

Después de hablar por un buen rato con Stan, el tiempo se fue volando, y la campana sonó. Tomé mis cuadernos lo más rápido que pude y me dirigí a mi casillero. Sin embargo, justo cuando iba a doblar para llegar al casillero, sin darme cuenta, choco con un chico.

—Deberías tener cuidado — le dirijo la mirada y sigo caminando. En una de esas, si camino rápido, logro perderlo de vista.

—¡Oye, te estoy hablando, discúlpate! — vuelve a decir. Me detiene agarrándome del brazo, y luego, toma mi barbilla para que lo mire a los ojos. Sus ojos eran tan negros, que podía ver mi reflejo — ¿Te gusta lo que vez? — me dice en tono burlón.

—¡Ja! ya quisieras —dije sarcásticamente con un toque frivolidad.

—¡Oh, la cosa habla! — se ríe burlándose de mí. Dañando mi ego y despertando mi enojo.

—¿Me hablas a mí? — apunté con la punta de mi dedo índice a mí mismo fingiendo inocencia — Sabes...la única cosa rara que veo aquí, eres tú — vuelvo a apuntar con la punta del dedo, mas esta vez, dirigido a él con brusquedad. Acompañado de una leve carcajada.

—¡Oh! el enano se enojó — vuelve a reírse — ¡Todos corran que nos va atacar con sus poderes de enanés y nos abrazaré hasta la muerte — ríe más fuerte.

Creo que esa fue la gota que rebasó el vaso, para mí, la altura era un tema delicado, ya que mi primera novia me dejó diciendo que era muy enano, y que quería tener como novio a alguien más alto. Aquello dañó por completo, y dejó una marca que no he podido superar.

Entonces, Sin pensarlo dos veces, empuñé la mano como reflejo, y le pegué un puñetazo en la nariz al chico frente a mí. Dejando su nariz enrojecida con un leve sangrado en una de las fosas nasales. Mientras, él se retorcía de dolor en el suelo en posición fetal.

—¡Ahora que piensas de los enanos, idiota! —le grité y reí en su cara haciendo un baile de la victoria un poco extraño.

Recogí mis cosas que se encontraban esparcidas por el suelo y las guardé en mi casillero, el cual sólo estaba a unos pasos de ahí. Luego de cerrar el casillero, a unos pocos metros, Stan me mira y se acerca amistosamente al lugar donde estaba.

—Hola de nuevo — dice Stan alegremente.

—Hola —le digo de forma apagada.

—¿Qué paso? — la expresión en su rostro notaba preocupación.

—Golpee a alguien.

Por alguna razón, a pesar de sentir tanta felicidad por haber golpeado a ese chico, ahora siento miedo e inseguridad. Seguramente, porque en mi interior sé que él no me dejará ir, así como así.

— ¿Cómo que golpeaste a alguien? Es tu primer día, ¿y ya causas polémica? — abre los ojos sorprendido — ¿A quién golpeaste?

—No sé... era un chico alto de cabello negro, y ojos cafés oscuro.

—Ese chico me huele a Jake Taylor — mira seriamente.

¿Jake Taylor?

¿Dónde habré escuchado ese nombre?

¿Mi Niñero Gay? [En Pausa]Where stories live. Discover now