Prólogo

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Niccolo Alessio D'angelo Rinaldi (31)


1992


—¡Alessio! ¡No grites!


Alessio guardo silencio ante de reprimenda de su madre, sin embargo, eso no lo detuvo para seguir corriendo, las gotas de agua que marcaban todo el pasillo que él había recorrido, lo seguían adonde fuera. La ropa mojada que tenía puesta pronto empezó a molestarle.


—¡Niccolo ya basta!


El pequeño escucho las palabras des madre, como no podría hacerlo, con los gritos que pegaba. A veces era confuso que su madre pidiera tanto silencio por el pequeño Aurellio que debía dormir, cuando ella solía gritar tanto.


Alessio escucho las palabras de su madre, retándolo. Pero verdaderamente solo la miraba en silencio, sabía que había hecho mal al meterse a la piscina solo, él no lo iba hacer, pero su hermano Alessandro no se había quedado. Y su padre, menos.


El niño paso el resto de la tarde sumido en su propio silencio. Una de sus nanas lo ayudo a bañarse y cambiarse. No se dio cuenta del pasar de las horas, hasta que vio con sus propios ojos como su papa entraba a su habitación.


Alessio amaba a su padre, cada pequeño detalle de su progenitor era algo para admirar. Desde la formalidad con la que siempre vestía, hasta la manera en que hablaba.


—Alessio, ¿Cuántas veces te he dicho que no debes meterte solo a piscina? Es peligroso pequeño.


—No es mi culpa—se excusó el niño viendo a su padre—. Tú y mi hermano me abandonan.


—¿Abandonar? —repitió su padre con un extraño tono.


—Si—dijo efusivamente el niño—. Siempre se van y me dejan, nunca me llevan.


—Hijo mío, solo vamos a ver cosas del trabajo, aun eres pequeño para...


—No soy pequeño papi—exclamo el niño con sus siete años—. Soy grande y quiero aprender, quiero saber todo—decía mientras su padre solo lo miraba—. Quiero ser muy bueno, tanto como tú lo eres, de grande quiero ser como tú y mejor papi.


* * *


Cassandra Sapphira Spyrou (26)


1996


—¿Cass? ¿Estás aquí cielo?


Cassandra dejo de ver el aburrido libro y junto con su institutriz, miraron a la entrada, su hermosa madre las miraba con una suave sonrisa de amabilidad.


La niña no tardo nada en despedirse de su profesora para seguir a su madre. Su largo cabello se movía con ella mientras seguía a pequeños saltos a su progenitora.


Ella escucho con mucha atención cosas que su madre decía, sin verdaderamente entender, mientras comía sus galletas. Su mami era tan especial, bella y perfecta.


Ella quería ser como su mami, ser una estrella brillante y perfecta.


—¿No crees, Cass? —la niña asiento como hacia siempre sin saber que preguntaba, tomo ora galleta mientras su madre volvió a hablar—. Ven, te cepillare el cabello.


La niña se sentó a los pies de su madre después de acercarle el peine, mientras seguía entretenida con su galleta, sentía las suaves manos de su madre en su cabeza.


—Eres mi perfecta niña griega. Tan bonita—una sonrisa adorno el rostro de la pequeña al escuchar a su madre—. Especial y perfecta.


Cassandra rio encantada con las palabras de su madre.


—Recuerda cariño, en un futuro, debes ser muy bella, muy muy bella—le recordó—. Sonreír mucho y más a los niños—le señalo—. Tienes que conseguir un buen partido, aún falta mucho, pero cuando te cases, será con alguien muy muy...


—Importante—prosiguió la niña por ella.


—Exactamente Cass, muy importante y rico. Como tu papi. Y debes tener muchos, muchos bebes.


Cassandra no dijo nada, solo siguió comiendo, a veces su mami la aburría, pero, aun así, ella quería ser como su mami. Quiera tener todo lo que ella tenía.


Y para eso debía ser una buena niña griega. 


Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora