—¿Cómo acabó todo?

—Hubo una fiesta en casa de Damián, uno de los mejores amigos de Theo. En ese momento, Theo y Vinka estaban en una relación intermitente, pero esa noche ellos estaban juntos y Theo llevó a Vinka a la fiesta. Todo se veía bien entre ellos, compartían con normalidad. Cuando Vinka estaba presente, nadie mencionaba las aventuras que Theo solía tener con otras chicas y él no consumía nada más que un par de cervezas. Era como si se convirtiera en otra persona cuando estaba ella presente.

—Objeción —interrumpe el abogado de Theo—, ¿podrían ir al grano?

—No ha lugar —responde la jueza—. Continúe.

—Como decía, todo se veía normal y tranquilo, hasta que Theo y Vinka desaparecieron por un rato y cuando los vi de nuevo, Vinka estaba intentando alejarse de Theo y me pidió que la ayudara a salir de la fiesta sin él. Ella salió corriendo y yo intenté retener a Theo dentro de la casa tanto como pude.

—¿Sabes que desencadenó toda esa situación?

—En primera instancia creí que Theo la había golpeado, pero luego, discutiendo con él, mencionó que Vinka no había querido tener relaciones con él y que estaba enfadado por eso.

—¿Sabes que ocurrió después de que Vinka se fue de esa fiesta?

—Theo salió a buscarla minutos después de que ella se fue, pero al día siguiente ella me escribió y dijo que estaba en su casa y que todo estaba bien. Tiempo después ella me confirmó que había escapado porque Theo había intentado forzarla.


Antes.

Andar en bicicleta por la ciudad en esta época del año es fascinante. Todo está lleno de pequeñas luces navideñas que se encienden y apagan como si bailaran al son del constante movimiento urbano.

El aire frío repiquetea en mis oídos al bajar por las avenidas a toda velocidad y se mezcla con la voz de Alex Turner cantando Fluorescent Adolescent en mis audífonos. Hasta que una llamada entrante pone la música en pausa y me detengo para atenderla.

—¡Hola!

—Hola, Vins. ¿Ya vienes?

—Sí, estoy a un par de cuadras de mi casa. Dejo mi bicicleta y luego camino a lo de tus padres.

—¿No quieres que pase por ti?

—No es necesario, solo tengo que caminar una cuadra.

—Ya se está haciendo de noche...

Niall ha estado inquietantemente preocupado de mí esta semana. Creo que, desde el incidente de su madre con el auto, de alguna manera se ha vuelto un poco más temeroso de todo. Eso, sumado a sus exámenes de fin de año, podría convertirse en una bomba de tensión y nerviosismo que explotará en algún momento.

—Vale, sí. Tienes razón —digo. Si con eso va a estar más tranquilo...

—Genial, te espero ahí.

—En cinco minutos.

—Anda con cuidado.

Me resisto a la tentación de rodar los ojos y continúo mi viaje hasta casa. Niall viene caminando a escasos metros cuando me detengo frente a mi casa. Espera a que deje mi bici dentro y caminamos juntos.

En cuanto Greg nos recibe en la casa de su madre, me invade un aroma a canela, carne horneada y algo más. Si el olor a Casa de Cuentos existiera, sería este.

—¿Cómo estás, V? —pregunta Greg y me da un abrazo.

—Muy bien, ¿qué tal tú?

—Bastante bien.

Tienes una cita (fanfic n.h)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora